martes, 5 de julio de 2011

Se vende máquina de escribir de ‘Unabomber’ y cordón usado por Norman Bates


La última del capitalismo: vender murderabilia, es decir, memorabilia (fetiches, objetos de culto) pero no de Barack Obama o de Elvis Presley, sino por ejemplo de Theodore Kaczynski, más conocido como Unabomber. Una subasta de algunos de sus efectos personales, incluyendo diarios y la máquina de escribir en la que redactó su famoso manifiesto, recaudó hace poco la nada desdeñable cantidad de 232.246 dólares (158.166 euros). No está mal en plena crisis. Aunque Unabomber sigue vivo, y expresó desde la cárcel su oposición a la subasta, las autoridades ignoraron su protesta. El dinero irá a parar mayormente a los familiares de sus víctimas.

Pero quizás lo más curioso no es que estos artículos se vendan, sino que alguien los compre. En algunos casos se trata de académicos que estudian la mente criminal, pero no siempre. Lo cierto es que hay un mercado lo suficientemente grande como para asumir, no ya sensacionales subastas puntuales, sino hasta negocios estables. Es el caso de serialkillersink.net, una firma privada que hace años que surte online toda clase de murderabilia. Su fundador y director se hace llamar Eric Gein. Este no es su nombre de verdad sino un alias tomado de uno de los serial killer y profanadores de tumbas más bestias que ha habido jamás en Estados Unidos. Cuando en 1957 la policía entró en su casa en Wisconsin encontró, entre otros souvenirs, nueve máscaras hechas con piel humana, sillas tapizadas asimismo con piel humana, nueve vulvas (coños, sí) dentro de una caja de zapatos, un cinturón hecho con pezones femeninos, etc. Semejante angelito no podía tener menos que un gran impacto en la cultura popular y en los mass media, que diría Siniestro Total. En Ed Gein se han basado parcial o totalmente los guionistas de películas como Psicosis, La matanza de Texas o El silencio de los corderos.

En 1957 Ed Gein fue condenado a pasar el resto de su vida en un hospital psiquiátrico. En 1958 se subastó su coche, el que había usado para transportar los cuerpos de sus víctimas, por 760 dólares de la época (casi 6.000 de los de ahora). Los pagó una especie de empresario circense o carnavalero que a partir de ahí se dedicó a cobrar 25 centavos a todos los curiosos que querían ver el vehículo y montarse en él.

De ahí surge la inspiración de serialkillersink.net, que es como la versión privada y cutre de las grandes subastas públicas de efectos personales de criminales famosos. Estos venden murderabilia de asesinos en serie de pacotilla, que en Estados Unidos hay muchos. Conviene recordar que la definición técnica de serial killer es haber matado por lo menos a tres personas con un mínimo de separación temporal entre sí (no valen asesinos de masas en caliente), siguiendo una pauta análoga y buscando mayormente la gratificación psicológica o directamente psicótica. Crímenes pasionales y por dinero, es decir, horrendos pero lógicos, entran en otra categoría.

Tras leer sobre Eric Gein en The New York Times y verle el careto en un programa de televisión (en el vídeo) nos animamos a buscarle y entrevistarle. Aceptó encantado. Nos contó que su vocación nació en el instituto, que es cuando empezó a leerse cantidad de libros sobre criminales. Con el tiempo empezó a cartearse con ellos, a escribirles a la cárcel. Lleva décadas así y considera a algunos de sus corresponsales sus “amigos”

http://www.cuartopoder.es/lagatasobreelteclado/se-vende-maquina-de-escribir-de-unabomber-y-cordon-usado-por-norman-bates/1146

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