Publicado en EOC nº 88
Los zangbetos se han convertido en el misterio viral de moda en Internet. Miles de videos en Youtube intentan documentar el fenómeno sobrenatural más “inexplicable” del vudú africano. Nuestro compañero Manuel Carballal, que además de experto en religiones afro-americanas es mago, descifra el misterio.
Regresamos a Haití, en un nuevo intento por conseguir lo que no logramos en nuestro viaje anterior: una evidencia de que algo paranormal se expresaba en los rituales secretos del vudú.
Nos entrevistamos con varios houngans (brujos) diableros, que afirmaban poder materializar físicamente un diablo. Pero a pesar de que vivimos situaciones realmente sorprendentes, ninguno de ellos aceptó realizar el ritual de materialización en nuestra presencia. Hasta aquel día…
Aquel día nuestro guía, también houngan, Tony Gellin, nos recogió en el hotel y, sin previo aviso, nos condujo a un lugar desconocido en un suburbio de Puerto Príncipe. En cuanto bajamos del coche y nos adentramos en un laberinto de pasadizos y callejuelas, mi compañero Miguel Blanco reconoció el lugar. Era la casa donde, años antes, el sí había tenido la oportunidad de ver un “diablo”.
Pude comprobar que la descripción que Miguel había hecho de la casa, la estancia, la ornamentación y la gran caja de madera donde se materializaba el diablo era exacta. No había añadido ni quitado nada.
El cuarto del diablo era tal y como me lo había descrito. Oscuro, siniestro, opresivo. Toda la puesta en escena estaba diseñada para infundir temor, sugestión…
Nos sentaron frente a la caja, de unos dos metros de largo por uno de ancho y uno de alto, abierta por su parte frontal. Estaba vacía. La rodeamos –sin tocarla- y no encontramos trampillas o puertas secretas a la vista.
Cuando comienza el ritual el brujo cubre la caja vacía con una sábana negra. Pese a la penumbra intencionada –la única fuente de luz eran unas velas- juraríamos que no había nada en su interior. Pero tras una invocación en creole a “Mi General”, escuchamos clara-mente una voz que responde desde el interior de la caja.
El diablo responde en creole, arrastrando las erres y con voz gutural. El brujo levanta la sábana y la caja sigue vacía, pero comienzan a “aparecer” objetos: un cráneo humano, unas cartas del tarot, un búho… Tras volver a taparla con la sabana y tras una nueva invocación, la caja comienza a moverse. Suavemente al principio, con fuerza después. Al levantar la sábana, solo durante una fracción de segundo, podemos ver una figura humana, un varón de raza negra desnudo, cubierto solo con una capa roja… Al volver a destapar la caja, el “diablo” había desaparecido…
Miguel Blanco, todo el merito es suyo, me miró de reojo negando con la cabeza… “Esto no es lo que yo vi, esto es un truco”.
En Haiti el vudú es un culto repleto de secretos. Hoy comprendo la razón. Los houngan (brujos) y bokor (sacerdotes) mantienen en sociedades iniciáticas las claves de sus “poderes sobrenatuales”. En realidad conocimientos químicos sofisticados, un dominio poderoso de la sugestión y una tradición mágica que se inició hace siglos, a 8000 km. de distancia. En las selvas del África negra.
El “efecto” de la materialización del diablo dentro de una caja, tiene su inspiración en una “rutina” similar que todavía hoy arma uno de los cultos más influyentes en Africa: las sociedades secretas zangbeto.
Según recoge Dominic Okure, del Instituto de Estudios Africanos de la Universidad de Ibadan, en Nigeria, el “mágico” culto al zangbeto data del siglo XVII.
“Te-Agbanlin era hijo de Zeririgbe, hermano del rey de Allada, quien emigró a Porto Novo (Benin) como agricultor profesional en busca de nuevas tierras de cultivo en el siglo XVII. Cuando llegó a la ciudad se estableció en Porto Novo alrededor de 1684, conoció a los habitantes locales que eran Nago (Yoruba).
Según este relato, narrado por el Jefe Francis Agoyon, un líder de la comunidad Ogu en Makoko, Estado de Lagos: Te-Agbanlin le pidió al jefe de la aldea de Aklon un terreno para asentarse, incluso si sólo era lo suficientemente grande para acomodar la piel de antílope que poseía, y que era del tamaño de su cuerpo. Cuando se le concedió la libertad de elegir el lugar que cubriese aquella piel, la cortó en finas tiras, haciendo una larga soga, con la que rodeó una gran porción de tierra en la que construyó un enorme edificio. Su nombre, Te-Agbanlin, en realidad significa “pata de antílope”…
Para proteger a los animales salvajes de los invasores humanos en esta aislada zona, creo la casa de los guardianes de la noche en su entrada. Con el cuerno de un antílope, hizo un artefacto parecido a una trompeta. el cual sopló para producir un sonido aterrador que ahuyentaba a hombres y bestias. El cuerno de antílope se convirtió más tarde en la marca distintiva de zangbeto “.
Sin embargo, en cuanto al origen de los zangbetos, como “guardianes de la noche” la tradición sugiere que Te-Agbanlin, que ya habría demostrado su ingenio y astucia con la estratagema de la piel de antílope, tenía un enfrentamiento con su rival Medji, por el poder. Cuando un consejero le sugirió que usase una nueva es
Siguiendo las indicaciones de su consejero Te-Agbanlin se construyó una enorme “armadura” de forma cónica con varillas de bambú cubiertas de paja y hojas secas de plátano. En la parte superior colocó una apertura para poder ver el exterior y unas asas para manejar la “armadura” con agilidad.
Desde ese día el zangbeto se convirtió en un instrumento de terror, y por tanto de poder. Y comenzó un culto que empezó a extenderse, desde Porto Novo, por toda la costa del sur de Benin, cruzando después las fronteras de Togo por el este y Nigeria por el oeste.
El culto zangbeto, como otras manifestaciones de la magia y el folclore africano, zarparon a bordo de los barcos negreros que, durante siglos, desde Senegal exportaban esclavos al Nuevo Mundo. Y de esa forma las creencias las tradiciones y creencias africanas cruzaron el océano, implantándose, adaptándose y transformándose en América: santería, vudú, umbanda, etc.
Los egungun, como los iremes abakua o los zangbetos, son en esencia elaborados trajes rituales, con los que los espíritus se manifiestan a través de elaboradas danzas y bailes. Pero lo que diferencia a los zangbetos de todos los demás es que, aparentemente, bajo el zangbeto no hay ningún humano…
Durante siglos los rituales de zangbeto se limitaron a cultos locales en Africa. Solo los aterrados nativos eran testigos del ritual. El zangbeto, esa armadura de paja u hojas aparentemente ligera y liviana salía de su santuario, o llegaba a la aldea por mar. Siempre escoltada por sus kregbetos (asistentes) que evitaban que nadie se acercase y se comunicaban con el zangbeto a través de una lengua y gestos indescifrables para el profano.
A una señal del kregbeto ese cono de paja, aparentemente inerte empieza a vibrar. Primero sutilmente y después de forma evidente. Y de pronto comienza a desplazarse por el centro de la aldea o poblado. Al principio lentamente, pero después gana velocidad, gira, salta, baila al ritmo de los tambores. En las sociedades secretas zangbeto más veteranas, las coreografías son absolutamente espectaculares.
En algún momento de la exhibición el zangbeto se detiene. A pesar de que se trata, aparentemente, de un montón de paja que no debería pesar más de 10 o 20 kilos, son necesarios 4, 5, 6 o más hombres para levantarlo del suelo mostrando que ha materializado, bajo el, algún animal, o algún objeto, que en ocasiones también se mueve solo… Al mostrar al público el interior del zangbeto, como la caja del diablero de Haiti, todos observan que está vacío. Hasta ese instante, aseguran, era un espíritu y no un humano, quien había dado vida al zangbeto para su danza.
Hasta el siglo XX, como decía, este espectáculo de magia y folclore estaba limitado a los ojos de los nativos. Pero los primeros antropólogos y misioneros que fueron testigos de ese aparente prodigio sobrenatural lo reseñaron en sus crónicas de viaje.
Existen algunos estudios sobre las sociedades secretas zangbeto, como los de Lous Hunkanrin, en los años 30 del siglo pasado, pero la fama mundial del misterio zangbeto llegó con Youtube.
Fue una revolución. A medida que se abrían rutas turísticas en Benin o Togo, y los turistas que tenían la oportunidad de asistir a algún ritual de zangbeto lo subían a Internet, Youtube comenzó a nutrirse con miles de grabaciones de lo que sus autores calificaban de “misterio inexplicable”.
Basta escribir zangbeto en el buscador, para encontrar miles de videos de todo tipo de zangbetos, realizando todo tipo de prodigios, ante los ojos aterrados de los viajeros occidentales.
Exploradores españoles, como Jose Manuel Novoa o Jesús Calleja han incluido las danzas de los zangbetos en sus documentales. En el caso de Calleja, este mismo año 2018 y dentro de la serie de Cuatro “Planeta Calleja”, dedicó un programa a su viaje a Benin con la presentadora y humorista Paz Padilla. Asistieron alucinados a la danza del zangbeto y luego presenciaron, perplejos, como le daban la vuelta apareciendo su interior totalmente vacío. Padilla y Calleja, decían en el programa, podían comprender el temor que inspira entre la población un acto mágico tan inexplicable… (El programa completo puede verse en: https://www.cuatro.com/planetacalleja/planeta-calleja-paz-padilla-programa-completo_2_2521605079.html )
A pesar de que los kregbetos son muy estrictos imponiendo a los turistas o curiosos desde donde pueden tomar imágenes y en qué momento, es imposible controlarlos a todos. Y hoy, gracias a las imágenes que nos han cedido empresas de viajes de aventura como Kasbah Itrán (https://www.kasbahitran.com) tomadas por ellos mismos a sus viajeros -que amablemente me cedieron para este trabajo-, y a otras similares, podemos descifrar el secreto de los zangbetos.
En varios de esos videos y fotografías, ampliando la base, se pueden ver los pies del box-holders, como los denomina Hunkanrin, que se esconde bajo el cono de paja. No son muchas las oportunidades de verlos y hay que rastrear entre miles de imágenes, pero ahí están.
¿Por qué no dejan huellas en los suelos de tierra batida donde actúan? Porque los flecos del zengbeto, además de ocultar los pies del box-holders, sirven para borrar las huellas que deja, dando la impresión de que el zengbeto levita.
¿Por qué cuando los kregbetos giran el zangbeto, no se ve a nadie en su interior? Existen dos técnicas. En algunos casos se ha preparado un agujero en la tierra, cubierto con ramas y tierra, justo donde se detendrá el zangbeto. El box-holders se oculta en el agujero y los kregbetos pueden incluso quemar el zangbeto, que seguirá moviendosea través de un cable manipulado desde el escondite. A quienes han visto esta variante les impresiona que el zangbeto continúe bailando al ritmo de los tambores mientras arde… en realidad los tambores se adaptan al ritmo que marca el operador oculto.
Pero, con diferencia, el sistema más habitual es que dentro del zangbeto existe un compartimento secreto donde se oculta el box-holders cuando termina su actuación. Eso explica porque son necesarias 4, 5 o más personas robustas para girar un cono de paja que apenas pesa 20 kilos. Y porque en muchas imágenes se evidencia que el zangbeto pesa mucho más de un lado que de otro.
En ese compartimento, además, se ocultan los animales, muñecos, comida u otros objetos que el zangbeto materializa en algún momento de la actuación.
En julio de 2018 el desmitificador y amante del ilusionismo Kike Buster publicaba el video definitivo. Durante una exhibición de zangbeto en un festival en Benin se produce una descoordinación entre el box-holders y los kregbetos, que levantan el cono de paja antes de que el humano tenga tiempo de esconderse en el compartimento oculto en el forro del zangbeto.
El hombre de raza negra desnudo, que intenta desesperadamente esconderse del público en el forro del zangbeto se parece mucho al que Miguel Blanco y yo vimos en el interior de aquella caja de diablero haitiano.
Tenía un doble fondo al fondo, donde se ocultaban los objetos materializados y el “diablo” cada vez que el brujo levantaba la sábana, para reaparecer “milagrosamente” durante unas fracciones de segundo. Lo suficiente para generar sorpresa y terror, sin llegar a comprender donde estaba el truco…
Esa es el arma secreta de los brujos, tanto en Haiti como en Benin… el miedo y la sugestión. Pura magia de escenario.
Manuel Carballal
¿Lo sabías? Desde Chavin de Huantar, en Perú, hasta el templo de Abydos en Egipto, pasando por los santones milagreros de India, tras muchos “fenómenos místicos” del pasado se ocultan trucos de ilusionismo…
Las sociedades secretas zangbeto
Según las investigaciones de Louis Hunkanrin sobre las sociedades secretas zangbeto en 1937, el proceso de un aspirante a ingresar en una de estas sociedades debe ser varón. Como en el caso de los abakua cubanos no se admiten mujeres porque, literalmente,“las mujeres no saben mantener los secretos”. Y el secreto es la base del poder de los zangbetos.
El aspirante contactará con un zangan (representante de la sociedad) en su localidad ofrendándole dos botellas de alcohol, y el zangan será quen lo presente en la sociedad. Consultado el oráculo, y si el candidato es aceptado por los espíritus (es decir por el adivino), acudirá a la sociedad acompañado de su padrino para someterse, con los ojos vendados, a su entrevista con el zangbeto. Se le advierte severamente: "Nunca debes revelar a las mujeres, a los niños y a los laicos todo lo que ves aquí"
Después tendrá que soportar, sin amedrentarse, los bailes, gritos y ruidos que escuchará en la sala de iniciación, mientras el zangbeto “cobra vida” y aparentemente baila, se mueve y le habla, sin que haya nadie en su interior…
Si pasa la prueba debe hacer un juramento solemne, porque “Ahora eres un hombre, un as. Ahora puede conocer secretos desconocidos para los legos".
"Si alguna vez, revelas lo que viste, los fetiches te matarán, tendrás vida infeliz, no tendrás éxito en todo lo que emprenderás, tus mujeres, tus hijos serán infelices y morirán".
Después cavará un agujero en la tierra –como los que se utilizarán en algunas de las demostraciones “mágicas”- mientras recita: "Puse en este agujero toda profanación, toda indiscreción, todo lo que es contrario a las costumbres, las regulaciones de Zangbeto. Ahora todo está enterrado, estoy purificado”. A partir de ese momento aprenderá el lenguaje y las contraseñas secretas de los zangbetos, para dar indicaciones durante las exhibiciones mágicas…
M. Carballal
Más allá del baile o el folclore, los zangbetos cumplen una función social. Durante siglos fueron los encargados de hacer el trabajo de la inexistente policía en las aldeas más remotas de Benin, patrullando las calles durante la noche para perseguir y aterrorizar a los delincuentes, las brujas y los maleantes. Zangbeto significa, literalmente, “guardián de la noche”.
Hoy colaboran con la UNESCO en la protección de los manglares, la fauna y la flora local, atemorizando a los furtivos. Los zangbetos son el mejor ejemplo de que un árbol malo puede dar frutos buenos. Un embuste mágico, elaborado con un sofisticado truco de ilusionismo, ayuda a mantener la armonía social en las aldeas de África, a través del miedo que infunde.
M. Carballal
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