Laparra recurrió a una vidente para enamorar a una
secretaria y tras no lograr su objetivo trató de recuperar los 165.000 euros
Hay amores que matan, deseos insatisfechos que conducen a la locura,
hechiceros aprovechados de las desgracias y enajenaciones de sus clientes, y
conjuros que pueden llevarte a la trena. Que se lo pregunten si no a José
Laparra, expresidente del Club Deportivo Castellón, que ayer aceptó la condena
de seis meses de prisión y multa de 1.440 euros por asaltar, junto a otras tres
personas, la vivienda de una pitonisa para quitarle los 165.000 euros que le
había pagado por un conjuro de amor que resultó fallido.
Se puede dar por satisfecho este peculiar hombre de negocios, dedicado a la
promoción inmobiliaria y a la atención geriátrica, que 'contrató' los servicios
de la bruja para poder obtener el amor de Sandra, una joven secretaria que
trabajaba en el edificio de Valencia donde él tenía una empresa.
La Fiscalía pedía dos años y ocho meses de cárcel por los delitos de
allanamiento de morada y ejecución arbitraria del propio derecho, por los que
ha sido condenado, más el de amenazas con una pistola simulada. Nefasto
negocio, en todo caso, para un tipo que ya fue procesado por el saqueo del
Castellón junto a su directiva. Encabezó el histórico club albinegro seis años,
entre 2005 y 2001, y se le acusó de desviar entre cuatro y seis millones de
euros procedentes, en parte, de subvenciones públicas.
La titular del Juzgado de lo Penal número 4 de Zaragoza ha atendido la
demanda de la vidente, quien le aseguró que su cliente percibió el dinero
cobrado por un servicio «perfectamente lícito que se llevó a cabo en las
condiciones establecidas». Fue el empresario el que llamó a la mujer para
solicitar su asesoramiento y pedirle que viajara a Valencia para recoger el
dinero.
Fracasado el relato de la pócima, un ungüento de agua, flores y tierra de
cementerio, José Laparra no dudó en tomarse la justicia por su mano. Agentes de
la Guardia Civil lo detuvieron, junto a tres cómplices, en la vivienda de la
bruja en Magallón, un pueblecito zaragozano de apenas 1.200 habitantes. Dio la
voz alarma un telefonazo del padre de la vidente, quien declaró que el
empresario y sus cómplices habían entrado sin su permiso y amenazaron a su hija
para que les devolviera el dinero.
La profetisa fue localizada escondida bajo el colchón de una de las
habitaciones de la vivienda, visiblemente nerviosa y alterada. «En España hay
comercio libre y cada uno fija sus tarifas. Tengo un gabinete psicológico»,
relató. Y cuentan que su progenitor también la exculpó: «Si hay tontos que
pagan por esto...»
Una vida de lujo
Fruto de suculentos negocios y 'golazos' de este tipo, Lucía Martín, nacida
hace 29 años en Esplugues de Llobregat (Barcelona), llevaba una vida de lujo.
Presumía de ser una humilde panadera que vendía a través de internet
magdalenas, pero disponía de varios televisores de plasma conectados a un
sistema informático, bolsos de diseño, decenas de pares de zapatos de marca y
hasta un cerdo vietnamita llamado Valentino, que según ella misma contó
adquirió emulando al actor George Clooney y a la millonaria Paris Hilton.
Un sistema de llamadas de adivinación del futuro y solución de problemas
amorosos le permitía viajar luego en clase preferente, hospedarse en lujosos
hoteles y lucir ropa de las mejores marcas. En su vivienda de tres pisos,
adquirida en una subasta bancaria, apenas había rastros esotéricos y las velas
justas para salir del paso en caso de apagón.
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