martes, 18 de diciembre de 2012

ADAM LANZA, LOS PREPEERS Y LAS SECTAS DEL FIN DEL MUNDO

Según las investigaciones policiales, la madre del asesino de Connecticut podría ser una «prepper» ,alguien que intenta estar listo para sobrevivir y defenderse si llega el apocalipsis. Sus ideas pudieron haber afectado a su hijo...
 
Protectora, excéntrica y...¿peligrosa? Nancy Lanza es otro de los rostros de una tragedia en la que todavía faltan muchas respuestas. La personalidad de la madre del asesino es todavía un misterio.
 


La ex cuñada de Nancy, Marsha Lanza declaró ayer en televisión que Nancy era una «prepper». Es decir, alguien que se prepara para sobrevivir y defenderse en caso de que llegue el apocalipsis o suceda cualquier catástrofe mundial. Esa podría ser una explicación al comportamiento de su hijo Adam. Si el mundo va a terminar, ¿qué importa?
 
«Era una mujer muy responsable y preocupada por las cuestiones de seguridad» la describía su amiga Russ Hanoman en la «CNN». Eso explicaba según ella «su exceso de precauciones» con las armas en casa. En otras declaraciones a televisión, otras amigas contaron que Nancy pretendía marcharse de Newtown en cosa de un año para irse a vivir más cerca de la universidad de su hijo Adam. Algo que no cuadra con la definición de una persona convencida de que el próximo día 21 se termina el mundo y que hace pensar que todo sea mera especulación
 
El retrato que dibujan sus amigas: «mujer agradable simpática y responsable» contrasta con el que ofrecen algunos vecinos «excéntrica coleccionista de armas».
De momento todo lo que se sabe a ciencia cierta es que Nancy Lanza fue la primera víctima de la matanza de su hijo Adam. Que estaba divorciada de un alto cargo de la empresa GE Capital, vivía en una gran casa en Newtown con su hijo y poseía muchísimas armas, entre ellas el rifle de asalto que utilizó su hijo para perpetrar la tragedia.
 
Mientras, la policía asegura disponer de buenos elementos para comprender las circunstancias que llevaron a su hijo, Adam Lanza a cometer una masacre irreparable en la escuela Sandy Hook, aunque todavía aun no ha revelado ninguno de ellos.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Este tipo de personalidades respecto al muchacho son muy credulos a lo k ven y escuchan, son muy faciles de convencer y si algo los impresiona ya sea bueno o malo los siguen x dias o años uno como padre debe de tener mucho cuidado de lo k ven y escuchan su cerebro no procesa la informacion igual k los demas. Les aconsejo k si ustedes ven cualquier sintoma en la personalidad de sus hijos busquen ayuda no se preocupen por la etiqueta que les pongan solo asi se podran tratar las condiciones que sufren. Tarde a temprano sale su frustracion ya sea de jovenes o casados maltratano a su propia familia por favor observen bien a sus hijos para evitar tanta tragedia

MAYTE56 dijo...

A pesar del dolor que siento al ponerle rostro a esos niños, no me explico porqué una muger coleccionaba armas; me resulta raro.
Tenemos un blog que trata de parecidos temas: http://ladyalcon.wordpress.com/

Anónimo dijo...

Mas que vigilar a los hijos, hay que vigilar a los padres, que se meten en majaderías. El que no cree en nada, acaba creyendo en casi todo. Lo que los padres creen, los hijos lo empapan. Por ejemplo: en una familia de creyentes cristianos, es factible que surjan hijos buenos, con valores elevados, criterio bien formado, y posiblemente alguna vocación. En el caso de hijos criados en el seno de familias de credos ocultistas, vemos cómo desde niñas ya las adoctrinan en jergas iluministas incluso usándolas como un miembro más en ceremoniales oscuros. Yo he visto ambos casos. Recientemente, unas luciferinas, gestaban una de las suyas en una capilla usando a una niña de apenas 8 años... una pena. La culpa no es de los niños, sino de los crápulas de los padres. Por otro lado, hay que ser muy imbécil para creerse las tonterías sobre milenarismos... negocio de falsos profetas e iluminados sectaristas. El día que venga algo gordo, ya nos enteraremos todos y de suceder, además que faltan milenios, no habría bunker ni evacuación posible, así que ala, a vivir lo mejor posible y olvidaos de doctrinas, prodigios, portentos, milagreros, voces del mas allá y poderes ocultos.

Anónimo dijo...

Y lo primero que me ha venido a la mente al ver a los niñitos, es la canallada de privarles de la vida, con todas sus cosas, porque vivir, solo se vive una vez.Por eso es tan execrable privar de la vida a un ser o dañar su cuerpo. Solo tenemos una vida. El arrebato de la experiencia vital no tiene perdon de Dios. Aunque lo haga un demente, un autista, un drogadicto... El valor de los besos y abrazos, los atardeceres y amaneceres, los amigos que ya no conocerán, la vida que ya no vivirán, es incuantificable. Pero igualmente deleznable es, quien no te quita la vida, pero atenta en cualquier modo y manera contra tu integridad, contra el curso natural de los acontecimientos, jugando a ser dios... hay mucha estupidez tanto en gente normal como en grandes personalidades...

Anónimo dijo...

¿Que van a decir de ella sus amigas? a menos que las paguen por hablar mal de ella, dirán mieles, son sus amigas. Por otro lado, no es normal ni signo de sensibilidad, tener tantas armas en casa. Pensar en un posible cataclismo mundial (no pensaba en el día 21 sino a nivel global) y dicha mentalidad viene reprogramada y retroalimentada por esa atmósfera enrarecida en la que viven muchos norteamericanos, siempre obsesionados con cuestiones de supervivencia... creo dilucidar un signo de psicopatología en el hecho de coleccionar tantas armas letales. Eso no obedece a un instinto de defensa, sino más bien a obsesión y deseo oculto, inconsciente de tener poder para matar... una tendencia que quizá transfirió inconscientemente al niño mediante palabras, actitudes y el crío, sumamente inteligente como suelen ser en aspectos concretos los autistas, captó esa tendencia, materializándola. Es mi opinión. Pero considero que el germen es la madre. El niño solo puso en práctica lo que esta sentía que debía hacer ante una situación límite: matar a todo el que estuviera delante, como elementos amenazadores. Solo que el niño no tenía a nadie amenazándole...