Las Fuerzas de Seguridad están consiguiendo que
España deje de ser uno de los paraísos preferidos para los fugitivos
extranjeros. A lo largo de 2013, la Policía Nacional detuvo en suelo español a 265
delincuentes de otros países sobre los que pendían órdenes de busca y captura.
Entre los detenidos había peligrosos criminales con delitos de sangre y
sexuales en su historial que habían decidido instalarse en España para escapar
de la acción de la Justicia. Algunos con la intención de esconderse pero otros
con el objetivo de seguir delinquiendo.
La mayoría de las detenciones son obra del Grupo
de Localización de Fugitivos de la Brigada Central de Crimen
Organizado de la Policía Nacional, una sección fundada en 2004 para perseguir
específicamente a fugitivos extranjeros. La integran únicamente una decena de
agentes pero en la década que lleva operativa ha conseguido el reconocimiento
internacional por la eficacia y velocidad de sus averiguaciones. Hace sólo unos
días, el rotativo británico The
Times dedicó un reportaje a la responsable del grupo, la inspectora
Olga Lizana, a la que calificó como cazadora de gangsters.
Los británicos tienen motivos para estar
agradecidos. Sólo el año pasado la Policía localizó y detuvo en territorio
español a 40 criminales de esta nacionalidad que habían logrado
abandonar su país para tratar de pasar desapercibidos en alguna de las
numerosas colonias de británicos que pueblan las costas españolas. La gran
mayoría arrastraba delitos cruentos.
La importancia de la colaboración
internacional
Según
Lizana, la clave del éxito en la detección de estos delincuentes es la
cooperación con las policías de origen. “En el caso del Reino Unido tenemos una
colaboración muy estrecha. La policía británica tiene un agente de enlace en su
embajada en Madrid con el que estamos en contacto continuo. Además, nos ayuda
mucho su tenacidad, porque los británicos nunca abandonan una
investigación, por mucho tiempo que pase, y siguen disponiendo de
información. Eso facilita nuestro trabajo”, explica la jefa del grupo de
fugitivos.
Para intensificar aún más esta colaboración, la
Policía Nacional está lanzando junto a la Embajada del Reino Unido y la ONG Crimestoppers campañas específicas
para la localización de fugitivos británicos. Su objetivo es conseguir la
implicación de los residentes en España de esta nacionalidad. “A lo mejor no
van a ir a una comisaría española a denunciar que su vecino es uno de los que
aparece en las listas de Crimestoppers porque tienen dificultades con el idioma
o apenas conocen como funciona la legislación en España”, explica Lizana. “Lo
que hacemos es facilitar que nos ayuden anunciando un telefóno gratuito
en el que van a ser atendidos en inglés y garantizar su absoluto
anonimato. Una vez se recaba la información, se nos proporciona a nosotros”.
La
estrategia está dando resultado. Los británicos no son la nacionalidad más
numerosa pero sí de los que tienen los peores historiales. En su mayoría, delitos
contra la libertad sexual, contra el patrimonio, blanqueo y fraude e incluso
homicidios. “Escogen España porque para ellos es uno de los países más fáciles
para esconderse. Además, España les ofrece todo tipo de comodidades. Es
como su paraíso: buen tiempo, servicios en su mismo idioma, fiesta, alcohol
barato...”, apunta la jefa de grupo de la Policía. “En nuestro
territorio hay numerosas colonias de extranjeros donde un fugitivo que proceda
del Reino Unido puede pasar completamente desapercibido. Hay más de 800.000
viviendo de forma permanente. Si lo pensamos, no hay ningún otro país cercano
donde puedan hacer lo mismo”. “De hecho”, cuenta esta investigadora, “ninguno
de los británicos que hemos detenido en España había aprendido algo de español
durante su estancia. Con el inglés les sobra”.
Operaciones muy mediáticas
La gran mayoría opta por esconderse en la Costa
del Sol y las zonas más turísticas del Levante, aunque también se han producido
algunas detenciones en la isla de Tenerife. En mayo del año pasado, el equipo
de fugitivos logró
detener en Calpe (Alicante) a Andrew Terence Moran, un británico
de 32 años acusado de robo armado en su país. Y en julio del año pasado encontraron
en Málaga a Mark Alan Lilley, un capo del narcotráfico de la misma
nacionalidad de 41 años que corrió a refugiarse en una habitación del pánico
cuando detectó la presencia de los agentes. No le sirvió de nada. Las imágenes
de sus detenciones abrieron los informativos de las televisiones británicas.
Mark Alan Lilley.Las policías que más
órdenes de busca y captura cursan a España son las de Polonia y Rumanía.
La explicación no se debe tanto a la mayor presencia de ciudadanos de estas
nacionalidades en territorio español como a las peculiaridades de sus sistemas
judiciales. La Policía Nacional tiene como norma atender todas las peticiones
de localización de aquellos extranjeros que tengan pendientes sentencias de más
de cuatro meses de cárcel. Y tanto en Polonia como en Rumanía es habitual que
un delito que en España se resolvería con una multa conlleve una pena superior
a ese umbral. Los agentes de la unidad de fugitivos han llegado a recibir una
orden para localizar a un fugitivo rumano que había robado una gallina.
Escondites preferidos
Si los británicos optan por camuflarse en las
zonas de costa, los fugitivos rumanos y polacos prefieren esconderse en grandes
ciudades. Los criminales buscados por Italia y Alemania, los siguientes más
abundantes, también tienen sus propias costumbres. “En los casos de los
italianos”, explica la inspectora Lizana, “lo más frecuente es que tengan que
cumplir condenas por blanqueo de dinero y tráfico de drogas, en muchas
ocasiones, por actividades vinculadas con organizaciones criminales
mafiosas”. La mayoría se esconde en la Costa del Sol y en Cataluña.
“En
el caso de los alemanes”, prosigue la agente, “la Justicia de su país
acostumbra a buscarlos por delitos de fraude fiscal, estafa o evasión
de fondos, delitos muy graves para su legislación. Y alrededor del 90%
de los fugitivos germanos que buscamos acaba siendo localizado en Palma de
Mallorca, uno de los destinos de vacaciones preferidos por los turistas de esta
nacionalidad”.
Una vez que los fugitivos son localizados y
detenidos, se inicia el trámite para entregarlos a las autoridades de sus
países. También en esta parte del proceso juega un papel fundamental el estado
de las relaciones bilaterales. La extradición de un británico puede
requerir menos de una semana, pero para entregar a un ciudadano de
Estados Unidos o de Latinoamérica pueden ser necesarios varios años. “Nosotros
los llevamos custodiados al aeropuerto y se los entregamos a los policías de
sus países, que son los encargados de recogerlos en suelo español y garantizar
que llegan a su territorio”, detalla la inspectora.
http://www.elconfidencial.com/espana/2014-02-02/espana-ya-no-es-el-paraiso-de-los-fugitivos-extranjeros-la-policia-detuvo-a-265-en-2013_83443/
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