En su libro "Dossier de lo Insólito" (Luciérnaga, 2016) el periodista David Cuevas da voz a los protagonistas de todo tipo de situaciones insólitas: casos criminales, conspiraciones, servicios secretos, sucesos anómalos, etc.
Entrevistando a dichos protagonistas, siempre sobre el terreno, Cuevas accede a confidencias y confesiones, a veces absolutamente desconcertantes.
Entrevistando a dichos protagonistas, siempre sobre el terreno, Cuevas accede a confidencias y confesiones, a veces absolutamente desconcertantes.
Tal es el caso de José Antonio Vázquez Taín. Cuevas viajó hasta La Coruña para reunirse con el mediático juez en el Santa Sanctorum de su despacho privado en la Plaza de Pontevedra. Este es un extracto de su libro "Dossier de lo Insólito" que Cuevas ha cedido en exclusiva para El Archivo del Crimen.
ENTREVISTA AL JUEZ TAIN
El
juez Tain no es un juez corriente. Su periplo por el famoso Camino de Santiago
le hizo convertirse en el juez valiente que es. Especialmente conocido por ser
colaborador (más de lo habitual, dirían algunos) con cuerpos y fuerzas de
seguridad del estado y por la amabilidad que desprende con los medios.
Sorprende su humildad en el trato cuando hablamos del instructor del caso
Asunta y del robo del Códice Calixtino,
así como del peligroso cartel de Vilagarcia de Arousa, la que fuera capital del
narcotráfico gallego.
El
juez que también colaboró en la instrucción del funesto accidente del Alvia en
Angrois que dejó 80 muertos, tiene 49 años y es cinturón marrón de yudo y
escritor de cierto éxito, cuyas tramas de algunas de sus novelas dicen que
recuerdan demasiado a casos en los que él mismo ha trabajado. Nos recibió en el
despacho de su mujer y nos mostró el suyo, lleno de recuerdos que, como expuestos
trofeos, guarda a buen recaudo. Se trata de regalos y presentes de compañeros,
personas de distintos cuerpos policiales, cargos de la Guardia Civil y… narcos.
Sin pelos en la lengua, habló conmigo, entre otros asuntos, sobre corrupción, el
Códice, Asunta y lo que su trabajo, a
veces peligroso, le ha afectado en el terreno más humano. Una entrevista que
fue publicada en Crónica de El Mundo, y que ha sido ampliada para
“Dossier de lo insólito” (Luciérnaga, 2016).
Yo
pensaba que tenía vocación de fiscal, pero cuando preparo las oposiciones decido
ser juez. No es el perseguidor, sino el árbitro defensor que encajaba con mis
pretensiones de defender el derecho de los pobres o los débiles. Algo
importante para mí ya que me crié en un ambiente relativamente humilde, siendo
de la primera generación de universitarios de mi familia.
De hecho a usted le llaman el Robin
Hood gallego…
Eso
es por mi primer destino. Voluntariamente decidí trabajar en Vilagarcía de Arousa,
y a todo lo que allí viví le debo mi forma de ser, actuar y trabajar.
¿Y como se mete allí?
Tuve
la posibilidad de elegir un destino cómodo, pero un compañero me pidió que se
lo cambiara y, como no se decir que no, lo hice. De modo que allí aterricé. Además,
cuando aprobé las oposiciones hice el camino de Santiago y me encontré,
revelando que tenía una forma de ser muy impetuosa. Descubrí que podía ser un
juez valiente, e intenté demostrarlo en Vilagarcía haciendo un trabajo formal y
no de fondo.
Pero la mayoría de jueces que pasan
por allí saben que es un lugar de paso y usted, cuando llevaba años allí, llegó
a renunciar un ascenso por continuar con aquella compleja labor…
Y
eso no gustó a la Audiencia Nacional, de hecho. Pero un primer destino como ese
es muy complicado, ya que son lugares cuya idiosincrasia de fronterizos les da
un carácter dificultoso por determinados géneros delictivos que son muy
específicos de esa zona. Allá por 1600, la Santa Inquisición envió a unos
emisarios desde Valladolid para evitar el contrabando de libros en las costas
gallegas, lo cual fracasó debido a que estos terminaban sobornados. Es decir,
el contrabando (ahora narcotráfico) en costas gallegas lleva haciéndose desde
tiempos remotos, y esto ha de tenerse en cuenta a la hora de luchar contra
ello.
¿Y por qué no se elimina el
narcotráfico?
Porque
el dinero recaudado lo tiene que manejar un entramado fiscal lo suficientemente
eficaz como para blanquearlo, amen de tener el apoyo de una entidad política
para ampararlos y que no les persigan. No son cuatro locos que cargan y
descargan droga en un barco corriendo por las playas. Es un entramado mucho más
difícil que entraña a bancos, abogados, fiscalistas, políticos, policías…
Lo dice usted con tanta naturalidad
que asusta.
Claro,
porque cuando uno es conocedor de que altos cargos de la Guardia Civil, a
través de los servicios secretos marroquíes, han establecido un entramado para
implicarme a mí en un cargamento de cocaína y meterme en la cárcel, es cuando
eres consciente de que la implicación policial en el entramado del narcotráfico
es algo normal. Estamos hablando de que 2.000 kilos de cocaína, tras gastos y
sobornos, conllevan un beneficio neto de seis millones de euros. Evidentemente,
un traficante prefiere gastar dos millones en sobornar gente que ahorrárselos y
acabar entre rejas.
¿Es cierto que, en ocasiones, cuando
se incauta un “importante” alijo de droga, lo que realmente aparece en la
comisaria es solo un 5 o 10% del montante real de la operación para justificar
la misma, desviando la carga restante al comprador gracias a falsos chivatazos
y sobornos policiales?
En
todas mis operaciones siempre tuve claro que en la foto de la droga aparecían
Policía Nacional, Guardia Civil o Vigilancia Aduanera, además correlativos. Lo
que si era muy común en grandes operaciones era lo que llamamos aprehensión sin
reos, es decir, que se incautaban grandes alijos de tabaco o droga pero había
pocos detenidos. Un soplo, algo rápido, pero que justificaba una estadística.
O sea, que la problemática real del
narcotráfico es mucho más compleja de lo que parece…
De
cada operación vas sacando información para la siguiente. Conoces ese mundo lo
mismo que ellos nos conocen a nosotros. Los narcos cambian las rutas y las
formas de trabajar ya que nuestras investigaciones judiciales llegan a sus
abogados que, a su vez, les aleccionan para que eviten la cárcel. Saben como
trabajamos. Aún así, en esos años realizamos 19 macro-operaciones de tráfico de
estupefacientes, una de ellas con 7 toneladas de cocaína incautada y 57
detenidos condenados.
¿Nos cuenta alguna anécdota de esa
época?
Ha
habido muchas. Recuerdo una que tuvo lugar durante una compleja investigación
sobre el narcotráfico. Por aquel entonces les poníamos motes a todos los
imputados. El caso es que a uno de ellos le llamábamos el “Cuatro jinetes
vienen de Bonanza” pues este tenía la costumbre de tararear dicha cancioncilla.
Y recuerdo que estando ante él mientras fumábamos en un momento dado, se me
ocurrió, mirando a la pared, tararear la citada tonadilla, a lo que el imputado
respondió: “Señoría, ¿lo sabe usted absolutamente todo de mí? Yo le dije que “y
más”, a lo que el acusado terminó diciéndome: “Bueno, pues subamos arriba. Voy
a confesar”, y terminó cambiando toda su declaración. Utilizábamos mucho esta
clase de argucias.
¿Qué opina de la política corrupta?
Pues
que no es que la política sea corrupta, sino que en este país nadie le pide al
fontanero que le haga la factura con IVA. Es decir, por porcentaje, somos el
país europeo con más pensiones no contributivas, subsidiarias o de ayuda. En
España se usa la excusa de que ya que los políticos roban, yo también lo hago.
Lo llevamos en nuestra naturaleza. La picaresca española es algo muy popular,
de modo que en todos los colectivos, incluido el mío, nos encontramos a gente
de toda clase y condición. Aún así, hay mucha gente obsesionada con la
corrupción o el blanqueo de capitales cuando resulta que hay más policías
municipales poniendo multas en cualquier ciudad pequeña del estado que
verdaderos especialistas en delitos económicos o blanqueo de capitales investigando
asuntos de corrupción. Es triste pero es así de real.
Pero nuestros gobernantes deberían de
dar ejemplo, ¿no cree?
No
somos capaces de entender la capacidad de corrupción que tiene el sistema
capitalista. Me refiero a todo tipo de corrupción. Hay que tener una
personalidad muy especial para que un narco te ofrezca 10 o 15 millones de
Euros por una colaboración y sepas decirle que no. La historia del narcotráfico
gallego ha demostrado esto, incluyendo a alcaldes comprados.
¿Y como le afectaban a usted todas sus
investigaciones desde el punto de vista más humano?
Pues
llegué a vivir un drama personal, y es que un condenado por mí, tras salir de
la cárcel, llegó a intentar quemar a mi hijo con ácido y se equivocó hiriendo a
tres compañeros suyos de clase en la parada del autobús. Ahí adquieres la
conciencia material y real de lo que es el peligro.
¿Y no llegó a plantearse un cambio de
rumbo en sus investigaciones?
Al
contrario, aquello me reforzó. Y no es una cuestión de venganza, sino el hecho
de darte cuenta de que estás haciendo bien las cosas. Si eres consciente de lo
que haces y del peligro que conlleva, uno ha de ser consecuente. Además, en
Galicia no eran tan peligrosas para un juez ese tipo de investigaciones, pero
en países como México o Colombia yo he visto, en ciertas operaciones que se
llevaron a cabo, ajustes de cuentas que acabaron con personas que yo conocía y
que no están ya entre nosotros.
¿Hay algún personaje al que le hubiera
gustado haber juzgado?
Aunque
soy ourensano de nacimiento, ahora soy muy coruñés y tal y como decía una
magnífica jurista de A Coruña, Concepción Arenal, “odia el delito y compadece
al delincuente”. Y yo soy así, por eso me llevaba muy bien con los narcos.
Tengo muy buena amistad y, de hecho, en el despacho tengo muchos recuerdos de
narcos con los que me he llevado muy bien, e incluso sigo hablando con ellos.
Narcos a los que desgraciadamente, porque siempre duele, tuve que meter en la
cárcel. Cuando veo ciertos asuntos, pienso lo bonito que sería haberlos llevado,
pero no por la persona sino por la materia en sí.
¿Qué nos cuenta del Códice Calixtino?
(Risas).
Aquello fue muy duro, hubo mucha tensión. A veces pienso que ya estoy curado
para úlceras futuras.
¿Por qué se ríe?
Fueron
muchos meses persiguiendo, buscando la información, conociendo a la gente,
siempre con la presión de que pueden descubrir tus indagaciones y que se vaya
todo a tomar por saco. Fue una investigación psicológica de un año, con la
presión añadida de la prensa y determinados bandos, con unas formas bastante
desagradables ya que aquello, al parecer, tenía que aparecer cuanto antes.
Pues
que tras dos noches sin dormir después del accidente, se me acercó un
periodista francés, y me dijo que unas tres semanas antes se había producido
otro percance ferroviario en París que dejó siete muertos y que aún no se
habían terminado de retirar los restos del lugar del accidente mientras que
nosotros lo habíamos hecho en 16 horas, y en 36 habíamos identificado a todas
las víctimas. Al día siguiente de la tragedia, otro tren circulaba por las
mismas vías del tren siniestrado. 31 lesionados críticos salieron del accidente
al hospital, y todos ellos se recuperaron con vida. Un record médico. El caso
es que para el resto de Europa somos todo un ejemplo a la hora de actuar en
grandes catástrofes con una efectividad magnífica, véase por ejemplo el 11-M,
mientras que todo lo que hacen en nuestro país, en vez de estar orgullosos, es
criticar, criticar y criticar. Los españoles no somos capaces de sentirnos
orgullosos de casi nada de lo que hacemos.
¿Qué echa en falta en la justicia
española?
Los
medios. Somos la administración más pobre del estado y estamos a niveles
tercermundistas. Por poner un ejemplo, si vas al ayuntamiento más recóndito y
austero de España verás como cualquier expediente está digitalizado en un
ordenador, mientras que en justicia aún tenemos que consultar legajos llenos de
polvo y grapas. Los políticos siempre hacen lo mismo, dicen que van a agilizar
la justicia poniendo una ley que diga que lo que tenga que instruirse que se
instruya en tres meses, a lo que yo les respondo que me encantaría poner yo
otra ley para que cuando el presidente del gobierno diga que va a solucionar el
paro en seis meses, lo cumpla o se le revoque del puesto. Es decir, los plazos
impuestos por leyes son absurdos. Lo que hay que hacer es poner los medios
idóneos para que puedan cumplirse esos plazos. Y luego se habla mucho de
especialización, cuando hay determinados puestos cuya especialización viene en
voluntarismos. Una persona no puede estar en un juzgado de violencia de género
si no cree en la defensa de la mujer, o en otro de instrucción si no tienes
intención de colaborar con la policía.
¿Se ha encontrado usted con casos así?
Aham
(el juez asiente)
¿Cree que todos los jueces están
realmente comprometidos con las causas?
Lo
que están es desbordados por las causas. Por año, pasan una media de cinco o
seis mil casos por cada juzgado de instrucción.
Y hablando de justicia, a usted se le
denominaba como “el Garzón gallego”. Con todo lo que ha pasado al que fuera el
juez más mediático de España, ¿cuál es su opinión sobre Garzón?
Tuve
una relación personal de amistad con él hace años, y estamos en un país que
gustan mucho los mártires, pero no los héroes. Quizás cometió el error de
perpetuarse en un destino, y los que en su día le encumbraron luego le hicieron
la astilla.
Tema Asunta. Filtraciones de sus
interrogatorios a Telecinco…
Me
parece algo tristísimo, muy triste. Ya en este asunto tuvimos muchísimos
problemas, se entorpeció mucho la investigación. Todas las filtraciones fueron
muy perjudiciales para nosotros. Yo creo que aquí hace falta una ley mucho más
clara en el sentido de que si no queremos filtraciones judiciales, lo que hay
que hacer no es prohibir la filtración. Hay que prohibir la publicación.
¿Quién ha podido ser el responsable de
las filtraciones?
Las
partes tienen una copia. Los laboratorios policiales tienen otra. Para hacer
una copia digitalizada de todo el material, hubo que enviarlo a una empresa que
trabaja para la Xunta para que hiciera las copias. Como en todos los
colectivos, hay personas de todo tipo.
¿Tienes una opinión personal del
presunto selfie de Alfonso Basterra en el ataúd de su hija?
Sí,
pero no te la voy a contar. Aunque personal, cualquier opinión que de va a ser
interpretada como judicial y supondría una falta de prudencia absoluta.
Las conversaciones grabadas en
calabozos de Rosario Porto y Alfonso Basterra trajeron cola... ¿no hay aquí cierta
doble moral en la crítica hacia usted?
Hay
demasiadas opiniones de gente que desconoce la realidad. Yo solo he colocado
micros una sola vez en el calabozo, pero en Santiago otros compañeros míos lo
hicieron otras tantas veces. Durante años el Tribunal Supremo y el
Constitucional lo ha considerado una actividad lícita. Yo considero que es
mucho más licito algo así y menos atentatorio que intervenir un teléfono a
través del cual van a tener lugar conversaciones personales.
Fui testigo de un encuentro suyo con
la juez Pilar de Lara, compañera suya de promoción y responsable de operaciones
como Pokemon o Carioca, en unas jornadas sobre espionaje que tuvieron lugar en
Sarria (Lugo) en febrero de 2014. ¿Qué puede decirnos de ella?
Que
es un ejemplo de trabajo, constancia y esfuerzo demostrado con un difícil trabajo
para desentrañar aquel entramado de corrupción, además de ser una gran
compañera. Espero que esos procedimientos den la respuesta jurídica a todo
aquello.
El
mundo es muy complejo, ni vas a conseguir que el mundo sea idóneo, ni vas a
solucionar nada. Intentas remediar pequeños problemas de gente concreta, y esa
es la mejor forma de hacer justicia que uno tiene.
(Extraído del libro "Dossier de lo Insólito". Editorial Luciérnaga)
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