El testigo de Jehová despierta del coma
Pablo Albarracini es testigo de Jehová y recibió seis balazos en un intento de robo. Sobrevivió y, sin saberlo, quedó en medio de una guerra entre su papá y su esposa. Desesperado por salvarlo, su papá pidió a la Justicia que autorizara la transfusión de sangre –que la secta prohibe– que ordenaron los médicos. Pero la esposa de Pablo, también testigo de Jehová, logró impedirlo. Pablo quedó en el medio sin saberlo porque pasó dos semanas en coma farmacológico. Pero el pasado viernes 18 se despertó. Ahora, su papá juega su última carta: que Pablo vuelva a hablar, revoque las directivas que él mismo firmó y acepte recibir sangre ajena.
En marzo de 2008, Pablo firmó un formulario que exigen los testigos de Jehová –una secta que prohibe “comer sangre”– para entrar a la congregación. Completó los casilleros que dicen “rechazo todos”: transfusiones, reanimación e incluso un asterisco que sugiere que, en caso de estar hospitalizado, no elija como representante a un médico ni a nadie que pudiera convencerlo de aceptar sangre. El papel tiene la firma de un escribano y es el arma que el pasado miércoles 16 su esposa llevó a la Clínica Bazterrica para impedir la transfusión.
Aunque Jorge, su papá, cuestiona la validez de ese papel, la Justicia consideró que Pablo dejó “directivas anticipadas” que deben respetarse. “Pero la ley dice que sólo el paciente puede revocar su decisión. Por eso estamos esperando que los médicos nos autoricen a preguntárselo. Si lo hace, la voluntad que dejó por escrito queda anulada”, explicó a Clarín Mariana Gallego, su abogada. El día 18 Pablo comenzó a mover los ojos ante ciertos estímulos, por eso saben que los escucha. Pablo está en terapia intensiva y sólo lo visitan los dos “soldados” de esta guerra: su esposa y su papá. En esa sala se librará la batalla: quién de los dos podrá convencerlo.
Polémica en los medios
El caso convulsionó a los medios. No fue el primero: en febrero del año pasado un joven rosarino que había sufrido un accidente en moto murió porque su esposa se negó a que recibiera sangre. Los médicos le habían dicho a su hermana que con una transfusión le habrían dado el alta. En abril, otro testigo de Jehová de 67 años murió por lo mismo: necesitó sangre por una falla del sistema circulatorio y su familia se negó.
El día en que Pablo salió del coma, en la radio y en la televisión, oyentes y conductores coincidían: consideraban que anteponer los dogmas religiosos al momento de salvar una vida era una locura. Lo cierto es que en el fallo, la Cámara basó su decisión en el papel que Pablo firmó, no en los motivos que lo llevaron a hacerlo.
“Se trata de aceptar la autonomía. El no quiere suicidarse sino que respeten su voluntad. Acabamos de aprobar una ley de muerte digna: si siempre primara la vida y no vamos a aceptar que haya personas que decidan rechazar un tratamiento, no estamos aceptando su autonomía”, opinó Florencia Luna, investigadora independiente del Conicet y directora del área de bioética de FLACSO. “Se supone que ha sido una decisión meditada. Tal vez, lo que para unos significa salvarlo para sus preceptos religiosos, signifique condenarlo”.
Roberto Battellini es jefe de cirugía cardiovascular del Hospital Italiano, donde tienen un “recuperador de sangre” que sirve para operar a los testigos de Jehová. La máquina no da sangre ajena sino que permite recuperar la que el paciente pierde en una operación. “Respetaría sus directivas aunque muriera como quisiera que respetaran las mías. Si fuera menor sería discutible pero si firmó su voluntad a los 32 años, no”, opinó.
¿Qué pasaría si Pablo no recibe una transfusión? “Tiene la mitad de hematocritos que alguien sano. Eso significa que los vagones que transportan el oxígeno están críticamente limitados. Si está tan anémico, con el cerebro traumatizado por la pérdida de masa encefálica y encima con baja oxigenación, su evolución se puede entorpecer seriamente”, señaló Alberto Alves de Lima, cardiólogo del Instituto Cardiovascular de Buenos Aires. Él también cree que la palabra del médico dejó de ser “santa” y deben respetar la decisión de los pacientes. Pero reconoce, “a veces da impotencia”.
El posible recurso a los tribunales
El padre de Pablo Albarracini está convencido de que en pocos días su hijo volverá a hablar. Cree que ahora que despertó del coma farmacológico revocará las directivas en donde dejó constancia de que se negaba a recibir sangre. Pero si no consigue hablar y el tiempo apremia, su padre llevará el caso a la Corte Suprema de Justicia.
“Si Pablo sostiene su postura no hay nada que hacer. Pero si no lo hace, el padre firmará un recurso extraordinario en el que cuestionará la validez de las directivas que firmó su hijo”, dice la abogada de su padre, Mariana Gallego. “El argumento es la capacidad de discernimiento que tuvo al momento de firmar. Cuando alguien firma un contrato que le exigen como requisito para formar parte de un grupo religioso y que si lo viola corre el riesgo de que lo expulsen ¿es una elección libre?”, pregunta.
El otro tema que plantearán ante la Corte es el “derecho a la salud”, justamente porque lo que está en riesgo es la calidad de vida que tendrá cuando se recupere. Pablo, de 38 años, tiene una anemia severa, por lo que el transporte de oxígeno está muy limitado. Como uno de los seis balazos que recibió durante el intento de robo le dio en la cabeza, sufrió la pérdida de un ojo y de masa encefálica. Por eso la baja oxigenación puede entorpecer su evolución e incluso –explicaron fuentes del Hospital Italiano– poner a los médicos en aprietos en caso de que necesiten volver a operarlo. En ese caso sí, su vida podría correr peligro.
http://infocatolica.com/blog/infories.php/1205201019-polemica-en-argentina-por-el
La vida es un bien único e irrepetible. Apostar por la vida cuando al hacerlo queda garante la calidad de la misma, hace que sea una obligación. Caso distinto cuando hablamos de procesos en los cuales el individuo por su deterioro físico o mental adolece de dichas garantías de calidad de vida. Vivir por vivir a costa de lo que sea tampoco es acto inteligente. En este caso, las creencias perjudican valores mas importantes como la vida y la defensión y protección de la vida debería primar absolutamente por encima de dichas creencias. Siempre y cuando se garantice que la sangre estará libre de algun virus. En España son numerosos los casos de contagio de sida y de hepatitis C gracias a transfusiones en nuestro sistema sanitario. Si por un lado salvamos vida pero al tiempo la condenamos a una muerte segura o larga enfermedad porque se le ha puesto sangre contaminada, casi era preferible que la persona hubiera muerto. En el caso presente, por Dios, que alguien convenza al joven, tiene una vida por delante, muchos amaneceres que disfrutar, la vida esta aquí, no en el mas allá. Tiene una familia ¿hay mayor tesoro? Las creencias, son meras explicaciones racionales que nos damos ante procesos y cuestiones sobre las que no sabemos dirigirnos. Muchas veces, dichas normas estan prefijadas por personas religiosas tan humanas como cualquiera y no por ello estan en la verdad. Quiero decir, que los errores interpretativos de los credos religiosos así como las deducciones derivadas de los mismos, pueden ser erróneos. Y aunque fuera cierto que el alma va en la sangre: lo importante es VIVIR. Eso sí, que le pongan sangre limpia. Por poner otro ejemplo: ¿acaso las creencias religiosas pueden justificar ciertos actos? ¿es la ablación una practica respetable culturalmente por constituir tradición cultural? Ojo con las creencias, porque con demasiada frecuencia justifican actos abyectos y contraproducentes.
ResponderEliminarLamentablemente este tema enfocado de forma unilateral y muy emotivamente es usado para desvirtuar el porqué de nuestra posición de cumplir con el mandato bíblico de respetar la santidad de la sangre absteniéndonos de derramarla en actos violentos, comerla o usarla introduciéndola en el cuerpo por las transfusiones.
ResponderEliminarLa sangre a los ojos de Dios representa el valor de la vida.
La prohibición divina de consumir sangre o derramarla es de carácter universal a toda la humanidad y fue expresada por primera vez por Dios mismo a Noé y a toda su familia inmediatamente después del diluvio. Por consiguiente esta prohibición divina la hace obligatoria, aunque no lo sepamos, a todos los seres humanos por ser todos descendientes de Noé.
Jehová, el creador de humanidad, es pues el que ha declarado santa a la sangre y a la vida que ella representa.
Gracias a esta declaración de la santidad de la sangre (que tenía un uso correcto en los sacrificios de animales que Dios aceptó en tiempos pasados, especialmente en el tiempo que Israel fue su pueblo elegido) hace posible la REDENCIÓN de la humanidad.
Es por el valor sagrado de la sangre derramada de Jesús (un hombre perfecto quien muriera asesinado por los religiosos tradicionalistas de su día) por lo que tenemos esperanza de vivir para siempre. Para algunos seguidores de Jesús su sangre los compra para vivir y reinar junto con Jesús en su Reino Celestial y a una gran muchedumbre que para que vivan para siempre en la tierra bajo la gobernación de mil años del Cristo.
Así pues, el valor de su sangre que Jesús presentó ante Jehová en el cielo después de su ascensión, nos compra para Jehová Dios, el Dios que da vida, la vida eterna.
Él aceptar personalmente de manera voluntaria, el valor de esa sangre de Jesús con aprecio nos obliga a ser como él... obedientes a las normas perfectas de Jehová incluyendo el respeto a la santidad de la sangre que incluye no solo no consumirla o inyectarla, sino también no asesinar o ir a las guerras. Esa posición de neutralidad política y de predicar el Reino de Dios y anunciar sus futuras bendiciones caracteriza a los fieles testigos cristianos de Jehová.
Aparte de Jesús que no cometió pecado, nosotros todos los seres humanos somos pecadores, dignos de muerte. Por consiguiente la fe en la sangre de Cristo nos limpia en sentido espiritual para ser aceptos a Jehová por obediencia ya que esa sangre nos imputa justicia.
Una búsqueda en la Biblia en una concordancia podrán ver (si no tienen prejuicios) como Jehová y su Cristo ven la santidad de la sangre.
Finalmente salvaron su vida sin necesidad de ninguna transfusión. Y esa noticia salió en diarios argentinos en un rincón bajo de una página en medio del diario, cuando estaba en coma lo ponían en primera plana. Es claro que fue tendencioso. Además, quien elige ser Testigo de Jehová ha estudiado antes usando su raciocicinio y toma su prpopia decisión sobre querer obedecer los preceptos de la Biblia en los que los testigos creen... no hay sorpresas... y, después de todo, lo Testigos de Jehová son una organización internacional que jamás toma las armas contra el prójimo ni contra sus hermanos en la fe, sobrepasando culturas y nacionalidades.
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