Aunque no existe un perfil único de mujer maltratada, existen una serie de características comunes en todas las víctimas: el abuso se inicia entre los 17 y 28 años; en la mitad de los casos hay antecedentes de episodios depresivos previos al abuso, y la dependencia o tendencia a establecer relaciones asimétricas con el otro sexo, aceptando reglas patriarcales en la relación.Es probable que la mujer haya sufrido malos tratos en la infancia y haya desarrollado una baja autoestima y una alta tolerancia a la violencia, ya que se trata de un modelo aprendido anteriormente.
Diversos estudios, entre ellos el realizado por la Asociación de Mujeres contra la Violación en España, demuestran que una de cada siete mujeres casadas han sido violadas o agredidas sexualmente por sus maridos. El abuso sexual dentro de la pareja es cualquier contacto realizado contra la voluntad de la mujer desde una posición de poder. Sin embargo, las mujeres tienden a minimizar este problema porque creen que los hombres tienen unas necesidades que deben satisfacer a su manera. Por ello la mayor parte de las denuncias se refieren a los golpes recibido pero no denuncian la violencia sexual. Para las víctimas la violación es un acto que se produce entre dos personas desconocidas.
El maltrato continuado genera en la mujer proceso patológico de adaptación denominado "Síndrome de la mujer maltratada". Este síndrome se caracteriza por: Indefensión aprendida: Tras fracasar en su intento por contener las agresiones, y en un contexto de baja autoestima reforzado por su incapacidad por acabar con la situación, la mujer termina asumiendo las agresiones como un castigo merecido.Pérdida del control: Consiste en la convicción de que la solución a las agresiones le son ajenas, la mujer se torna pasiva y espera las directrices de terceras personas.Baja respuesta conductual: La mujer decide no buscar más estrategias para evitar las agresiones y su respuesta ante los estímulos externos es pasiva.
Su aparente indiferencia le permite autoexigirse y culpabilizarse menos por las agresiones que sufre pero también limita de capacidad de oponerse a éstas.Identificación con el agresor: La víctima cree merecer las agresiones e incluso justifica, ante críticas externas, la conducta del agresor. Es habitual el "Síndrome de Estocolmo", que se da frecuentemente en secuestros y situaciones límite con riesgo vital y dificulta la intervención externa. Por otra parte, la intermitencia de las agresiones y el paso constante de la violencia al afecto, refuerza las relaciones de dependencia por parte de la mujer maltratada, que empeoran cuando la dependencia también es económica.
¿Por qué no le abandona? Esta pregunta es constantemente formulada por especialistas y terceras personas que contemplan casos de agresión evidente.En ocasiones las mujeres permanecen con su pareja violenta porque creen que las alternativas que tienen son peores a su situación. Se convencen de que las cosas no están tan mal y piensan que son ellas las que incitan a la violencia por no haberse quedado calladas, se culpan y se censuran. "Hay que destacar especialmente el síndrome de indefensión aprendida, porque en la situación de los malos tratos, éstos nunca vienen por un motivo concreto.
Al ver que no hay manera de evitar los malos tratos se quedan paralizadas, se inmovilizan. Por eso desde fuera da la impresión de que la mujer no quiere remediar el problema", señala la psicóloga Alejandra Fevieres.La violencia se establece progresivamente en la pareja. La mujer se deja maltratar, en algunos casos, porque se considera la principal responsable del buen funcionamiento del matrimonio y cree que éste depende de sus propias habilidades para evitar conflictos y situaciones de violencia o ruptura matrimonial.
Ante los actos de violencia se culpabilizan y sienten que merecen ser castigadas por cuestionarse los valores ideológicos que sostienen la familia, por no asumir adecuadamente su papel de madre y esposa. Por eso intentan adaptarse a los requerimientos de su marido para ser aceptadas y no maltratadas, asumiendo un papel de subordinación, con las falsas expectativas de que si ella se comporta bien no dará lugar a que su marido la maltrate.
"Su pareja les ha repetido tantas veces que no sirven para nada que terminan creyéndolo y se culpabilizan", puntualiza Favieres.La principal razón que demora o impide el abandono de la víctima es el temor a las represalias, seguida de la dependencia económica y el miedo a perder los hijos.
Rasgos de la mujer maltratada:
· Cree todos los mitos acerca de la violencia doméstica.
· Baja autoestima.
· Se siente culpable por haber sido agredida.
· Se siente fracasada como mujer, esposa y madre.
· Siente temor y pánico.
· Falta de control sobre su vida.
· Sentimientos encontrados: odia ser agredida pero cree que le han pegado por su culpa, que se lo merecía.
· Se siente incapaz de resolver su situación.
· Cree que nadie le puede ayudar a resolver su problema.
· Se siente responsable por la conducta del agresor.
· Se aísla socialmente.
· Riesgo de adicciones.
· Acepta el mito de la superioridad masculina.
· Teme al estigma del divorcio.
Según datos del Instituto de la Mujer, cerca de un millón y medio de mujeres españolas no se definen a sí mismas como víctimas. Por otro lado, 650.000 mujeres se consideran víctimas maltratadas. Es decir que tres cuartas partes de los casi dos millones de mujeres maltratadas se creen culpables de la violencia que su pareja ejerce sobre ellas y no se perciben a sí mismas como víctimas.
Archivodelcrimen.com
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