En su informe anual, recientemente entregado al primer ministro, François Fillon, este organismo oficial expresa su temor a que la profecía pueda desencadenar suicidios colectivos. Ejemplos no faltan. En Francia, Suiza y Canadá, 74 miembros de la Orden del Templo Solar se mataron entre 1994 y 1997 convencidos de que se acercaba el día del apocalipsis y que podrían alcanzar un lugar de pureza, representado por la estrella Sirius. Se citan también los suicidios de 914 adeptos del Templo de los Pueblos en la Guyana en 1978 y los 39 secuaces de otra secta en California un año antes.
El exhaustivo informe contabiliza los anuncios del fin del mundo desde la época romana. El del 21 de diciembre del 2012 es el número 183. La diferencia con anteriores predicciones catastróficas radica en su propagación, extendida como la pólvora por todo el planeta a través de internet. Se han detectado más de dos millones y medio de páginas web dedicadas a esta profecía.
Los convencidos del apocalipsis se han basado en una interpretación del calendario maya, complementada con signos astrofísicos, como la alineación del Sol con el centro de la Vía Láctea o la inversión de los polos magnéticos. Se añade también la entrada en la era de Acuario, que para la corriente new age -sincretismo de doctrinas fundadas en el «despertar espiritual»- convierte al año 2012 en el punto culminante para alcanzar un mundo más armónico. Estas teorías, según las cuales «uno mismo debe transformarse para transformar el planeta», se apoyan en creencias y prácticas diferentes, como la telepatía, el poder de los cristales, los ovnis y la comunicación con un ser de otra dimensión. Según el informe, hoy gozan de un éxito sin precedentes.
INFLUENCIA DE LA CRISIS
«Desestabilizado por la caída de las ideologías o por las crisis económicas, el individuo en busca de espiritualidad se vuelve receptivo a los discursos de gurús que dispensan a precio de oro remedios a las angustias existenciales», argumenta el presidente de Miviludes, Georges Fenech. Para prevenir acciones desesperadas, el organismo sugiere la creación de un «protocolo de vigilancia» que ponga el acento en un mayor control de internet y en la cooperación internacional. El informe advierte de que las sectas «estructuradas y de dimensión internacional» coexisten con «grupos más reducidos» que pasan fácilmente desapercibidos.
Además de la avalancha de peticiones de albergue en Bugarach, donde el precio de la vivienda se ha disparado a causa de la demanda, los responsables de Miviludes han detectado otros movimientos sospechosos. En otra población, «la construcción de búnkeres» está al orden del día. Los promotores de la iniciativa serían miembros de la secta Ramtha, de EEUU, que también cree en la proximidad del fin del mundo.
De momento, la profecía tiene muy entretenidos a los habitantes de Bugarach, que asisten escépticos a la llegada de una curiosa clientela formada por terapeutas de diferente pelaje y sus secuaces, convencidos de los poderes mágicos de la montaña de la población.
Agencias
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