jueves, 31 de mayo de 2018

EXPEDIENTAN A LA JUEZA MARIA JESUS GARCIA PEREZ... POR SU AFICION AL TAROT


El Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) ha incoado diligencias informativas a raíz de la denuncia presentada contra la magistrada del Juzgado de Vigilancia Penitenciaria 3 de Galicia, con sede en Lugo, María Jesús García Pérez, por presuntamente trabajar en paralelo a la carrera judicial en una consulta de tarot para la que ella misma reparte los pasquines en los parabrisas de los coches de la ciudad lucense. 

Fuentes del Tribunal Superior de Xustiza de Galicia (TSXG) han confirmado que desde la Audiencia Provincial de Lugo se envió la información sobre esa actividad de la juez al Alto Tribunal gallego y, desde allí, su presidente, Miguel Ángel Cadenas, remitió toda la documentación al Poder Judicial para que investigue lo sucedido. 

El caso está desde hace escasos días en manos de un Promotor de la Acción Disciplinaria del CGPJ. Tras estudiarlo, este jueves se ha dado a conocer que decidió promover una acción disciplinaria contra la juez. 

El primer paso ha sido abrir un expediente informativo para investigarla y, en función del resultado del mismo, se podría apartar a la juez de forma cautelar de sus labores al frente del Juzgado de Vigilancia Penitenciaria. 

El TSXG ha dado a conocer que en esas diligencias informativas abiertas se practicarán las actuaciones que se estimen necesarias para determinar la veracidad de los hechos y cualquier otra circunstancia que resulte relevante para la investigación. El CGPJ deberá determinar si es cierto que María Jesús García, con más de dos décadas en la carrera judicial, coloca en los parabrisas de los coches pasquines con la leyenda "Tarotista y vidente con gran experiencia echa las cartas del tarot en persona" y si ella misma ejerce esa carrera profesional o los coloca para otra persona. 


Esos papeles que anuncian una consulta de tarot y videncia incluyen un número de teléfono y detallan que tiene un precio de 15 euros y que las consultas son "sin límite de tiempo" y "fines de semana incluidos". 

Aparecen en coches aparcados en distintas partes de Lugo y, en especial, en los alrededores de los juzgados en los que ejerce la carrera profesional María Jesús García. 

Al respecto, el periódico El Progreso de Lugo publica en su edición de este jueves que una periodista de este medio asistió a una sesión de adivinación en la que la juez llegó a afirmar "La Justicia tampoco acierta mucho" y dio consejos como "te colocas una vela ahora al llegar a casa y la enciendes con una cerilla de madera, luego otra dentro de 15 días y una más el día que tengas el juicio". 

Una profesional polémica 
Esta no es la primera vez que el trabajo de María Jesús García es sometido a escrutinio por los órganos de gobierno de los jueces o foco de las críticas por sus prácticas en el juzgado. 

La crítica más reciente la recibió en el año 2012, cuando trabajaba en el Juzgado de lo Penal 1 de Santiago de Compostela y llevaba a su gato a la sala de vistas, motivando la queja oficial del Colegio de Abogados. 

Con anterioridad, durante la etapa en la que ejerció en Bilbao, fue sancionada por fumar entre juicio y juicio sin salir de la sala de vistas, y en Madrid había sido sancionada por el CGPJ porque no acudió a una declaración por acudir al gimnasio. 

 Natalia Puga 
http://www.elmundo.es/espana/2018/05/31/5b0f95b4268e3e565f8b4696.html

jueves, 17 de mayo de 2018

LA PENOSA VIDA DE LA ASESINA DEL VUDU


"Estuve en una secta en la que se invocaban espíritus y se hacían orgías sexuales", cuenta la acusada de asestar 23 cuchilladas a otra mujer


Juliángela Queiroz (36 años) y Sabrina Oliveira (29) supieron durante una cena en un conocido restaurante de Madrid, en junio de 2011, que compartían "director espiritual" y una misma devoción: la magia negra, el vudú. Las dos eran brasileñas y atractivas; Sabrina tenía su propio BMW, un dúplex en Alcorcón (Madrid) con todo tipo de lujos y cuatro perros a los que paseaba todos los días por el barrio. Una hermana de Sabrina, compañera de club de Juliángela, las había presentado. Las dos se gustaron y decidieron tener sexo.  

Sabrina estaba casada desde 2006, pero su marido se hallaba en la cárcel por tráfico de drogas. La noche de la cena bebieron con profusión hasta las 2.45 en un restaurante cercano al Senado. Habían planeado alojarse en un hotel de la capital, pero terminaron la noche en el dúplex de Alcorcón, donde Sabrina dijo tener un santuario para rituales. El domicilio, al que llegaron en el coche de Sabrina, estaba repleto de estampitas y velas. Allí, al alcohol ingerido durante la cena sumaron dos potentes drogas: cocaína y ketamina. Sabrina, inmersa en una vida de lujos, era conocida en el barrio por sus largos paseos en compañía de sus mascotas y por frecuentar el gimnasio para mantenerse en forma. 

Juliángela, nacida en Belém (Brasil), aborrecía a los hombres, la habían "humillado y vejado". "Acabé haciéndome lesbiana", confesaría más tarde a los psicólogos oficiales de los juzgados de Madrid que han tratado de escudriñar qué extraños pensamientos turbaron su mente aquella noche en el dúplex. ¿Qué pasó y por qué? Tras o durante el encuentro sexual, Sabrina recibió 23 cuchilladas la madrugada del 11 de junio de 2011. Tuvo una terrible agonía, según reveló la autopsia: seis minutos recibiendo cuchilladas, después de que alguien le rompiera una botella de tequila en la cabeza. El impacto inicial la dejó casi inconsciente y mermó su capacidad de defensa. 


Aparentemente, la única persona que estuvo en casa de Sabrina esa noche fue Juliángela, pero ella asegura que no sabe con certeza lo que sucedió ni el motivo. Juliángela ha contado esta semana al jurado popular que la enjuicia por asesinato en la Audiencia Provincial de Madrid que, tras la última raya de cocaína en casa de Sabrina, se mareó. Que, cuando recobró la conciencia, tumbada bocarriba y semidesnuda, vio a Sabrina encima de ella, con sangre en las manos y blandiendo un enorme cuchillo mientras le hacía vudú. Y que los cortes en sus manos fueron fruto de sus intentos de defensa ante las embestidas de Sabrina. Solo recuerda que cuando pudo auparse y arrebatarle el arma a Sabrina, recibió un botellazo en la cabeza que le hizo perder la conciencia de nuevo. Al despertar por segunda vez, asegura que vio a Sabrina en medio de un charco de sangre en el pasillo que conduce a la puerta de salida. Había manchas de sangre en las paredes. Solo Juliángela, y quizás ni ella, sabe lo que ocurrió en ese dúplex. 
A la mañana siguiente fue la empleada del hogar quien halló sin vida a la propietaria de la vivienda. Bajó corriendo y avisó al conserje, que alertó a la Policía Nacional. Cuando los agentes llegaron al dúplex, la cama estaba deshecha y el cuerpo sin vida de Sabrina se encontraba tendido bocarriba en el pasillo, rodeado de sangre. Vestía un pantalón vaquero desabrochado y una camiseta blanca. La agresión debió comenzar en el salón, donde se halló la botella rota, y continuó en el pasillo. Hay una pista de lo que pudo suceder esa noche que apunta a la autoría de Juliángela.

Hacia las 2.45 de la madrugada, Sabrina telefoneó a un santero de Madrid al que solía acudir. Este señaló en el juicio que estaba charlando con Sabrina y que de pronto oyó a esta gritar: "Vete de mi casa, estás loca, vete de mi casa...". Le siguieron unos insultos en portugués. El teléfono quedó descolgado y ya no volvió a oírla. Juliángela ha contado al tribunal que no sabe lo que sucedió, aunque la tesis inicial de su abogada es que, al despertar y ver a Sabrina encima de ella, logró quitarle el cuchillo y se defendió acuchillándola a ella. Solo recuerda que, al verla tendida en el pasillo, salió de casa y se dirigió hacia el BMW de Sabrina, pero no logró arrancarlo y telefoneó a un amigo para que la recogiera. Horas después se subió a un avión de British Airways en Barajas, hizo escala en Londres y desde allí huyó a Brasil. 

Cuatro años después, en abril de 2015, Juliángela fue apresada en el aeropuerto El Dorado de Bogotá (Colombia) y entregada a España para ser juzgada por el asesinato con ensañamiento de Sabrina. Tenía pendiente una orden internacional de busca y captura a través de Interpol. La Corte Suprema de Justicia de Colombia dictó la orden de extradición en cuestión de meses, el 11 de agosto 2015. Los jueces rechazaron el intento de la defensa de que, al ser brasileña, no debía inmiscuirse el país colombiano. 

El juez que instruía el caso en Alcorcón había remitido la documentación a Brasil para que juzgaran a Juliángela allí. Este país sudamericano carece de extradición de sus nacionales, pero sí los enjuicia en caso de delitos graves. El fiscal español pide 17 años de cárcel y una indemnización de 20.000 euros para la hermana de la fallecida y 180.000 para el marido. 

Abusos sexuales hasta los 15 años 
Los psicólogos de los juzgados de la plaza de Castilla la exploraron al llegar detenida a Madrid. El informe incorporado al sumario sobre ella contiene el desglose de una historia aterradora. Las muñecas y brazos de Juliángela conservan la huella de al menos tres intentos de suicidio; el último, en 2008. Cuando llegó por primera vez a España, en 2004, con 23 años, huía de un infierno. Su infancia fue muy difícil, contó a los psicólogos. "Sufrí abusos sexuales a los 3-4 años por parte de un socio de mi padre; a los siete por parte de un empleado de la finca familiar; a los diez por parte de un encargado de la finca; y a los 15, tocamientos a manos de un hermanastro, hijo del primer matrimonio de mi madre", describió. 

Cuando su padre murió a los 14 años, empezaron los problemas económicos. Las discusiones con su madre eran frecuentes. Su madre, explicó, nunca le dio importancia a los abusos que ella le describía. Y cayó en una depresión de la que quiso salir a través de la magia negra y que en realidad solo la llevó de infierno en infierno. Narró Juliángela a los peritos que, con 15 años, conoció a un dentista diez años mayor que él del que se enamoró. Poco tiempo después, él la dejó. Y ella intentó suicidarse tomando psicofármacos. Tres días hospitalizada. Al salir, la depresión fue a más. “Estaba semanas enteras sin salir de mi habitación, llorando y durmiendo”.

La relación su madre era cada vez peor. "Con 16 años, nos obligaba a hacer cosa que ella hacía para chicas de locales de estriptis (...) A mí no me gustaba, yo quería estudiar". Nunca se sintió protegida por su madre, describió. Una de sus hermanas la llevó a una mujer "que hacia limpiezas espirituales" para sacarla de su tristeza. "De pronto”, contó Juliángela, “me vi en medio de cinco o seis hombres en un ritual, convocando espíritus. Uno de los hombres me dijo que quería conocerme y tener una relación conmigo. Nos veíamos una vez al mes. Él practicaba una filosofía religiosa japonesa. Para estar con él me inicié en ella".- Juliángela tenía entonces 20 años. 

Tras la ruptura, intentó de nuevo suicidarse. Y regreso a casa de su madre y a los estudios. Pero seguían las discusiones con su progenitora. Aun así acabó secundaria y empezó a trabajar en un laboratorio de análisis clínicos. Al poco tiempo dos de sus hermanas se trasladan a España para trabajar en el mundo de la prostitución. Y ella siguió los pasos de ellas en 2004. Estuvo en clubes de distintas ciudades españolas. "Para hacerlo tenía que beber y drogarme", contó a los psicólogos. “Iba contra todos mis principios”. Tuvo cuadros de bulimia y anorexia nerviosa. En 2006 se fue a Málaga a vivir con un cliente. Tuvo dos abortos y volvió la recurrente depresión. Hasta 2008, cuando se separó y empezó a trabajar "en discotecas y en el mundo de la noche".

Un día se cortó las venas de ambas muñecas e ingresó en un hospital de Málaga. "Tomaba drogas porque me quitaban la vergüenza". En 2010, vivía sola en Madrid. "Y empecé a tener visiones, como un espíritu feo, un demonio que no me dejaba salir, me faltaba el aire, hasta que esa cosa me soltaba... 

Llamé a un amigo mío, camello, y me dice que estoy loca. Sentí miedo y empecé por la Gran Vía de Madrid a buscar tiendas de santería. Un santero me hizo limpiezas, pero seguía encontrándome mal. Me tiraba cinco o seis días seguidos en la cama llorando… A veces me tenía que levantar para ir a la noche". En esa época conoció a Rubén. Se lo presento una hermana. Rubén, contó Juliángela a los psicólogos, “me dijo que su madre espiritual podría ayudarme. Y fuimos a Brasil a verla". Es al regresar a Madrid de ese viaje, cuando conoció a Sabrina (la asesinada). 

"En el restaurante le hablé de mi viaje a Brasil y resultó que ella también conocía a la santera que había visitado. Me hablo de ir a cenar y de un santuario que ella tenía en su casa. En el restaurante, nos bebimos cada una un litro de vino y tomamos cocaína. Fuimos al baño varias veces... Y decidimos seguir la fiesta en su casa... En la casa recuerdo que fumamos, bebimos y nos besábamos. Me mareé y al despertarme encontré a Sabrina encima de mí, con el cuchillo...”. 

“Huí a Brasil porque me dijeron que debía irme. Yo era prostituta, drogadicta, estaba amenazada por el marido de Sabrina, que era de una banda muy peligrosa". En Brasil, volví a la santera; me dijeron que Sabrina quiso coger mi fuerza y sacrificarme. Que había gente famosa que hacía pactos con el diablo a costa de matar animales o a gente para tener sus poderes, y que no debía volver a España, que ella me cuidaría... Seguí bebiendo y drogándome para olvidar".

ESPÍRITUS Y SOMBRAS EN SU CELDA 
Los psicólogos han expuesto en el juicio que Juliángela sufre un cuadro depresivo y trastorno de estrés postraumático; es decir un trastorno de la personalidad. Pero que sabe distinguir el bien del mal. No es una loca. Ha dicho a los psicólogos que en la celda de la cárcel "ve sombras" y que sigue creyendo "en los espíritus". Tales sombras, según los peritos, no constituyen un problema psicótico, sino que son fruto de las "ilusiones" que se dan entre los reclusos. Ilusiones que surgen de estados de sugestión. Es decir, tiene una "personalidad muy desorganizada, inestable e impulsiva", en opinión de los expertos. El crimen, señalan los psicólogos, puede estar conectado con el consumo previo de drogas y sus rituales de magia negra. El jurado decidirá esta semana el futuro de Juliángela. El fiscal le pide 17 años de cárcel; la defensa, la absolución, por legítima defensa. El jurado dictaminará.

¿HABÍA ALGUIEN MÁS EN LA CASA?
La defensa de la supuesta asesina mantiene que había alguien más en la vivienda de Alcorcón, presuntamente el santero con el que la acusada se marchó a Brasil, vía Londres. Se basa en que se halló semen en la vagina de la fallecida. Eso cuadraría además con la versión de Juliángela Queiroz de que se despertó cuando estaba siendo apuñalada por la fallecida.

La versión de los agentes de Homicidios es muy distinta. La supuesta asesina llamó a su santero, que estaba en la calle de Francisco Campos (distrito de Chamartín) y fue a recogerla a Alcorcón, tras lo cual huyeron. Así lo atestiguan las 13 llamadas que se intercambiaron hasta que llegó a su destino. Los vecinos la vieron salir por el patio envuelta en una toalla y con el pelo ensangrentado y acompañada de un hombre. No escucharon ninguna discusión ni ruidos de pelea, según los investigadores del Grupo V de Homicidios.

LA SECTA DE LAS ORGÍAS 
"Al cabo de tres o cuatro años me habían alejado de mi familia y de los amigos, no me dejaban tener contacto con el mundo exterior, y me controlaban hasta la ropa que vestía. Dejé de estudiar”. Luego empezó a tener contactos “con el jefe de la secta”, añadió. Recuerda que allí “se hacían limpiezas espirituales consistentes en orgías y sesiones espirituales. Empecé a sentirme mal con todo eso, pero no podía decir nada a nadie, hasta que se lo dije a mi pareja. y nos salimos de ahí y nos casamos por un rito japonés. Luego él me dejó porque le hicieron llegar historias falsas sobre mi". 

JOSÉ ANTONIO HERNÁNDEZ,  F. JAVIER BARROSO y GUIOMAR DEL SER

https://politica.elpais.com/politica/2018/05/16/actualidad/1526436137_036884.html?id_externo_rsoc=TW_CC

martes, 15 de mayo de 2018

FRANCESC FONOLLET, EL TERAPEUTA SALVADOR CONDENADO A 23 AÑOS DE PRISION


Una de sus pacientes lo tenía guardado en la agenda de su teléfono como “Francesc, el Salvador”. Acudía a su centro de terapias naturales desde hacía casi dos décadas. Aquel hombre mayor de aspecto bondadoso la hacía sentir bien. La guiaba adoptando una cierta ascendencia paternal. La aconsejaba con quien debía salir, con quien debía relacionarse, dónde debía trabajar. Controlaba toda su vida por completo. 

En teoría lo hacía por su bien. O al menos eso pensaba ella. Empezó a fraguarse este intenso apego desde la preadolescencia cuando la mujer se hallaba en plena búsqueda de su identidad. 

Aquel hombre que le impartía clases de repaso vio conveniente compaginarlas con técnicas alternativas de relajación. Las sesiones consistían en unos supuestos “masajes energéticos” que con el paso de los años cada vez se alejaban más del concepto masaje e iban centrados en la zona genital. 

Cuando la mujer llegó a la mayoría de edad, los tocamientos derivaron en penetraciones. Los abusos sexuales iban en aumento a la par que la dependencia emocional que aquel individuo infligía sobre ella. 

El falso terapeuta Francesc Fonollet, que ahora tiene 70 años, fue detenido por los Mossos d’Esquadra en junio del 2016 después de que cuatro pacientes de su consulta lo denunciaran por abusos sexuales. 

Tras dos jornadas de juicio, la sección séptima de la Audiencia de Barcelona le condenó la semana pasada a 23 años de prisión por abusos sexuales. Ese es el delito que se le puede atribuir. 

El Código Penal no castiga que lavara el cerebro de estas cuatro personas que se plegaron a cualquiera de sus deseos sin cuestionárselo.

Aquel terapeuta había logrado construir un grupo a su alrededor que le veneraba. Creó una secta. Francesc era su gurú, su líder supremo, su guía espiritual, su Dios, su salvación, todo pasaba por él, y ellos accedían a todos sus deseos. 

De los tocamientos se pasó a las felaciones y las penetraciones. Todo vestido bajo el mantra de un supuesto tratamiento de incremento de la autoestima y de reequilibrio emocional. 

Francesc Fonollet trabajaba de tornero en un taller de Sabadell cuando tras asistir a un par de cursos de homeopatía y reflexoterapia decidió montar su propio centro de terapias naturales y alternativas que giraba en torno a él. 

“Era una persona que se erigió en poseedor de un don, un talento, una capacidad superior y curaba a través de Jesús. No era él, sino que el contacto con Jesús le permitía curar. Esto es característico de un elemento sectarizado”, subraya Miguel Perlado, psicólogo de los afectados y especialista en sectas. 

El santero utilizó la misma estrategia con todas las víctimas. Se aproximaba a ellas a edades tempranas con la excusa de impartir clases de repaso o ayudarles a jugar al tenis y compaginaba esa actividad con los masajes energéticos. 

No sólo claudicaban ante él sino que acabaron uniéndose a su causa trabajando en el centro de terapias alternativas. En los otros casos, el gurú se aprovechaba de la desesperación con la que acudían aquellos pacientes a su consulta en busca de una solución alternativa tras fracasar con la medicina convencional. 

La relación se prolongaba durante años hasta que doblegaba su personalidad y lograba la sumisión. Las víctimas no rechazaban los abusos. No tenían capacidad para negarse, estaban absorbidos. “Se dirigía a tu cerebro y a tu alma, el cerebro se identificaba con el demonio y el alma con Dios, si no se sometía a lo que él quería, decía que el cerebro era un hijo de puta que estaba enfermo, le insultaba y le amenazaba”, relató una de las víctimas en el juicio. 

Cuando los pacientes se negaban a someterse a sus deseos sexuales, Fonollet las ridiculizaba en público. “Eran personas con baja autoestima, con problemas de depresión, que buscaban una terapia más alternativa. Las machacaba, las humillaba y luego abusaba de ellas cuando las tenía bajo su control”, señala el abogado de las víctimas, José Manuel Moratalla Toledano. 

“La dinámica maltratante es la misma. Si te hago pasar por todo esto es porque te quiero. El paciente cree que es un mal pensado por sospechar que está abusando de él cuando en realidad el gurú le da muestras de preocupación. La sectarización es emocional, no es racional. Te entran por esa vía y tú quedas atrapado. Te da afecto, comprensión , compañía, ayuda en momentos difíciles, te posiciona en contra de tus padres, es un puzle que se va armando”, resalta el psicólogo Perlado. 

Los pacientes lograron ver la luz después de que una mujer denunciara al falso terapeuta por tocamientos y fuera condenado a seis años de cárcel. El castillo de naipes de desmoronó. A las víctimas de las sectas, una vez salen, les asalta un sentimiento de vergüenza y miedo a la incomprensión. Sin embargo, cuatro de ellas dieron un paso al frente y denunciaron a su gurú. Se sospecha que podría haber una cincuentena de víctimas más. 

http://www.lavanguardia.com/sucesos/20180515/443590034701/falso-terapeuta-francesc-fonollet-abusos-sexuales.html 

"Decía que era dios" 
Una joven relata el tiempo que pasó enganchada a un grupo liderado por un homeópata de Sabadell que fue condenado por abusos sexuales 

Raquel (que es un nombre ficticio) explica que pasó casi dos años 'enganchada' a un grupo que, tanto ella como el psicólogo Miguel Perlado (que ha tratado a tres afectados), aseguran que estaba basado en la manipulación psicológica. 

El líder y maestro, Francesc Fonollet, un homeópata de Sabadell, seguiría en activo si no hubiera sido condenado a seis años de cárcel el pasado mes de mayo por abusar sexualmente de dos pacientes. 

“Era una época en la que estaba decaída y triste. Acababa de romper una relación de ocho años y había cambiado de trabajo. Un amigo me aconsejó que fuera a la consulta", comenta. En la primera visita, el terapeuta puso en duda su forma de pensar y todo lo que había hecho en la vida. Lo que había estudiado, lo que había leído. 

UN CURSO PARA SANAR 
Después le hizo unas pruebas para saber qué emociones le estaban perturbando. “Me dio una lista de 12 emociones, entre ellas tristeza, angustia y problemas sexuales”, dice Raquel. A partir de ahí, empezó a acudir a su consulta y luego el homeópata le propuso realizar un curso. “Se había ganado mi confianza y me dijo que tenía aptitudes para ser una buena terapeuta. Que, si quería, podía ser como él, pero tenía que renunciar a algunas cosas”, recuerda. El curso, que duró un año, se realizaba un fin de semana al mes en Sant Cugat. Había entre 15 y 20 alumnos y la formación se basaba en aprender a amar. “Decía que la pareja era la antítesis del amor, que si nos desprendíamos de las emociones podríamos amar de verdad y sanar a la gente. Decía que él era dios”, afirma. Nadie ponía en duda sus enseñanzas, todos pagaban religiosamente el curso y la mayoría de alumnos acudían además a la consulta del maestro, un hombre de más de 60 años de personalidad arrolladora. El curso establecía niveles, pero Fonollet (que ha declinado dar su versión de los hechos a este diario) hacía dudar a los alumnos de en cuál se encontraban. 

PROPOSICIONES SEXUALES 
Raquel asegura que sus insinuaciones sexuales eran constantes. “Decía que era una persona experta y que si las chicas queríamos experimentar una liberación, se lo dijéramos. Que si no, nunca podríamos sentirnos bien y felices. Decía que si trataba nuestras almas, por qué no le dejábamos tocar nuestros cuerpos”, rememora. La joven explica que el terapeuta a veces la rozaba con sus partes íntimas cuando la trataba en la camilla, una situación desagradable que se repetía en las llamadas sesiones de abrazos. Al final del curso les dijo a los alumnos que todavía no estaban preparados y que debían repetirlo. Esa gota colmó la paciencia de Raquel, que dejó el grupo, aunque con bastante temor. “Nos dijo que había puesto un chip en nuestro interior y creía que me perseguía”, explica. 

https://www.elperiodico.com/es/sociedad/20160716/testimonio-joven-estuvo-grupo-comportamiento-sectario-sabadell-5270564

miércoles, 9 de mayo de 2018

GLORIA LIZETH IZAGUIRRE TORRES. PRESUNTA VICTIMA DE UN CRIMEN SATANICO EN HONDURAS



 Testigos en la zona donde ocurrió el rito satánico, informaron que habían cinco personas en el lugar, quienes estaban vestidas de negro y participaron en el rito. 

Gloria Lizeth Izaguirre Torres de 42 años fue raptada por personas desconocidas cuando salía de su casa a comprar pan y café a la pulpería, así lo manifestaron familiares y conocidos de la mujer que horas más tarde fue encontrada sin vida en un supuesto ritual satánico. 



Dicho suceso ocurrió cerca de las 6:30 am del sábado en la colonia Smith de Comayagüela, y en horas de la tarde el cadáver fue encontrado en una casa abandonada en el sector de Corralitos, a inmediaciones de La Tigra. 

El cuerpo de Gloria Lizeth, quien en vida era madre de seis hijos, el mayor de 22 años y el menor de 4 años, lo hallaron agentes de la Dirección Policial de Investigaciones (DPI) en un inmueble del Instituto de Previsión del Magisterio (INPREMA). 

El cuerpo estaba cubierto con una túnica negra en el centro de la casa abandonada y le rodeaban cuatro candelas. Enfrente de la víctima había una cruz de madera y en una pared un grafiti en el que se podía leer “pacto 2018”. Informes preliminares establecen que en la palma de cada una de las manos le hicieron una estrella con un cuchillo y luego de practicar algún rito satánico le clavaron un arma blanca en la parte superior de su estómago. 


La víctima estaba arrodillada frente a un altar, con un puro al lado y cinco candelas encendidas. 

Pobladores de la zona dicen que observaron a un grupo de cinco personas vestidas de negro salir del lugar donde fue hallado el cuerpo. 

Finalmente, Izaguirre Torres era un ama de casa que se dedicaba a lavar y planchar, además de estar al cuidado de sus seis hijos: de 22, 20, 18, dos gemelas de 10 años y un niño de 4 años. 

https://konniemoments.com/2018/05/07/pact-2018-devil-worshippers-kidnap-sacrifice-mum-42-year-old-honduras-woman-gloria-izaguirre-torres-in-satanic-ritual/

martes, 1 de mayo de 2018

EL ASESINATO DE LA CHAMANA OLIVIA AREVALO Y EL LINCHAMIENTO DE SEBASTIAN WOODROFFE



La Fiscalía peruana ve “alta probabilidad” de que el responsable del asesinato de la chamana Olivia Arévalo sea el canadiense Sebastian Woodroffe

El presidente de la Junta de Fiscales de Ucayali, Ricardo Jiménez, informó este lunes que de acuerdo a los resultados de una prueba de absorción atómica realizada a las prendas del canadiense Sebastian Woodroffe, “hay una alta probabilidad de que sea el autor del crimen” contra la sabia indígena Olivia Arévalo, lideresa espiritual de la etnia shipibo conibo en la región Ucayali, en la Amazonía, al este de la capital.

Arévalo, de 81 años de edad, fue asesinada con varios disparos el 19 de abril, a unos pasos de su casa. Los testigos señalaban al canadiense como el homicida de la chamana. Dos días después, la Policía Nacional desenterró el cadáver del canadiense en un paraje cercano. Había sido linchado y después ahorcado por personas de la comunidad Victoria Gracia, donde vivía la lideresa shipiba o meraya (sabia en la lengua shipiba).

Tras el hallazgo e identificación del cuerpo del extranjero, la policía detuvo a dos sospechosos de haber participado en el linchamiento y muerte; y halló el arma usada para disparar a Arévalo. La Segunda Fiscalía Penal de Yarinacocha informó el viernes de que correspondía con el modelo y marca que el canadiense había comprado el 3 de abril, mediante un contrato escrito, a un policía en la zona.

Las pruebas que realizó la policía en las manos de Woodroffe dieron negativo, pero Jiménez explicó este lunes que se debió a que fue realizada después de dos días de que el cuerpo había sido enterrado. El presidente de la Junta de Fiscales de Ucayali dijo que solo falta una prueba pericial a los casquillos hallados tras el asesinato a Arévalo, pero también indicó que aún no está del todo claro el móvil.

"Según información de testigos, el canadiense hizo un préstamo de dinero a uno de los hijos, y pedía un tratamiento" de medicina tradicional a Olivia Arévalo, maestra en el uso de plantas medicinales y de la ayahuasca, una raíz de propiedades alucinógenas que solo debe ser administrada por un chamán que sepa conducir la sesión.
“Su comportamiento en la comunidad no era normal y en dos o tres oportunidades los vecinos lo llevaron a la comisaría porque hacía un poco de escándalo, pero la policía lo dejaba libre porque no había cometido delito”, explicó el fiscal Jiménez.


Líderes vulnerables
Es evidente la desprotección de los defensores de la tierra y de los defensores de la cultura, como en este caso, cuando una lideresa indígena sufre algún tipo de amenaza u hostigamiento por uso de medicina tradicional", comentó a EL PAÍS Robert Guimaraes, presidente de la Federación de Comunidades Nativas del río Ucayali y Afluentes (Feconau).

"La ausencia de respuesta oportuna de las instituciones del Estado en este tipo de casos podría haber evitado estos hechos lamentables", dijo Guimaraes acerca de los dos crímenes. “Esto pudo haberse evitado, también, con un diálogo intercultural oportuno, ello implica entender la complejidad del tratamiento con las plantas medicinales. 

El ayahuasca no es como una ampolla o una pastilla que adormece y en media hora pasa el dolor", detalló el líder de Feconau.

“Este ciudadano quería que le trataran con el ayahuasca de día, pero solo se toma en la noche. Hay una falta de entendimiento de enfoques en los extranjeros o de cualquiera que tiene una mirada distinta sobre esta medicina. Los indígenas ven en la medicina tradicional un componente espiritual y sagrado, hay una diferencia de concepción”, enfatizó Guimaraes.

Alerta en Canadá
El canadiense de 41 años asesinado en Yarinacocha, Ucayali, recaudó en una plataforma de crowdfunding más de 2.000 dólares para viajar a Perú. Dijo que pretendía aprender de las plantas medicinales de la Amazonía para tratamientos contra la adicción.

El 27 de abril, las autoridades canadienses actualizaron su alerta de viajes hacia Perú, tras el asesinato de Woodroffe, y recomendaron a sus connacionales "un alto nivel de precaución debido a un delito grave", así como por conflictos sociales y huelgas que pueden ocurrir en el país,

Una de las hijas de Olivia Arévalo, Virginia Vásquez, dijo a América TV –de Lima– que Woodroffe buscó a su madre enviado por un familiar, Guillermo Arévalo, que administra ayahuasca en Iquitos, la principal ciudad de la selva norte de Perú.


https://elpais.com/internacional/2018/04/30/america/1525119019_842669.html