Serafín Hernández García estaba por cumplir 21 años en 1989 cuando fue
arrestado, dice, en la casa de su tío Elio Hernández Rivera, aunque la versión
de la policía lo contradice ya que fueron detenidos cuando se pasaron un retén
cerca del rancho Santa Elena, que era el templo de los sacrificios de la banda
conocida como los narcosatánicos.
Era el año de 1999, habían transcurrido diez años de los hechos en el
rancho Santa Elena de Matamoros, Tamaulipas, en donde fueron encontrados los
cuerpos de 15 personas asesinadas y descuartizadas en ritos satánicos y dos
implicados condenados a 67 años de prisión en primera instancia, Serafín
Hernández García y Sergio Martínez Salinas, accedieron a ser entrevistados por
Hora Cero en el Centro de Readaptación Social (Cereso) de Ciudad Victoria a
donde fueron trasladados en 1993.
El 9 de abril de 1989, agentes de la Policía Judicial del Estado y de la
Judicial Federal, con apoyo de preventivos mexicanos e investigadores de
Estados Unidos, arrestaron a cuatro personas -luego hubo más involucrados-,
entre ellas los entrevistados, por el secuestro del ciudadano americano Mark
Kilroy, de 21 años, sin embargo las investigaciones dieron con una banda de
personas que hacían ritos satánicos, mataban y descuartizaban a sus víctimas.
Los líderes eran el cubano Adolfo de Jesús Constanzo, radicado en Miami,
Florida y Sara Aldrete Villarreal, originaria de Matamoros, actualmente en
prisión, conocidos como “El Padrino” y “La Sacerdotisa”. Constanzo se suicidó
junto a Martín Quintana Rodríguez después de un tiroteo con la policía al ser
descubiertos en la Ciudad de México.
Las entrevistas se hicieron con autorización de ellos el viernes 26 de
marzo por la mañana en la oficina del director del Cereso y con la presencia de
Rosalba Mireles Ruiz, subdirectora técnica y operativa.
Serafín llegó primero, con una chamarra deportiva de marca, pantalón de
mezclilla y botas vaqueras; bien peinado, bigote cuidado y barba apenas
visible; con reloj, anillos y cadenas de aparente oro.
“Mi nombre es Serafín Hernández García y quiero decir que soy totalmente
inocente de todos los cargos que me están poniendo”.
“No sé si a 45 ó 37 años, pero yo estoy alejado de eso. A mí me dijeron que
por ser amigo de ellos iba a ir p’a dentro también y yo les he demostrado que
soy inocente, se los he dicho, pero nunca me han hecho caso”.
“He hablado con periodistas de Matamoros y les he dicho cosas, que soy
inocente, pero nunca me han tomado en cuenta. Yo lo que quiero es salir libre
porque en realidad no tengo nada qué ver en homicidios, ni en narcotráfico, ni
en nada”.
> ¿Te has dirigido a algún otro organismo para que te escuche?
“Ya he hablado hasta Washington y ellos (no dice quién) han visto el
expediente y han hecho investigaciones, y ellos ya saben quiénes fueron los
responsables, pero desde aquí uno no puede hacer nada”.
> ¿Puedes ser más preciso sobre a qué institución o personas pediste
ayuda?
“A Derechos Humanos y autoridades policíacas de Washington; también a
varias personas en Houston, Brownsivlle y San Antonio. Ahorita estoy hablando
con los del consulado (mexicano) en San Antonio para ver qué se puede hacer y
me dijeron que posiblemente puede haber un arreglo, pero en eso estoy”
“A mí no se me acusa directamente de nada, pero como me dijo el comandante
de la Federal (Juan Benítez Ayala) que porque era familiar de esas personas
(Elio y Ovidio Hernández Rivera), p’os se me implicó también.
> ¿Cuándo te arrestaron y en casa de quién estabas?
“En abril de 1989, hace diez años, en Matamoros. En una casa de los suegros
de Elio Hernández que era tío mío. Pues lo que pasa es que me detuvieron
también ahí; les dije que era estudiante en el Southmost de Brownsville”.
“Yo terminé la high school en Houston y me vine a estudiar a Brownsville.
Estaba estudiando también para policía. Pero en la Policía Judicial Federal,
con tortura y todo eso, yo les decía lo que sabía, lo de la escuela…”.
> ¿Tú conociste a Sara Aldrete Villarreal apodada “la sacerdotisa de
los narcosatánicos”?
“A Sara la conocí porque ella iba a la misma escuela (Southmost Collage)
donde estaba yo. No la conocía así no más de pura vista, pero no tuve
ninguna comunicación, ningún trato con ella”.
> ¿Por qué dices que te obligaron a declarar?
“Lo que pasa es que a mí no me dejaban hablar en inglés cuando estábamos en
los separos de la Judicial, me tenían amenazado de que si decía algo en inglés
me iban a matar a mí y a mi familia. Lo que pasa es que a mí ya me habían
golpeado mucho…”.
> ¿Tú eras residente de Matamoros?
“No, yo viví en Brownsville y en
Houston. Y nunca viví en Matamoros. Ese día (11 de abril de 1989 cuando los arrestaron) mi tío Elio me habló porque iba a hacer una carne asada a sus suegros y yo crucé la frontera, como cada 15 días, para ver a mis abuelos”.
Houston. Y nunca viví en Matamoros. Ese día (11 de abril de 1989 cuando los arrestaron) mi tío Elio me habló porque iba a hacer una carne asada a sus suegros y yo crucé la frontera, como cada 15 días, para ver a mis abuelos”.
“Llegué a esa casa y miré muchas camionetas, pensé que eran invitados, pero
resultó que eran Federales que estaban adentro. Me preguntaron sobre una droga
pero les dije que no sabía sobre qué me hablaban, que me dedicaba a estudiar.
Quedó así, pero después me preguntaron sobre unos homicidios y les dije que
nada tenía qué ver”.
“Me dijeron que por ser familiares de ellos me iban a dar p’a dentro
también”.
> ¿Qué edad tenías?
“Yo tenía 20 años, iba a cumplir 21 años en ese tiempo. Nací el 26 de
agosto de 1968 y yo siempre se los he demostrado…”.
> Pero, por algo te sentenciaron, no por nada, a cumplir una condena
de 69 años…
“Yo declaré que una vez me quedé a la orilla de la carretera, sin drogas
(cerca del rancho Santa Elena), sin nada, sólo les dije eso yo. Es más, mi
declaración primera ante la Federal son dos páginas nomás, entre ellos mis
datos generales, pero que nunca asesiné a fulano, que traía droga, armas, nada
de eso”.
“Ahora bien, si en esa declaración dice que nada tuve qué ver, ¿por qué
sigo aquí todavía? Desde que estaba en Matamoros hablé con Derechos Humanos,
pero nada pasó, supuestamente me iban a liberar en la sentencia, pero no se
pudo en la apelación”.
“En mi mente, Diosito sabe que nada tuve qué ver en eso, pero como quiera
uno va a gastar dinero en un amparo y otras personas van a meter la mano para
que no salga, pues no. Fue más el escandalo que hicieron de lo que pasó”.
“Ese rancho era de mis abuelos, una herencia de muchos años, un rancho de
siembra. En ese tiempo yo no sabía que Elio andaba metido con otras personas (no
dijo nombres)”.
> ¿Con el cubano Adolfo de Jesús Constanzo, el jefe de los
narcosatánicos?
“Sí. Yo lo miraba porque era mi tío, mi familiar, pero nunca supe que
andaba metido en cosas de ésas, sino hasta el último cuando me dí cuenta; por
mi lado, nunca tuve nada qué ver y sigo diciendo que soy totalmente inocente”.
“Yo quiero que se haga justicia y ven cómo es, como lo dije en Estados
Unidos y lo que quiero es mi libertad. Todos me han dicho que yo no tengo nada
qué hacer aquí”.
> ¿Pero a tí te presentaron como parte de aquella banda de
narcosatánicos?
“Sí, pero no es así. Mucha gente que me conoce, como mis amigos, saben que
nada tengo qué ver”.
> ¿Conociste personalmente al cubando Adolfo de Jesús Constanzo?
“En ningún momento, en ningún día. No conocí al cubano, ni al otro (no dijo
nombre), al único que conocía era a mi tío Elio, pero nunca supe…Ya hasta que
me detuvieron a la Federal me dí cuenta que él sí andaba metido con esa gente,
junto con otro tío (Ovidio Hernández Rivera) que anda prófugo”.
“Pero yo sigo diciendo, y Diosito sabe que yo soy totalmente inocente, y yo
lo que quiero es que se haga justicia a como debe de ser, porque a como está el
expediente y las declaraciones, yo sé que no debo de estar aquí”.
“Pues yo no me he sentido mal, yo tengo mi mente bien, yo sé lo que hice y
lo que no hice, como se lo dije al señor juez”.
> ¿Entonces qué hiciste que amerites estar en la cárcel y condenado
a tantos años?
“Pues lo que hice nomás…pues nada, nomás porque estaba estudiando pa´
policía, como dijeron ellos, pero hasta ahí nomás; yo me había dedicado siempre
a estudiar, tengo mis diplomas”.
> ¿Secuestraste a alguna persona de esos 13 que encontraron descuartizados
enterrados?
“En ningún momento, ninguna vez he secuestrado a nadie. Y como lo dije, soy
totalmente inocente de esos cargos”.
> ¿Sí o no tu nombre apareció en los periódicos como Serafín
Hernández, la persona que se dedicaba a secuestrar?
“Un secuestro me lo quitaron en la sentencia, quitaron ese cargo. Nunca me
dediqué al secuestro, nunca al narcotráfico, nunca a homicidios, más bien,
nunca había estado preso, ni había tenido problemas con las autoridades
mexicanas y americanas”.
> ¿Tú no te declaraste culpable bajo presión?
“Gracias a Dios que me dio muchas fuerzas, porque sí me golpearon bastante,
hasta me tuvieron que poner suero y vitaminas porque ellos (los judiciales)
querían que de mi voz saliera de que sí había participado en algo, pero Dios es
muy grande y me dio mucho valor y fuerzas para decir que era un estudiante
normal, pero nunca declaré que yo maté o asesiné a alguien?
> Serafín, ¿en verdad no descuartizaste a alguien?
“Nada de eso, ni de la droga, ni nada de eso”.
> Si es así, ¿cuál fue tu impresión de que habían secuestrado a Mark
Kilroy? Porque se dice que tú lo secuestraste.
“No. Bueno, eso ya lo supe yo cuando estábamos en Matamoros, me preguntaron
que si conocía a esa persona por una foto que me enseñaron y yo les dije que
esta foto la había visto en las noticias, en los periódicos, todo eso, pero
hasta ahí nomás. Después supe que apareció ahí (en el rancho), pero sí querían
que yo era”.
“Dije que yo era estudiante, nomás, pero sí me golpearon bastante”.
> ¿Cuando entraron al penal de Matamoros sentiste amenazada tu vida
después de que se descubrieron los hechos y tú estabas involucrado?
“No, porque ahí había amigos de Brownsville que estaban detenidos, pero
nunca fui amenazado, nunca fui torturado dentro del penal, siempre tuve un
trato como amigos”.
> Uno de los viejos detenidos, me comentó que les hacían bromas, que
les colgaban en sus celdas gallinas sin patas, sin cabeza, ¿es cierto?
“Bueno eso sí, pero jugando, nunca en serio. Nunca fue para pelearnos, fue
parte de las bromas, pero nunca tuve pleitos ni nada”.
> ¿Qué sentiste a tus 20 años cuando empezaron a desenterrar
aquellos cuerpos?
“Pues me sentí mal porque nunca había visto esas cosas, también porque me
querían culpar de eso. Recuerdo que también los policías de Estados Unidos me
golpearon del lado mexicano para que les dijera la verdad y una vez me
apuntaron con una pistola en la cabeza para que les dijera que yo había
secuestrado a Kilroy”.
“Yo dije que no tenía el valor para matar a una persona, menos que no tenía
el valor ni para disparar una pistola”.
> ¿Habías disparado una pistola alguna vez?
“Sí, pero sólo de petardos…”
> ¿Tú sacaste los cuerpos del rancho Santa Elena?
“Me llevaron, pero los cuerpos ya estaban sacados. A mí me involucraron
sólo porque era Hernández, por el apellido”.
> Cuando te arrestaron, ¿traías algunas armas?
“Las armas que encontraron estaban en la casa de mi tío, la droga que
encontraron estaba en la casa de mi tío. Mi tío Elio era culpable de dos
homicidios, era culpable de las armas, de la droga, entonces por eso muchos se
hacen la pregunta de qué estaba haciendo yo en la cárcel, por eso mi amiga se
desesperó y empezó a hablar a Washington”.
> Entonces, ¿quién fue el responsable de la matanza en el Santa
Elena?
“Mis familiares sabían quién era el culpable, que era mi tío Elio y mi tío
Ovidio, que anda prófugo y las otras personas. Si Dios me quiere castigar por
algo yo creo que ha sido suficiente castigo y lo que quiero es mi libertad”.
> ¿Tú tuviste alguna experiencia con drogas en esos años?
“Nunca he consumido drogas, nunca he andado en narcotráfico tampoco”.
> ¿Y tu experiencia en ritos satánicos?
“Nunca, yo soy católico e inclusive, yo todos los domingos, iba a la
iglesia. Tengo mucha fe en Dios como fe tengo en que algún día voy a salir, así
le doy gracias a Dios de que estoy vivo, que no me mataron ahí (en la Judicial)
como decían que me iban a matar si no decía nada”.
> Otra vez, si dices que no tuviste nada qué ver, ¿por qué se te
condenó?
“Como dicen unos abogados que porque fuimos muchos, la asociación
delictuosa que es crimen organizado, es lo que me está afectando a mi. Un
licenciado me dijo que yo venía hasta atrás, en el estribo, agarrado y yo sé,
como Dios, que soy totalmente inocente de todos los cargos”.
> ¿Qué ha sido de ti en estos años, a qué te dedicas, qué haces?
“Siempre he sido tranquilo. Me decido al deporte, al beisbol que siempre me
ha gustado; labro la madera, dibujo, tengo trabajos grandes de 100 ó 200
dólares. Me pagan por mi trabajo”.
> ¿Te visitaban en Matamoros tus amigos, tus familiares? ¿No se
alejaron de ti una vez que estabas etiquetado como criminal?
“Supuestamente. Sí iban mis amigos porque sabían que nada había hecho yo”.
> ¿Pero estabas enterado de que Elio y Ovidio sí estaban metidos en
eso?
“Yo me di cuenta ya al último, después de que estábamos adentro todos. Yo
no fui contacto de ellos, yo me dedicaba al beisbol y salí a jugar hasta
Colorado y Miami. Hasta ahí nomás, era pitcher y primera base, pero nunca me
dediqué al narcotráfico”.
> ¿Por qué te trasladaron en 1993 del penal de Matamoros a Ciudad
Victoria?
“Por supuestos rumores de intento de fuga, pero no había nada de eso, por
presión de dinero, de algunas personas que querían dinero, sólo eso, por decir
un traslado para Almoloya, que me iban a trasladar a Almoloya”.
> ¿Ese dinero que te pedían esas personas era para que no te
llevaran a Almoloya?
“Supuestamente, pero no se los dí. También decían en Matamoros que
traspasábamos paredes, pero nada de eso, yo era católico y me dediqué a otras
cosas”.
> ¿Tu historia y tu relación con esa banda es diferente, por
ejemplo, a la de Sergio Martínez?
“No sé, porque es otra persona”.
“No”.
> ¿Dónde lo conociste entonces?
“En los separos de la Federal. Nunca lo había visto”.
> ¿Y de las víctimas que sacaron del rancho Santa Elena conociste a
alguno de ellos?
“A ninguno, a ninguno de ellos conocí”.
> ¿Tus padres te siguen viendo acá?
“Ahorita no me han venido a ver pero sí vienen. Soy buen recluso, no me
porto mal, nunca he tenido problemas, ni privilegios”.
> ¿Si alguien viene a visitarte puede hacerlo sin que le vaya a
pasar nada al estar contigo?
“Sí, porque soy humano, soy católico, ningún animal ni narcosatánico como
dicen, soy una gente normal”.
‘Elio y Constanzo tenían sus cosas’
Sergio Martínez Salinas, a sus 33 años, cuenta su verdad, no aquella
archivada en los juzgados por lo cual fue sentenciado a 67 años de prisión por
su relación con la banda que aterrorizó la frontera de México cuando fueron
encontrados los 13 cuerpos en tumbas clandestinas, víctimas de ritos satánicos.
Sergio esperó su turno esa mañana del 26 de marzo pasado, se presentó con
una playera sin mangas, pantalón corto de mezclilla y tenis; medio despeinado,
barba corta y bigotes medianos, y nada de joyas.
“Mi nombre es Sergio Martínez Salinas y estoy por cumplir 34 años”.
> ¿Cuál fue tu participación en los hechos del rancho Santa Elena de
abril de 1989?
“Mi participación fue ser vecino de las personas éstas, del señor Elio
Hernández y de su familia, eran vecinos de la colonia (Bancaria) y le ayudaba a
sus papás a llevarlos, como mi negocio era traer autos de Estados Unidos, los
llevaba al doctor, a ver a sus familiares, a sus conocidos”.
> ¿Qué recuerdas de aquellos días, de la noticia que dio vuelta al
mundo?
“Sí, hicieron muy grande aquella cosa. Ahorita sólo me queda esperar el
perdón de Dios, pues de quién más, y si Dios nos tiene castigados no solamente
es por eso, sino por lo que podamos haber hecho en toda nuestra vida”.
> Sergio, ¿de qué se te acusó directamente?
“Me sentí cómplice de no delatar, nada más, por miedo de mi persona y por
mi familia, porque pienso yo que (Constanzo) era una persona que no estaba bien
de sus cabales (sic); estoy hablando de la persona que tenía sociedad con Elio.
> ¿Te refieres al cubano Adolfo de Jesús Constanzo?
“Sí, tenían amistad y tenían sus cosas, pero uno no tenía por qué saber sus
cosas”.
> ¿Tu conociste personalmente a Constanzo?
“De vista, de cuando llegó a Matamoros, pero nada más, yo sólo estaba ahí
pegado con la familia. Yo trabajaba en el rancho, en todas las tierras que
tenían rentadas; recoger, trillar, eran tierras de ellos”.
> ¿Pero igual trabajabas en el rancho Santa Elena?
“Sí, en cualquiera, si se fregaba una trilladora, un tractor, pues iba a
llevar las partes al trabajador, nada más. Como chofer del señor”
> ¿Sabías que estaban implicados en el narcotráfico?
“No. Sobre eso nada, eso era muy aparte. Yo trabajaba como chofer”.
> ¿Cuándo te arrestan y dónde?
“Un nueve u ocho de abril, en la casa de los suegros de Elio Hernández a
donde fui a buscar una parte mecánica y me arrestaron. Desde entonces aquí
estamos”.
> ¿Te declaraste culpable?
“No. Yo siempre me declaré inocente, a base de las declaraciones de la
misma Federal o del Ministerio Público. Ellos traían a todo mundo en aquellos
tiempos, tuvieran o no la culpa”.
> Pero hay fotos de la época donde tú estás excavando en las tumbas.
“Sí, me llevaron a excavar, pero fue para involucrarme más, pero cómo les
decías que no. Me golpearon antes hasta que se cansaron, por eso dije que sí”.
> ¿Y qué era lo que te pedían que declararas?
“Que sí había una carga (de droga) y que sí tenía conocimiento de esas
cosas. Yo no sabía nada. Pero si había, yo no sabía nada y nunca sacaron nada
de ningún lado. No sé qué delito tenían que perseguir en contra mía, en lo
personal, pero si es por eso, por andar con la familia, pues ni modo”.
> ¿Tú aceptaste que habían secuestrado a las personas que fueron
encontradas descuartizadas?
“No, yo nunca declaré eso en ningún momento, a nadie, ni inclusive Serafín
que había venido de vacaciones y me encargaron de llevarlo a pasear como
chofer”.
> ¿Tú aceptaste que habían matado a alguien?
“No, nunca, inclusive una vez le dije al comandante que nos detuvo que
ninguna de esas personas que salieron ahí (de las tumbas) en lo personal,
ninguna me hizo algo a mí, ni a mi familia. Pienso que si algo hubieran hecho,
atentado en lo personal, a lo mejor hubiera hecho, a lo mejor. No tenía
motivos”.
> ¿Diez años después de aquello me puedes decir quién secuestró a
Mark Kilroy?
“Siempre se habló de que fue la persona el cubano, pero realmente nunca se
supo”.
> ¿Tú viste que hizo eso?
“Jamás, inclusive yo quisiera hablar con los familiares de este muchacho
(Kilroy) y decirles que si tienen algo en contra mía, no tienen porque tenerlo.
Si yo pudiera tener una entrevista con ellos sería muy bien”.
> ¿Quién dice que afuera de la casucha de madera del rancho estaban
los cuerpos enterrados y por qué te llevan a ti a desenterrarlos?
“No, nomás, sólo porque se acomodó todo el asunto y la Judicial Federal. La
Federal para cuando nosotros fuimos ya tenía todo arreglado, todo afuera, todo
sacado. Ignoro quién haya dicho y quién haya ido a moverle”.
> Cuando te arrestan, ¿tú no andabas huyendo? Porque, sobre todo,
había mucha presión para encontrar al secuestrado.
“Yo no andaba huyendo, no tenía ningún, ningún… me sentía tranquilo. Ese
día que me detuvieron iba de compras al otro lado (Brownsville) con mi novia en
aquel tiempo, sin ningún pensamiento de sentirme acorralado, ni perseguido, ni
nada”.
> ¿Te sentían implicado en todo eso?
> Me puedes decir en detalle, ¿en dónde te arrestaron, con quién
ibas?
“Iba con un hermano menor mío, eso fue lo que a mi me asustó, y acepté que
me llevaran. Me pusieron la famosa tortura de la bolsa de plástico unas seis o
siete veces, me desmayé dos o tres veces. Le había pedido a mi hermanillo un
aventón para ir por una herramienta para arreglar mi auto y poder ir con mi
novia al otro lado”.
“Pensé que a mi hermano lo tenían (los agentes) en otra parte y que le
estaban haciendo lo mismo que a mi, y él ni siquiera trabajaba con esas
personas”.
> ¿Tu sabías que Elio conocía a Constanzo?
“Sí, pero ignoraba por qué se conocían, qué hacía, era un antiguo amigo de
su familia o de equis”.
> Disculpa pero, ¿después los presentaron o no como asesinos que
sacaban la columna vertebral a sus víctimas, y el corazón, después de matarlos?
“Sí, pues se hizo todo un asunto grande, pero todo fue una farsa, digo yo.
Si fue verdad al menos yo nunca estuve ahí…”.
> ¿Dónde? ¿En la casucha aquella de madera del rancho donde hacían
los ritos?
“Yo nunca estuve ahí. La casucha la miraba a lo lejos, porque inclusive no
está en el rancho, está retirado, pero era una cosa que a mi no me incumbía, ni
a qué ir, vaya. Yo estaba en el casco del rancho donde salía la maquinaria
agrícola, la gasolina”.
> ¿Cuál fue tu relación con Elio, era cercana?
“Cercana, cercana, en cuestión de amistad nada más, porque ellos eran del
poblado Ramírez y se fueron a vivir a una cuadra de la colonia donde yo vivo,
una manzana”.
> ¿Elio tenía cuantas pendientes como dijo Serafín?
> ¿Tu habías practicado ritos satánicos?
“(Se ríe) No, yo soy católico cien por ciento, en ningún momento. Sabré por
libros porque uno es curioso y lee, pero así de saber, pues no. Uno es curioso
y lee lo oculto como quiera alguna vez, pero de esas cosas, no”.
> Entonces, ¿puedes afirmar que tú no planeaste secuestros,
asesinaste?
“No, olvídese, a nosotros nos desgraciaron en lo físico y en lo moral
cuando nos golpearon. Mi familia es una familia de bien”.
> Pero entonces, ¿por qué se te implica y te sentencian a… cuántos
años?
“Ahorita traemos 50 años, pero nunca me declaré culpable de nada, nos
estamos defendiendo porque esos homicidios no son míos y contra la salud yo no
tengo nada. En ninguna de mi propiedad había cargamentos de drogas o lo que se
diga, a mí no me agarraron con nada”.
> ¿Tú conocías a las víctimas que desenterraron?
“A ninguna, inclusive…(silencio)”.
> ¿En base a qué el juez te sentenció, a que te implicaron Elio o
Sara Aldrete?
“Puede ser, realmente no sé la misma situación que pasó”.
> ¿Conocías a Sara Aldrete?
“A Sara sí, era hermana de una novia que yo tuve cuando estaba chamaquillo
en la secundaria, así fue como la conocí y después la volví a ver. Siempre
frecuenté a su familia, a su madre, pero en plan de amistad, en la colonia
Electricistas”.
> ¿Y sabías que ella andaba en asuntos narcosatánicos, en asesinatos
de ese tipo?
“Nada, nada. Lo único que platicaba era de su matrimonio y de su escuela,
porque estudiaba; de su esposo que se había casado, que tenía problemas”.
> Otra vez, ¿a Constanzo cómo lo conociste?
“Lo conocí, pero de vista, después supe quién era, que tenía problemas allá
en México, pero de conocerlo, de que yo hablaba con él, nada. En esa forma no
tuve acercamiento, mi límite era `súbete al carro´, `llévame aquí´, `ve paga
aquello´, `paga los impuestos´, yo por tener un sueldo porque la vida estaba
difícil en aquellos tiempos”.
> ¿Quién te pagaba? ¿Elio?
“Me pagaban los papás, es más, no era un sueldo, era un pago por un favor.
Si tenía que llevarlos a Monterrey tres o cuatro días me pagaban”.
> ¿Supiste que Elio estaba relacionado con el narcotráfico?
“Supe de su familia, en otros tiempos, pero era muy aparte, éramos vecinos.
A Ovidio (Hernández Rivera) el prófugo sí lo conocí, era de los que más estaban
en la casa, eran los más pequeños que siempre estuvieron con su papá”.
> Pero volviendo al rancho, ¿tú eras quien señalaba las tumbas
clandestinas?
“En ningún momento, la Federal era la que estaba señalando. Ellos
decidieron dónde había una persona, inclusive, no dieron dónde estaba y me
pusieron a escarbar en un lugar y en otro. Yo y unos empleados de la funeraria
escarbamos, lo hicieron para humillarme y me presté”.
“Yo fui porque no tenía nada que temer, no tenía nada que temer. Si yo fui
es porque nada temía”.
> ¿Ustedes temieron por su vida cuando entraron al penal de
Matamoros?
“No, yo soy persona de Matamoros, nunca pensé en eso. Cuando llegamos nos
hacían bromas pero fuera de eso no pasó nada”.
> ¿Los respetaban como narcosatánicos, les guardaban distancia?
“No, nos trataban como a cualquier otro compañero. Nos golpearon cuando
llegamos ahí para aparentar una cosa ante toda la población, pero no tenía
caso, como cuando llega un violador. Después todos estaban contentos”.
> ¿Por qué en 1993 los trasladan a Ciudad Victoria?
“Realmente yo no estoy enterado”.
> ¿Intentaron fugarse Elio, Serafín, David Serna Martínez y tú?
“Nunca intentamos eso, pienso que a lo mejor fue algún enguaje, a lo mejor
de que se sentían incompetentes de tenernos ahí, que pensáramos en alguna fuga,
pero para empezar ni sentenciados estábamos. Yo mismo no sabía cuántos años me
iban a dar”.
> ¿Para ti la sentencia, primero a 69 años, fue justa, te lo
merecías?
“Estuvo muy mal porque pienso que si uno de mis compañeros, de los que nos
trajeron en el enjuague éste, se declaró culpable de dos homicidios, ¿por qué
nos tenían que involucrar y por qué nos tenían que achacar todos los homicidios
y los cargos que nos impusieron? No se puede, si yo era el que regaba las
plantas, ¿por qué tenía que hacer otras cosas?”.
> ¿Tú no participaste en secuestrar a Mark Kilroy?
“No, en ningún momento. Yo me entero de esa persona cuando estoy detenido
completamente en manos de los
judiciales. Inclusive llegué a ir varias veces a Brownsville y en las casetas estaba la foto de un muchacho perdido”.
judiciales. Inclusive llegué a ir varias veces a Brownsville y en las casetas estaba la foto de un muchacho perdido”.
> ¿Nunca pensaste en huir de Matamoros?
“No, ¿por qué? No tenía ningún motivo, no sentía ninguna culpa. Si yo tenía
la culpa de haber levantado a ese muchacho, que lo habíamos secuestrado, así
como lo andaban buscando…”.
> Pero, ¿sí o no los presentaron a ustedes como asesinos,
narcosatánicos, que sacaban corazones y bebían la sangre de sus víctimas?
“Claro, porque fue una vil mentira, al menos en mi persona. Si aquella
persona (Constanzo) hacía lo que hacía o no sé qué hacía, es cosa de ellos. Yo
sólo acudía al rancho, al casco a checar que se levantara la cosecha”.
> ¿No estabas metido en el tráfico de drogas, ni eras vigilante de
cargamentos?
“No, en ningún momento”.
> Pero, después se dijo que mataban a las personas por cuentas
pendientes del narco…
“Si eran cuentas pendientes eran de ellos, en todo caso. Yo no tenía nada
qué ver, a mí me desgraciaron totalmente”.
> ¿Elio estaba ajeno a todo ésto o tuvo mucha responsabilidad?
“No, pues póngale que a lo mejor pudo tener responsabilidad, pero sólo él
lo puede decir”.
“No, a nada. El sabía que yo soy inteligente como para aceptar una cosa de
esas. Yo le decía que no me metiera en nada”.
> ¿Consumías drogas?
“En consumo sí, pero fuera de eso es otra cosa. Fui adicto en algún tiempo,
de muchacho. Algo normal en la frontera y ahorita más, qué bueno que pasaran
eso de golpe”.
> ¿Qué es de tu vida después de diez años de cárcel?
“Pues levantarme, almorzar, un regaderazo y trabajar para no hacer tan
largo el día. Hago cuadros de recortes, collages como se llama, los vendo a mis
familiares. Hago deportes, hago softbol, no me gusta hacer deportes rudos porque
yo juego limpio”.
> ¿Tienes buena conducta?
“Generalmente sí, tengo mi novia que viene todos los días, me trae de
comer, convivo con ella y se va. En la tarde que queda veo la tele, ceno y me
voy a dormir. Mi familia viene cada dos o tres fines de semana”.
> ¿Sentiste distanciamiento de tus amigos después de todo lo que
pasó?
“No, están muy pegados conmigo porque sabían cómo era yo. Al contrario,
pero al ver que no pueden hacer nada, pues no hacen más”.
> ¿Tu abogado apeló a la primera sentencia?
“Sí, nos habían dado 67 años y después nos bajaron 17 años. Fue una cosa
muy inusual, no sé”.
> ¿Si alguna persona te quisiera conocer le aseguras que no le vas a
hacer ningún daño?
“Absolutamente nada, inclusive no tengo ningún rencor con la policía que me
detuvo. Yo lo que quiero saber que si éste es un castigo de Dios, no lo acepto
por lo que pasó, sino por todo lo que pude haber pecado en la vida”.
> ¿Te arrepientes de algo?
“Me arrepiento solamente de no haber seguido estudiando porque ahorita
fuera una persona titulada y completamente sana, ese es el único arrepiento que
tengo. Me quedo en las manos de Dios y que la sociedad que piense lo que
crea, como quiera ya llevó aquí diez años”.
> ¿No eres un reo de alta peligrosidad?
“Nada de eso, somos totalmente amigables y adaptables. Si quieres problemas
los vas a tener, si quieres tranquilidad la vas a tener también”.
> ¿Tuviste relación en la matanza en el penal de Matamoros en 1991?
“Ninguna, fue muy feo, es una de las experiencias feas que ha pasado. No
sabía que cosas podían haber tenido esos hombres en sus cabezas. Gracias a Dios
no nos pasó nada”.
>¿Supiste que personal del penal de Matamoros tenían miedo porque se decía
que ustedes como narcosatánicos traspasaban las paredes?
“(Ríe) Ya estuviera yo en libertad. Nunca pensé fugarme porque no me sentía
culpable y esperaba mi sentencia. Yo no merezco esto”. v