La Fiscalía peruana ve “alta probabilidad” de que el responsable del asesinato de la chamana Olivia Arévalo sea el canadiense Sebastian Woodroffe
El presidente de la Junta
de Fiscales de Ucayali, Ricardo Jiménez, informó este lunes que de acuerdo a
los resultados de una prueba de absorción atómica realizada a las prendas del
canadiense Sebastian Woodroffe, “hay una alta probabilidad de que sea el autor
del crimen” contra la sabia indígena Olivia Arévalo, lideresa espiritual de la
etnia shipibo conibo en la región Ucayali, en la
Amazonía, al este de la capital.
Arévalo, de 81 años de
edad, fue asesinada con varios disparos el 19 de abril, a
unos pasos de su casa. Los testigos señalaban al canadiense como el homicida de
la chamana. Dos días después, la Policía Nacional desenterró el cadáver del
canadiense en un paraje cercano. Había sido linchado y después ahorcado por
personas de la comunidad Victoria Gracia, donde vivía la lideresa shipiba
o meraya (sabia en la
lengua shipiba).
Tras el hallazgo e
identificación del cuerpo del extranjero, la policía detuvo a dos sospechosos
de haber participado en el linchamiento y muerte; y halló el arma usada para
disparar a Arévalo. La Segunda Fiscalía Penal de Yarinacocha informó el viernes
de que correspondía con el modelo y marca que el canadiense había comprado el 3
de abril, mediante un contrato escrito, a un policía en la zona.
Las pruebas que
realizó la policía en las manos de Woodroffe dieron negativo, pero Jiménez
explicó este lunes que se debió a que fue realizada después de dos días de que
el cuerpo había sido enterrado. El presidente de la Junta de Fiscales de
Ucayali dijo que solo falta una prueba pericial a los casquillos hallados tras
el asesinato a Arévalo, pero también indicó que aún no está del todo claro el
móvil.
"Según
información de testigos, el canadiense hizo un préstamo de dinero a uno de los
hijos, y pedía un tratamiento" de medicina tradicional a Olivia Arévalo,
maestra en el uso de plantas medicinales y de la ayahuasca, una raíz de
propiedades alucinógenas que solo debe ser administrada por un chamán que sepa
conducir la sesión.
“Su comportamiento en
la comunidad no era normal y en dos o tres oportunidades los vecinos lo
llevaron a la comisaría porque hacía un poco de escándalo, pero la policía lo
dejaba libre porque no había cometido delito”, explicó el fiscal Jiménez.
“Es evidente la
desprotección de los defensores de la tierra y de los defensores de
la cultura, como en este caso, cuando una lideresa indígena sufre algún tipo de
amenaza u hostigamiento por uso de medicina tradicional", comentó a EL
PAÍS Robert Guimaraes, presidente de la Federación de Comunidades Nativas del
río Ucayali y Afluentes (Feconau).
"La ausencia de
respuesta oportuna de las instituciones del Estado en este tipo de casos podría
haber evitado estos hechos lamentables", dijo Guimaraes acerca de los dos
crímenes. “Esto pudo haberse evitado, también, con un diálogo intercultural
oportuno, ello implica entender la complejidad del tratamiento con las plantas
medicinales.
El ayahuasca no es como una ampolla o una pastilla que adormece y en media hora pasa el dolor", detalló el líder de Feconau.
El ayahuasca no es como una ampolla o una pastilla que adormece y en media hora pasa el dolor", detalló el líder de Feconau.
“Este ciudadano quería
que le trataran con el ayahuasca de día, pero solo se toma en la noche. Hay una
falta de entendimiento de enfoques en los extranjeros o de cualquiera que tiene
una mirada distinta sobre esta medicina. Los indígenas ven en la medicina
tradicional un componente espiritual y sagrado, hay una diferencia
de concepción”, enfatizó Guimaraes.
Alerta
en Canadá
El canadiense de 41
años asesinado en Yarinacocha, Ucayali, recaudó en una plataforma de
crowdfunding más de 2.000 dólares para viajar a Perú. Dijo que pretendía
aprender de las plantas medicinales de la Amazonía para tratamientos contra la
adicción.
El 27 de abril, las
autoridades canadienses actualizaron su alerta de viajes hacia Perú, tras el
asesinato de Woodroffe, y recomendaron a sus connacionales "un alto nivel
de precaución debido a un delito grave", así como por conflictos sociales
y huelgas que pueden ocurrir en el país,
Una de las hijas de
Olivia Arévalo, Virginia Vásquez, dijo a América TV –de Lima– que Woodroffe
buscó a su madre enviado por un familiar, Guillermo Arévalo, que administra
ayahuasca en Iquitos, la principal ciudad de la selva norte de Perú.
https://elpais.com/internacional/2018/04/30/america/1525119019_842669.html
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