El pánico suscitado por la epidemia de ébola ha llevado a que
algunos fabricantes de suplementos alimenticios intenten sacar provecho,
ofreciendo curas para el virus. Tanto la Organización Mundial de la Salud (OMS)
como la Agencia de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, en sus
siglas en inglés) han alertado sobre falsos remedios y amenazado, esta última,
con penalizar a tres compañías estadounidenses si siguen con sus campañas.
Ninguna de las entidades ha hecho pública la lista de productos o empresas que
tienen en la mira.
Lo que sí es público es que el ministro de Salud
de Nigeria se ha dedicado a promocionar un suplemento nutricional
estadounidense. Justo cuando se discutía el envío a Liberia del ZMapp, un
medicamento experimental aceptado por la OMS, el ministro Onyebuchi Chukwu
aseguró que un científico nigeriano, que vivía en el extranjero y que no
identificó, estaba organizando el envío a Nigeria de otro medicamento
diferente. Varios medios locales aseguran que se trata de NanoSilver, un
producto de la Fundación para los Remedios Naturales, que contiene
supuestamente partículas microscópicas de plata y no está certificado por las
agencias reguladoras. La plata mata algunos microbios en superficies y heridas,
pero puede ser tóxica y su uso sistemático contra virus no ha sido aprobado por
la FDA. NanoSilver se vende en la página web de la fundación, junto a productos
como aceite de cáñamo, chocolate y “paquetes para la claridad mental”.
Recientemente, la directora de esa fundación,
Rima Laibow, publicó en la web una “carta abierta a los jefes de Estado de los
países afectados por el ébola”, asegurando que el NanoSilver curaba la
enfermedad. También dijo estar en contacto con los Gobiernos de África
occidental. La doctora Laibow no pudo ser localizada. Después de que The
New York Times le enviara unas preguntas por correo electrónico, dos de
sus páginas web anunciaron que estaban “bajo ataque” y dirigían a los
visitantes a otros sitios que vendían un producto diferente llamado Solución de
Plata. En la Red aún se encuentran otros anuncios de suplementos para combatir
el ébola, como uno llamado Monolaurin.
Desde que comenzó el
brote —el mayor desde el año 1976, que ha afectado a 2.127 personas y
causado la muerte a 1.145 en Liberia, Guinea, Nigeria y Sierra Leona—, las
falsas curas han inundado África occidental. En Nigeria ha corrido el rumor de
que beber agua salada, o bañarse en ella, protege de la enfermedad, y se venden
bolsas de “sal bendecida para la cura del ébola”. La OMS ha informado ya de la
muerte de dos personas por ingerir agua salada.
No es algo nuevo. Durante los 30 años de epidemia
de sida, las falsas curas han proliferado en África, sobre todo cuando los
donantes occidentales empezaron a enviar millones de dosis de medicinas
antirretrovirales. El presidente sudafricano Thabo Mbeki llegó a impulsar un
producto llamado Virodene, el “milagro africano”, que resultó contener un
peligroso disolvente industrial.
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