Como un
joven adolescente, Roy Jeffs pasaba largos días tecleando los sermones de su
padre al interior de su casa en Albuquerque en donde él y su madre eran
enviados para vivir escondidos. A media noche, el teléfono sonaba. Era su
padre, el líder polígamo Warren Jeffs.
Roy Jeffs,
ahora de 23 años, dice que era controlado, manipulado y movido por el país para
ser asignado a equipos de trabajo para expiarlo por sus faltas antes de dejar
la secta el año pasado.
Sus
anécdotas son una ventana a la secreta secta ubicada en la frontera entre Utah
y Arizona en donde los celulares, juguetes, películas, internet, bicicletas e
incluso nadar, están estrictamente prohibidos. Comenta que Jeffs imponía su
control a los seguidores al reasignar niños y esposas a diferentes hombres,
enviando a la gente a "casas de escondite" y ejerciendo la constante
amenaza del exilio.
El hijo
contó su historia a CNN por primera vez esta semana y describió su niñez en la
secta polígama durante una entrevista el viernes con The Associated Press.
El más joven
Jeffs vivió su niñez prácticamente desconectado del mundo externo. No vio una
película en el cine hasta los 20 años, cuando se escapó a uno en Tucson,
Arizona.
Roy Jeffs
solía meterse en problemas por sus cartas confesionales que enviaba al hombre
que aún llama Padre. Warren Jeffs, considerado un profeta, le ordenó a su hijo
a confesar sus pensamientos, tentaciones y pecados para mantener su lugar
dentro de la fe y evitar el infierno.
"Le
tenía miedo", dice Roy Jeffs, quien dejó la secta en febrero del 2014 y
ahora vive en la zona de Salt Lake City. "Me dijo que sabía exactamente lo
que pensaba".
La historia
de Roy Jeffs no es desconocida para los miembros de la Iglesia Fundamentalista
de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, dice Amos Guiora, un profesor
de leyes en la Universidad de Utah que ha estudiado durante años a la secta.
Roy Jeffs
también dijo que su padre abusó de él sexualmente antes de cumplir 6 años, pero
que no presentará una denuncia porque Warren Jeffs ya cumple cadena perpetua en
una prisión de Texas por abusar sexualmente de niñas menores que consideraba
sus esposas.
Finalmente
se fue cuando cayó en la cuenta que estaba destinado a la destrucción porque
nunca alcanzaba los estándares del padre. Así que pensó, "Más vale que me
vaya y quizá pueda tener algo de diversión en la vida". (I)
No hay comentarios:
Publicar un comentario