Estados Unidos conmemoró hoy el décimo cuarto aniversario del atentado de Oklahoma City, que causó 168 muertos y varios cientos de heridos, con una ceremonia en la que cientos de personas recordaron con lecturas, oraciones y actos musicales a las víctimas.
En el campo nacional conmemorativo de la Ciudad de la Oklahoma las sillas representan a las 168 personas muertas en el atentado al edificio Federal de Murrah el 19 de abril de 1995. EFE/Archivo
Más de 300 personas desafiaron las bajas temperaturas y se congregaron ante el National Memorial & Museum de Oklahoma City para honrar a los fallecidos en el peor atentado perpetrado por un individuo en EE.UU.
Familiares y amigos de las víctimas, así como autoridades estatales y federales, entre ellas el gobernador, Brad Henry, y la subsecretaria de Seguridad Nacional, Jane Holl Lute, asistieron a la ceremonia, que duró varias horas y que se cerró con la lectura de los nombres de las 168 personas que murieron en el atentado.
En el campo nacional conmemorativo de la Ciudad de la Oklahoma las sillas representan a las 168 personas muertas en el atentado al edificio Federal de Murrah el 19 de abril de 1995. EFE/Archivo
Más de 300 personas desafiaron las bajas temperaturas y se congregaron ante el National Memorial & Museum de Oklahoma City para honrar a los fallecidos en el peor atentado perpetrado por un individuo en EE.UU.
Familiares y amigos de las víctimas, así como autoridades estatales y federales, entre ellas el gobernador, Brad Henry, y la subsecretaria de Seguridad Nacional, Jane Holl Lute, asistieron a la ceremonia, que duró varias horas y que se cerró con la lectura de los nombres de las 168 personas que murieron en el atentado.
El 19 de abril de 1995, a las 09.02 hora local, Timothy McVeigh, quien contó con la ayuda de Terry Nichols, hizo estallar un carro bomba cargado con explosivos fabricados con fertilizantes que estaba estacionado en la entrada del edificio federal Alfred P. Murrah.
Pocos minutos después del ataque, a las 10.17, un agente paró a McVeigh a unos 126 kilómetros al norte de Oklahoma City porque su vehículo no llevaba la matrícula. El autor del atentado fue detenido por haber ocultado una pistola cargada debajo de su chaqueta.
Casi un cuarto de hora después de la detención de McVeigh, un ex militar de 27 años, y poco más de una hora después del atentado, el ex presidente Bill Clinton emitió una declaración de emergencia.
La Oficina Federal de Investigaciones (FBI, por su sigla en inglés) publicó rápidamente dibujos de dos sospechosos, lo que condujo a los agentes de nuevo a McVeigh.
Nichols, por su parte, escuchó su nombre en las noticias y decidió ir a la policía, según una cronología de los hechos publicada en un diario de Oklahoma.
Las autoridades le detuvieron inicialmente como testigo material, pero en agosto un gran jurado federal (equivalente al juez de instrucción) imputó a McVeigh y a Nichols y les acusó de once cargos por el atentado y la muerte de ocho agentes federales. Junto a estos dos acusados también fueron imputados Michael Fortier y David Hoffman. McVeigh fue condenado a muerte y ejecutado en junio de 2001, y Nichols fue sentenciado en agosto de 2004 a cadena perpetua.
El atentado de Oklahoma se convirtió en el peor ataque terrorista perpetrado por un individuo en EE.UU. Fue además el atentado más mortífero hasta la tragedia del 11 de septiembre en Nueva York, Washington y Pensilvania.
El atentado de Oklahoma coincidió con el segundo aniversario del final del sitio de 51 días y el incendio del rancho de los Davidianos, en Waco (Texas), en el que murieron unas 80 personas, entre ellos el líder de esa secta, David Koresh.
Cuatro años y un día después del atentado de Oklahoma se produjo además la matanza en una escuela de Columbine, perpetrada por los alumnos Eric Harris y Dylan Klebold, en la que murieron 13 personas, resultaron heridas 24 y los autores se suicidaron.
El Estado de Denver (Colorado, oeste) conmemora este lunes el décimo aniversario de la masacre en la escuela secundaria estadounidense Columbine, perpetrada por dos adolescentes que asesinaron a 13 personas antes de suicidarse.
Una década después de esta tragedia que conmocionó al mundo entero, las banderas de los edificios públicos de Colorado permanecerán a media asta, por orden del gobernador Bill Ritter, quien calificó la matanza como un "hito en la historia de Colorado y de Estados Unidos".
La noche del domingo se realizaba una vigilia con velas en un parque cercano a la institución en Littleton, un suburbio al sur de Denver cuyo nombre permanece ligado a una de las peores masacres de la historia estadounidense en una escuela.
En este jardín público se erigió un monumento en memoria de las víctimas, 12 alumnos y un profesor, asesinados el 20 de abril de 1999 por dos estudiantes marginados, Eric Harris y Dylan Klebold. Otras 23 personas resultaron heridas en el ataque.
Retransmitidas en directo al mundo entero, las imágenes de la masacre, con los escolares huyendo del edificio protegidos por la policía, impactaron profundamente. "Es un momento que continuará en nuestros recuerdos, la gente hasta ahora se acuerda exactamente de dónde estaban cuando escucharon por primera vez sobre la tragedia", explicó Ritter.
"La muerte de tantos escolares y de su profesor fue una enorme pérdida de inocencia en Estados Unidos (...) Los niños y los padres perdieron la sensación de seguridad que había en sus barrios", agregó.
"No podemos permitir que las lecciones (aprendidas) de esta tragedia desaparezcan con el tiempo. Pensamos en las familias de los que murieron ese día y rezamos siempre por ellos", aseguró el gobernador. Pero la masacre, pese a su profundo impacto y al activismo del director cinematográfico Michael Moore, que rodó el documental sobre el caso y de protesta contra las armas 'Bowling for Columbine', con el que ganó un premio Oscar en 2003, no hay un síntoma de cambio radical en la legislación sobre las armas de fuego en Estados Unidos.
Diez años después, y pese a nuevas masacres en centros educativos, como los 32 muertos que dejó un ataque en la universidad Virginia Tech en 2007, poseer un arma en Estados Unidos sigue siendo un derecho garantizado por la segunda enmienda de la Constitución, defendido por varios legisladores y grupos de interés, como la National Rifle Association.
Este lunes, la secundaria Columbine permanecerá cerrada, mientras que las familias de las víctimas se reunirán en el anfiteatro del parque durante una hora a partir de las 23H00 GMT "para recordar...para meditar".
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