Criminologia El extraordinario interés social que despierta el mundo mágico y esotérico ha posibilitado el creciente número de delitos que se cometen en este contexto. La proliferación de augures, videntes y adivinos, que se anuncian en todos los periódicos del país, ha multiplicado el número de denuncias sobre estafas y fraudes esotéricos. Un nuevo tipo de delitos que, a ojos de expertos criminólogos como el Comisario Honorario Antonio Viqueira Hinojosa, están llamados a acaparar la atención policial.
Para el veterano policía y criminólogo, uno de los mayores expertos en el tema, los delitos esotéricos se multiplicarán a medida que se acerque el fin de milenio, y continúe el vacío legal que ampara este tipo de delitos.
Hasta junio de 1989, el Código Penal podía perseguir a todos aquellos que "por interés o lucro interpretaren sueños, hiciesen pronósticos o adivinaciones, o abusasen de la credulidad pública de manera semejante", pero la Ley Orgánica 3/89 derogó dicho artículo. La ley derogada en 1989 jamás fue empleada por iniciativa judicial, ya que la sociedad española acepta estas actividades esotéricas como normales. Por otro lado, si un ciudadano cree que entregando 100.000 pesetas a un adivino va a tener más suerte en la vida, está en su derecho. Eso no es ilegal. Y sólo podría procesarse a ese adivino por delitos fiscales en el caso de defraudar a Hacienda, pero no por recibir ese dinero.
Y si en 1989 la "ley de los videntes" era derogada, en 1990 los españoles se gastaban más de dos mil millones de pesetas en adivinos y videntes. Sin embargo esa cifra, basada en el control fiscal, probablemente sea mucho mayor, ya que no todos lo videntes profesionales mantienen una licencia de "trabajadores autónomos" y muchos de ellos forman parte de la economía sumergida que escapa al control de Hacienda.
Cierto es que existen, como en toda profesión, creyentes e idealistas sensibilizados por los problemas ajenos que llegan a consultar gratis, o a recibir fuera de consulta, a clientes desesperados que necesitan un poco de consuelo y atención.
De hecho, probablemente el trabajo de los consultorios esotéricos tiene más de psicoterapia que de paranormal. Pero también es cierto que se multiplica año tras año el número de "embaucadores del misterio" que, tras leerse dos libros y comprar un juego de tarot en unos grandes almacenes, montan un nuevo chiringuito esotérico.
El alucinante incremento del paro es directamente proporcional al número de consultorios ocultistas que se crean en una ciudad. No existe ni una sola ciudad o pueblo en toda nuestra geografía que no cuente con uno o varios adivinos capaces de conocer nuestro futuro y solucionar todos nuestros problemas por un módico - o no tan módico - precio. La ignorancia, la angustia y la credulidad son las herramientas que utilizan numerosos videntes para ejercer su trabajo.
"Bi-dentes" y "parasito-logos"
En una carta fechada el 15 de diciembre de 1988, y en respuesta a una pregunta efectuada por Federico Sánchez, por entonces presidente de la Agrupación Parapsicológica de la Comunidad de Madrid, la Secretaría General del Consejo de Universidades españolas concluía: "En contestación a su escrito, le significo que entre las propuestas de titulaciones universitarias remitidas a información pública por la Ponencia de Reforma de las Enseñanzas, no figura la relativa a los estudios de parapsicología, sin que tampoco dicha disciplina sea objeto de materia troncal en las diversas titulaciones propias de este campo".
Con este escueto pero sustancioso párrafo, la Secretaría del Consejo de Universidades zanjaba una polémica: no existen parapsicólogos en España. Mientras que en otros países como EE.UU o Inglaterra, sí existen universidades que mantienen laboratorios, y hasta alguna cátedra de parapsicología, en España, quien se autotitule "parapsicólogo diplomado", sencillamente está mintiendo.
Aún a pesar de que en los años 90 se hayan creado asociaciones comerciales autodenominadas "Facultad de Parapsicología", "Universidad Libre de Parapsicología", "Colegio Profesional de Parapsicólogos", etcétera, ninguna de estas asociaciones cuenta con ningún reconocimiento ni convalidación especial de sus diplomas. De hecho, un análisis legal de esas pretendidas "universidades", invalidaría absolutamente todas sus pretensiones académicas. Estas asociaciones se dedican a la confección de cursos por correspondencia (o personalmente) de parapsicología, astrología, hipnosis, etcétera. Todos ellos de pobre contenido y a los que suelen acudir videntes y adivinos profesionales ansiosos de un diploma (aún de nulo valor académico) con que justificar sus actividades comerciales.
En este sentido, la falta de manifestación por parte de los estamentos académicos pertinentes hace que cualquier individuo pueda autodefinirse como parapsicólogo, ufólogo o astrólogo sin incurrir en ningún delito de intrusismo profesional. La sobresaturación de "parapsicólogos diplomados" que echan las cartas, leen el futuro o ven el aura ha creado una lamentable confusión de términos.
El parapsicólogo, tal y como se entiende en los países en que existe esta formación universitaria, no posee ninguna capacidad paranormal, sino que es el científico que estudia dichas capacidades. Igual que el cardiólogo no es el enfermo de corazón, ni un dentista el que padece la caries, sino el que la trata, el parapsicólogo es quien estudia lo paranormal.
Lamentablemente, parapsicólogo y vidente son términos que ya se han convertido en sinónimos. Y esto ha hecho que los verdaderos investigadores y científicos que analizan los fenómenos paranormales se hayan visto en la necesidad de renegar del concepto "parapsicólogo" ante el soberano descrédito en que ha caído la definición.
Un simple vistazo a cualquier revista especializada o no especializada, nos mostrará anuncios en los cuales "parapsicólogos diplomados" se ofrecen para curar enfermedades, ver el futuro, el presente o el pasado... (y el pluscuamperfecto), limpiar el aura o contactar con guías espirituales. La mayoría de ellos demuestran una incultura científica y esotérica despampanante y solo sirven para demostrar, sin lugar a dudas, que los fantasmas existen... pero no están muertos. Más que parapsicólogos cabría hablar de "parasito-logos". Y más que videntes, podría calificárselos como "bi-dentes", armados de dos dientes - afilados colmillos - con los que vampirizan y parasitan a sus clientes...
Fraudes esotéricos más habitualesEl pasado año 1995 se realizó un estudio sobre los fraudes esotéricos coordinado por la publicación gallega "El ojo crítico". Tras publicar una serie de anuncios en revistas y programas esotéricos solicitando la colaboración de ciudadanos que considerasen haber sido víctimas de una estafa esotérica se recibieron docenas de cartas y llamadas telefónicas desde Madrid, Mataró, Almería, Bilbao, Murcia, Santander, Córdoba, Salamanca, Málaga, Tarragona, Barcelona, Zaragoza, toda Galicia e incluso México. Un pequeño e informal estudio estadístico sobre las denuncias recibidas se publicó en el número 9 de "El ojo crítico", y resulta sumamente ilustrativo.
Según este informe es sorprendente observar que, a pesar de las sumas de dinero estafadas, un 25% de las cartas recibidas son anónimas. El denunciante se limita a remitir su queja, en muchos casos acompañada de recortes de prensa, o anuncios clasificados de periódicos, sin facilitar su nombre ni dirección. Desde el punto de vista legal estas denuncias carecen de todo valor.
Por otro lado, casi la mitad de los denunciantes que facilitan sus datos exigen total anonimato, especificando que no estarían dispuestos a declarar ante un tribunal ni ante medios de comunicación por temor a que el vidente denunciado tomase represalias mágicas, como un hechizo, mal de ojo, etcétera. (Dato este muy interesante)
Nos ha sorprendido que en un 15% de los casos el estafado consiguió, por sus propias presiones al vidente, recuperar el dinero invertido. Las sumas estafadas oscilan entre las 40.000 pesetas (en los "timos menores") aumentando el número de denuncias de timos a partir de 100.000 pesetas. En algunos casos la suma supera el medio millón. Respecto a la causa del timo, problemas de pareja y de salud, se reparten a partes iguales el 73% de los fraudes, en el 27% el cliente acudió a la consulta del vidente por problemas económicos o de trabajo.
En cuanto a las técnicas de fraude, el "timo del trabajito" es la estafa esotérica más usada, sumando el 60% de las denuncias recopiladas. Un 15% se quejaba de timos a causa de anuncios de "videntes a distancia", un 5% se refiere a "videntes nómadas" y otro 5% a amenazas directas del vidente, y el 15% restante a otros tipos. También nos ha sorprendido observar que en el 25% de las cartas recibidas el estafado pedía que se les aconsejase "un vidente auténtico" (?), e incluso escribió un profesional "serio y auténtico" ofreciendo sus servicios...
Tres timos típicosLa picaresca que rodea el mundo del misterio es muy variada, y muchas son las argucias ideadas por los falsos videntes para estafar a sus víctimas. El "timo del trabajito", los "videntes nómadas" y la "limpia del dinero" son tres ejemplos sumamente gráficos para situarnos ante el problema de las estafas esotéricas.
Uno de los timos esotéricos más practicados, y que ha conducido a más videntes antes un Tribunal de Justicia es el "timo del trabajito". La descripción esquemática de este abundante fraude es la siguiente:
El cliente acude a la consulta del cartomante, quirólogo o astrólogo, que le cobrará entre 1.000 y 5.000 pesetas. El diagnóstico, entre vagos aciertos debidos a deducciones lógicas (tez pálida = enfermedad; alianza en el dedo = casado, etcétera), será el de un hechizo, mal de ojo o "trabajito", que es el origen de todos los males del consultante. A continuación, se le ofrecerá u pequeño remedio (plantas, amuletos, talismanes, etcétera) por el que pagará de 5.000 a 50.000 pesetas, aunque algunos listillos regalarán este amuleto para ganarse la confianza de la víctima. Como el problema no se soluciona, el vidente le dirá que el "hechizo" es demasiado fuerte, y es necesario un "contra-hechizo" o un "trabajito". Este puede consistir en un ritual mágico en su propia casa, en un bosque o cruce de caminos, etcétera. Esto le costará entre 50.000 pesetas y 1.000.000.
Si el cliente pica y paga, este puede ser el inicio de una larga serie de "trabajitos", cada cual más caro porque "hace falta más energía para luchar contra un hechizo que es más poderoso de lo que se creía". Este sangrante proceso durará lo que la paciencia del consultante o su cuenta bancaria. Uno de los procesos más significativos se produjo en Galicia. Hacía años que una mujer mantenía consulta quiromántica en La Coruña. Como buena profesional, contrataba regularmente un anuncio en la prensa regional: "Adivino el futuro; soluciono todos los problemas, magia, sanación, etcétera".
En julio de 1989, un vecino de la villa de Cerceda, acudió a una popular vidente - que era de origen portugués, aunque se hiciese pasar por brasileña por aquello del exotismo macumbero - Tras el típico diagnóstico "Veo envidias... ¡A ti te han echado un mal de ojo!", la vidente recetó hierbas mágicas bendecidas por los Exus que le enviaban de Sao Paulo.
La verdad es que las compraba en el herbolario de su misma calle por cuatro duros, y luego las revendía a sus clientes por cuatro veces su valor. Como, naturalmente, los problemas no se solucionaban, la avispada adivina aseguró que debía realizar un "trabajito de retroceso". Desplazándose al domicilio de sus víctimas, realizó, como tantas otras veces, un sortilegio en la cocina de la casa. Este consistió en derretir cera y plomo en un cazo para "ahuyentar los malos espíritus". Por tal actividad cobró a la humilde pareja 280.000 pesetas. O pagaban, o los espíritus diabólicos que atormentaban sus vidas multiplicarían su perniciosa influencia.
Viendo que los desesperados clientes pagaban sin rechistar, les comunicó que el embrujo era más diabólico y poderoso de lo que imaginaba; por eso, pronto moriría un pariente cercano. La única forma de evitarlo sería realizar un "trabajito" más poderoso. Pero claro, eso costaba más dinero. En compañía de una colaboradora, condujo a su víctima y a su esposa al monte de A Zapateira, en las afueras de La Coruña. Portaba la bruja un saco con un gato. Una vez en el lugar del ritual, la vidente portuguesa se lió, con saña pero escasa habilidad, a hachazos con el saco. Afortunadamente, el inocente animal pudo huir. A pesar del chapucero ritual, la bruja cobraría 440.000 pesetas por el sortilegio. Así, continuó realizando trabajitos y cobrando considerables sumas de dinero, joyas e incluso enseres personales que el desafortunado matrimonio entregaba llevado por el pánico y la ignorancia. Según su declaración, cuando la maga había timado más de 3.800.000 pesetas, y ante la imposibilidad física de pagar más, el matrimonio se decidió a acudir a la Policía.
En febrero de 1990, otra persona acudió a la misma vidente a través de su anuncio en la prensa. Sería la nueva víctima de sucesivos engaños aún más crueles que le harían desembolsar casi tres millones de pesetas... La víctima pondría posteriormente una denuncia contra la "meiga". Estas dos denuncias posibilitaron su procesamiento. Gracias a estos desafortunados, la "vidente do Brasil" puede costearse sus operaciones de cirugía estética, liftings y otros negocios.
Otro de los timos esotéricos que se han puesto de moda en los años noventa es el de "la limpia del dinero". Uno de los primeros casos denunciados, que ha trascendido a la prensa, fue el de una joven economista madrileña de 27 años que acudió a un "parapsicólogo espiritualista" con la pretensión de encontrar ayuda en el bache económico que estaba sufriendo. El "parapsicólogo" (¿debería decir parasito-logo?) argumentó a la joven que debía "purificar" el dinero de la misma. Ya se sabe que "dinero llama a dinero" y, según el brujo, el problema era que su dinero estaba maldito.
Siguiendo las indicaciones del brujo, la incauta consultante acudió a una hora mágica del domingo 4 de octubre a una vivienda alquilada en la calle Fuencarral de Madrid portando todo su dinero: 2.600.000 pesetas que previamente había sacado del banco para que fuese "limpiado de malas vibraciones".
El vidente introdujo el dinero en una bolsa de plástico opaca, que a su vez sumergió en una tinaja preparada con un líquido mágico para "magnetizar positivamente el dinero". Después de unos minutos, extrajo la bolsa y la envolvió en una toallas, indicando a la joven que el dinero debía reposar durante cinco horas para "impregnarse de energías positivas".
El "parapsicólogo" pidió a su víctima que vigilase atentamente el paquete del dinero mientras él salía a hacer unas gestiones. Al transcurrir varias horas sin que el brujo volviese, la joven abrió el paquete, descubriendo que los billetes habían sido cambiados por papeles de periódico. El vidente, efectivamente había "limpiado" todo el dinero de la chica antes de darse a la fuga. Este timo ha sido practicado en toda España por videntes y adivinos sin escrúpulos. Por desgracia, sólo unos pocos han sido detenidos y procesados.
Más indignante aún es una serie de timos efectuados en humildes poblaciones rurales catalanas por una falsa vidente que, tras averiguar qué familias tenían problemas económicos o de salud, se ofrecía a ayudarlos. Durante varios días visitaba a sus víctimas ganándose su confianza con actitudes amistosas y consultas mánticas gratuitas.
Cuando los incautos confiaban en las buenas intenciones de la bruja "que no cobraba nada por las visitas", ésta planteaba que la solución de todos los problemas estaba en "limpiar el dinero, las joyas y todos los objetos de valor" de la familia para purificar las malas vibraciones energéticas de dichas riquezas. Cuando la ingenua familia accedía al ritual, la despiadada estafadora cambiaba el dinero o las joyas por otros previamente preparados, desapareciendo seguidamente para viajar a otro pueblo en busca de nuevos incautos.
Otro tipo de estafas, cada vez más numerosas, se deben a los "videntes nómadas". Estos individuos operan de la siguiente manera. Alquilan una habitación de hotel, o una pensión, y establecen allí su consulta. Anuncios en la prensa local atraerán a los incautos clientes.
Como prueba de "buena voluntad" el vidente dará total garantía de sus resultados, y sólo cobrará la mitad del importe por adelantado y la otra mitad cuando se verifiquen sus poderes. "En caso de que mi magia no funcione le devolveré el dinero". Ante este planteamiento el cliente no desconfiará de la buena intención del brujo, y con gusto entregará sumas que oscilan entre las 100.000 y las 350.000 pesetas como primer pago por un servicio mágico.
Cuando pasa el tiempo, y los servicios contratados no han funcionado (tales servicios pueden ir desde la curación de una enfermedad a la solución de un problema laboral), el cliente decide acudir a reclamar su dinero. El falso vidente habrá abandonado la ciudad, llevándose las "mitades de su minuta" de docenas de personas (lo que suma cifras millonarias) habiéndose emplazado ya en otra ciudad en la que abrirá una nueva consulta, y seguirá cobrando la "mitad por adelantado" de centenares de incautos a los que estafar.
Estos tres ejemplos, como en otros muchos tipos de fraude, es posible que el falso brujo utilice técnicas de ilusionismo para encandilar a sus clientes, "demostrando" sus "poderes mágicos".
El término "mentalista" se ha utilizado con frecuencia como sinónimo de paragnosta, dotado o sensitivo, sin embargo también se refiere a una especialidad dentro del ilusionismo, la dedicada a reproducir fenómenos parapsicológicos, fundamentalmente telepatía, clarividencia, pre y retrocognicción y psicoquinesis. El mentalismo tiene su origen en aquellos cruzados que a finales del siglo XIX se dedicaron a perseguir a los falsos mediumes que tanto proliferaron en Europa y Estados Unidos a la sombra de las hermanas Fox. Desde el legendario Harry Houdini, al polémico James Randi, pasando por John N. Maskeyne o el español Antony Blake, son numerosos los ilusionistas de prestigio que han dedicado buena parte de su trabajo a desenmascarar fraudes parapsicológicos, sin embargo es fácil caer en el extremismo, considerando todos los fenómenos paranormales como fraude solo porque pueden ser reproducidos a través de la magia. Y este es un mal abundante en el mundo del ilusionismo.
Es cierto, como dicen los escépticos, que todo fenómeno paranormal puede reproducirse a través del ilusionismo. Yo mismo he "doblado" llaves con o sin contacto, he "movido" objetos a distancia, he "leído" el pensamiento, he "pronosticado" hechos futuros, he "materializado y desmaterializado" objetos, he "contactado" con espíritus, etcétera, a través de efectos de mentalismo, pero siempre dentro de un margen.
Existen una serie de limitaciones que el ilusionista no puede sortear, y ahí es donde han de demostrarse las facultades de los auténticos paragnostas. Una de las claves de la magia es que no crea fenómenos paranormales, sino ilusiones de estos fenómenos. El empalme, el forzado y el salto, por ejemplo, son tres herramientas básicas con las que cualquier prestidigitador puede hacerse pasar por el más fabuloso sensitivo ante parapsicólogos inexpertos. El "forcing", obligar a elegir al sujeto lo que él cree escoger libremente; el "stealing", técnicas para obtener información del sujeto, que el mago no podría conocer; y el "facting", hacer aparentar predicción algo que ya se conocía antes, son las tres armas del mentalista para convertirse en un perfecto paragnosta. Por eso es importantísimo, a la hora de evaluar un supuesto fenómeno paranormal, que el investigador tenga conocimientos de ilusionismo, o se asesore de mentalistas expertos. Sin embargo el cliente de un vidente no es un experto investigador, sino un sujeto, más o menos angustiado por un problema, que está predispuesto a creer en lo mágico. Y si de pronto el vidente cae en trance y hace levitar un objeto, se "atraviesa" un ojo o "lee" su pensamiento, el desafortunado consultante creerá a pies juntillas en todo lo que afirme el brujo y pagará por ello.
Como evitar las estafas
La experiencia acumulada en el estudio de este tipo de estafas nos ha permitido formular nueve medidas de precaución para intentar evitar las estafas, en caso de acudir a un vidente. No se trata aquí de enjuiciar las creencias mágicas o esotéricas, amparadas por el artículo 16 de la Constitución Española, sino de proteger al ciudadano creyente, el escéptico obviamente no acude a videntes, de posibles fraudes. Que un vidente sea honesto significa que cree en lo que hace, aunque eso no es garantía de que posea ningún poder extrasensorial, y ningún profesional honesto de la videncia - que los hay - se opondrá a estas medidas de precaución:
1. Desconfíe del vidente que pasa consulta en un hotel o habitación alquilada. Procure siempre que la consulta sea un lugar "controlado".
2. Los precios por una consulta mántica (tarot, lectura de manos, astrología, etcétera) en el mercado esotérico oscilan entre las 3.000 y las 10.000 pesetas. Una tarifa mayor puede indicar un abuso y una intención de estafa.
3. En caso de que le diagnostiquen un "mal de ojo" y le propongan un "trabajito" recuerde que, según la ley, un cobro injustificado de más de cincuenta mil pesetas está contemplado como delito de estafa; si la cifra reclamada es menor solo está tipificado como falta.
4. Desconfíe de aquellos videntes que por iniciativa propia se pongan en contacto con usted para advertirle de terribles desgracias que le esperan, de las que dicen pueden protegerles a cambio de dinero.
5. Jamás someta su dinero en efectivo, o joyas a rituales de purificación mágica, y si tiene el capricho de hacerlo utilice bolsas transparentes y no pierda el dinero de vista.
6. Siempre que sea posible acuda acompañado de un amigo a la consulta. Además de contar con un testigo presencial - que podría declarar en un juicio -, tendrá el consejo de alguien menos afectado por su problema, y por tanto más objetivo a la hora de detectar un posible timo.
7. Caso de entregar una gran suma de dinero a cambio de un trabajo de magia, exija un recibo o factura. Sólo así podrá demostrar el pago si se trata de una estafa. Si no le pueden expedir un recibo no pague en efectivo, hágalo con un cheque nominativo a nombre del vidente. Esto podría ser utilizado ante un tribunal como prueba.
8. Suponiendo que lo paranormal exista, estos fenómenos son aislados y escurridizos. Desconfíe del profesional que ostente alegremente supuestos poderes sobrenaturales, y si le es posible, consulte a un ilusionista.
9. Y sobre todo, no tema denunciar una estafa. Ningún falso brujo que recurra al fraude tiene poderes mágicos reales para hacerle daño. De tener poderes no necesitarían recurrir al fraude.
Manuel CarballalVicepresidente 2º de CIAC
Artículo publicado en el nº119 de la revista Policía