Se trata de una noticia realmente triste. Para quienes hemos tenido la oportunidad de trabajar con él, en mi caso compartiendo la vicepresidencia del Centro de Investigación y Análisis de la Criminalidad, la muerte del Dr. García-Andrade supone una perdida irreparable para la criminología y la investigación forense en España. Jose Antonio, sin ninguna duda, ha sido un referente para la investigación y análisis del crimen, no solo en España, sino en todo el mundo. Ahora, más que nunca, es oportuno releer su obra.
José Antonio García-Andrade, el decano de los forenses de España,
falleció ayer a los 85 años tras agravarse una larga enfermedad que
sufría. Se apaga la luz así una de las personas que más ha contribuido a
difundir el trabajo de estos especialistas y a desmitificar en parte la
muerte. Tranquilo, apasionado de la medicina y un conversador
infatigable, realizó más de 4.000 autopsias, muchas de ellas de famosos
casos de crímenes que saltaron a las primeras páginas de los periódicos y
revistas.
García-Andrade nació en Madrid en 1928 en el seno de una larga
familia de médicos de tradición humanística. “Ha sido un gran
profesional y un gran amante de la Medicina. Ha vivido por y para ella”,
recordaba ayer Cristina, una de sus tres hijas y la única que ha
seguido con la estirpe familiar. Además de forense, el decano de esta
especialidad en España era psiquiatra y pediatra. Su primer contacto con
la medicina fue en un pequeño despacho-consulta que regentaba su padre.
Se decantó por la forensía cuando en los años cuarenta del siglo
pasado, los forenses descubrieron que una mujer que fue arrollada por un
tren había sufrido realmente un aborto clandestino. Murió desangrada
durante la operación. “Aquello me fascinó”, recordaba a menudo. Su
currículum de cursos y de cargos en los que ejerció resulta amplísima.
Si algo caracterizaba a García-Andrade era su carácter didáctico. Sus exposiciones en los juicios y en los numerosos programas de televisión en los que participó, permitían entender con extraordinaria claridad como se había producido la muerte de una persona. Y eso, huyendo siempre del sensacionalismo.
“Sigo sin saber qué es la vida ni qué es la muerte. Pero sí le puedo decir que soy un enamorado de la vida. Es lo único que tenemos de verdad, y se te puede ir en un segundo o por un centímetro. Hay que aprovecharla”, afirmaba en una entrevista publicada en este periódico en octubre de 2000.
Si algo caracterizaba a García-Andrade era su carácter didáctico. Sus exposiciones en los juicios y en los numerosos programas de televisión en los que participó, permitían entender con extraordinaria claridad como se había producido la muerte de una persona. Y eso, huyendo siempre del sensacionalismo.
“Sigo sin saber qué es la vida ni qué es la muerte. Pero sí le puedo decir que soy un enamorado de la vida. Es lo único que tenemos de verdad, y se te puede ir en un segundo o por un centímetro. Hay que aprovecharla”, afirmaba en una entrevista publicada en este periódico en octubre de 2000.
Ejerció de forense en Ibiza, Nájera (La Rioja) y Piedrahíta (Ávila),
antes de aprobar la oposición de categoría especial y trasladarse a
Madrid. Entre las autopsias que hizo se encuentra las de los Marqueses
de Urquijo, María Lourdes de Urquijo y Morenés, Marquesa de Urquijo y su
marido Manuel de la Sierra, asesinados en chalé de Somosaguas el 1 de
enero de 1980. Como psiquiatra, entrevistó a más de un millar de
criminales, lo que le permitió tener una visión muy amplia de las
distintas tipologías de asesinos.
Siempre sobresalían dos casos cuando le preguntaban por su vertiente
de psiquiatra. El del llamado Mataviejas, que violó y asesinó a 16
ancianas en Santander en 1987. “Era una forma de asesinar a su madre con
la que había tenido una relación violenta”, afirmaba. Como enfermo
mental, hablaba siempre de Manuel Delgado Villegas, llamado El Arropiero, que en los setenta confesó decenas de asesinatos.
La labor didáctica de García-Andrade fue muy amplia. Escribió unos 15
libros, la mayoría de ellos en los que recordaba y explicaba los casos
más importantes en los que había participado. El primero lo escribió en
1973 y desde entonces no dejó de publicar. Uno de los últimos fue De la estirpe de Caín, que vio la luz en 2004. En él participó su hija, la periodista Pepa.
La capilla ardiente de García-Andrade fue instalada ayer en el
tanatorio Norte de Madrid y está previsto que hoy sea enterrado en
Colmenar Viejo, población madrileña en la que ejerce de forense su hija
Cristina. “Como me acompañaba a muchas autopsias y quería ser enterrado
en la tierra y no en un nicho, hemos elegido ese lugar”, resumió su
hija.
http://sociedad.elpais.com/sociedad/2013/08/21/actualidad/1377120274_103374.html
Entrevista de EAdC a Jose Antonio García-Andrade:
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