Rescato del archivo la noticia publicada aquel día por El Mundo, y en la que se sintetiza la siniestra historia del líder de Edelweis y su fatídico asesinato:EL MUNDO: «Eddy», el líder de la secta Edelweiss, asesinado en IbizaIBIZA.- Eduardo González Arenas, líder de la secta Edelweiss, murió ayer en Santa Eulalia de una certera cuchillada que le propinó un hombre que estaba discutiendo con él en la terraza de la heladería Manolo, situada en los bajos del edificio Sharc de la citada localidad ibicenca. El fallecido había salido de la cárcel en 1997, tras cumplir una pequeña parte de la condena por corrupción de menores que le hizo tristemente famoso en 1991. En ese año se estableció en Ibiza, donde tenía un bar a medias con otro socio.

Según testigos presenciales del asesinato, el agresor -al parecer un joven que solía frecuentar el bar que Eddy regentaba en el mismo municipio-, el asesinado y el abogado, que defendió a González Arenas en su última detención en junio del 1997 por abusos a menores, estuvieron hablando largo rato; minutos después de que el letrado abandonara la mesa se produjo la cuchillada que alcanzó a González Arenas en la garganta. Eran alrededor de las 18.00 horas.
«Entró en el local sangrando como un cerdo», manifestó la encargada del bar. «Llamé a la policía local, pero él se daba cuenta de que se estaba muriendo y quiso tomar un taxi», relató.
Un turista que estaba en el bar intentó taponar la aparatosa herida que Eddy tenía en el cuello con papel de cocina. Con la herida a medio tapar, el antiguo líder de la secta Edelweiss se dirigió a un centro médico, situado a escasos metros, donde el facultativo no pudo hacer nada por salvar su vida. «Había perdido mucha sangre», explicó el médico. La Guardia Civil confía en detener en las próximas horas al agresor. «Caerá», manifestó en el lugar de los hechos el capitán Francisco Puentes.
DENUNCIA POR ROBO.- El supuesto agresor había robado en el establecimiento Sa Gabia, que regenta la víctima. Por este motivo, indicaron, «el sospechoso, la víctima y su abogado se hallaban charlando en la terraza de la heladería. Al parecer, concretaban algunos puntos de la denuncia que Eduardo González había interpuesto en su contra». La Guardia Civil retiró como prueba del hecho la mesa ensangrentada donde González Arenas fue acuchillado y la trasladó al cuartel de Santa Eulalia para ser sometida a un análisis para detectar posibles huellas dactilares.
El juez de guardia ordenó, horas después, el levantamiento del cadáver que fue trasladado al depósito municipal, donde en las próximas horas se le practicará la autopsia que determinará con exactitud las lesiones que presentaba Eduardo González.
Al lugar del crimen acudieron numerosos curiosos que se agolpaban frente a la terraza del bar y que, posteriormente, se dirigieron hasta el centro médico donde Eddy acudió en su intento por sobrevivir. Los agentes de la Guardia Civil se negaron a facilitar más detalles sobre el supuesto agresor alegando que se preveía que fuera detenido en pocas horas, por lo que la investigación, añadieron, se halla en un momento clave para poder esclarecer el caso.
Poco a poco, en el lugar apenas quedaban indicios de que horas antes, el líder de la secta Edelweiss había sido asesinado en una terraza muy próxima al bar que él regentaba desde que había salido de la cárcel. González Arenas fue condenado a una pena de 168 años de cárcel por corrupción de menores. Varios chicos que participaron en los campamentos que realizaban en la sierra madrileña a finales de los años 80 testificaron en el juicio que dentro de Edelweiss las relaciones sexuales entre ellos y los monitores eran consideradas «algo normal».
Muerte a la puerta de casaEduardo González regentaba junto a un socio un pub llamado Sa Gabia (La jaula). Eddy se había instalado en Santa Eulàlia tras tan sólo cumplir seis de los 168 años de cárcel. Y es que su buena conducta y la aplicación del nuevo Código Penal fueron las dos bazas que le permitieron abandonar las rejas. En las diligencias consta que las autoridades penitenciarias certificaron su «comportamiento ejemplar y su talante colaborador».
Al abandonar la prisión, se instaló en un piso del edificio Sharc de Santa Eulalia -donde ayer fue asesinado- junto a su madre y abrió el citado establecimiento nocturno. Cinco meses después y cumpliéndose los pronósticos de los vecinos de la localidad, Eduardo González era nuevamente detenido por parecidos delitos después que un grupo de menores le denunciaran por abusos sexuales. No obstante, en esta ocasión, la magistrada Marta Díaz, titular del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 5 de Ibiza ordenaba su puesta en libertad.

González, en una entrevista mantenida con este periódico, aseguró que su detención había sido provocada por un «grupo de indeseables» que le hicieron «chantaje». «Quisieron abusar de mi situación y pretendieron extorsionarme. Me negué en redondo y lo he pagado con tres días de detención». González indicó que la reinserción social en este país es «una quimera». «Le diré algo, aunque creo que la reinserción es difícil, creo en la Justicia, la misma Justicia que me condenó».
Un proceso duro y lleno de arrepentimientos Cuando la policía desarticuló al grupo excursionista Edelweiss en 1984, hubo un considerable revuelo en Madrid. Al parecer, varias decenas de niños eran inducidos a mantener relaciones sexuales con sus monitores dentro de una secta. En ella les prometían viajes a otros planetas y les hablaban del fin de la Tierra. Hasta seis años después no hubo juicio.
23.9.91.- Once acusados -Eduardo González y otros 10 monitores- se sentaron en el banquillo para responder de 75 delitos de corrupción de menores. El fiscal pedía 450 años para Eddy y 225 para cada uno de sus ayudantes.
24.9.91.- Varios de los monitores de Edelweiss declaran que González les había lavado el cerebro y que habían creído a pies juntillas que el líder de la secta era un extraterrestre que les llevaría a otros planetas.
27.9.91.- Varios testigos que fueron miembros del grupo aseguran en el juicio que las relaciones sexuales entre ellos y los monitores eran consideradas «normales», y que éstos les habían convencido de que las prácticas homosexuales eran buenas.
10.10.91.- González Arenas declara que si hay algún delito, el único culpable es él.
22.10.91.- Eddy es condenado a 168 años y el resto de los acusados, a penas que oscilan entre los 14 y 65 años.
«Lavados de cerebro» y misoginiaUno de los 10 monitores del grupo de montaña Edelweiss que se sentaron en el banquillo de los acusados junto a Eddy describió así la dominación que éste ejercía sobre ellos: «Me ha humillado, explotado, aplastado, ha anulado mi personalidad. En aquella época yo no era un ser humano», declaró Carlos de los Ríos. Consideraba a González Arenas como un padre hasta que abrió los ojos. Eddy se presentaba como un extraterrestre o como el príncipe Alain, enviado para educar a los niños en un camino de perfección que les permitiría sobrevivir en otro planeta tras un holocausto de la Tierra que, según él, era inminente. Los menores que testificaron en el juicio aseguraron que, dentro de la secta, las relaciones sexuales entre ellos y sus monitores eran consideradas «normales», que les decían que sus padres eran impuros y que la mujer era una imperfección.
J. C. SUBIRACHS (El Mundo)