El doctor Jan Dirk Blom hace un análisis sistemático de los casos de “delirio de hombre lobo“ desde la Edad Media hasta la fecha.
Jan Dirk Blom, psiquiatra y autor de Un diccionario de alucinaciones, relata que hace
cinco años, un joven marroquí, inteligente y bien educado, comenzó a sentir que
su cuerpo estaba pasando por una transformación física radical. Cuando
se encontró con él, “se quejó de crecimiento desmedido de pelo en los
brazos” (percibidos visualmente por él, pero no por los doctores), un
“endurecimiento de la mandíbula y musculatura facial, cambios insulsos dentro
de la cavidad oral y pequeñas heridas en las esquinas de la boca, que atribuyó
a la presencia de colmillos (los cuales, incidentalmente, no fueron percibidos
durante el tiempo de la investigación)”.
Después de algunas búsquedas en Internet, el
paciente se había convencido de que estaba transmutándose en un hombre lobo.
Según Blom, “no podía ser persuadido a aceptar cualquier otra explicación”.
En la literatura psiquiátrica, las alucinaciones
sobre hombres lobo que el paciente estaba experimentando están clasificadas
vagamente como licantropía clínica o licomanía. Y ya que este desorden
extremadamente raro no ha recibido mucho escrutinio académico y es “pobremente
entendido”, Blom se puso la tarea de hacer un estudio sistemático de documentos
históricos y bases de datos médicos para encontrar cualquier referencia de la
condición entre 1850 y mayo del 2012.
El resultado de su análisis, publicado este mes
en History
of Psychiatry, sólo encontró 13 descripciones de casos que satisfacen
la definición de licantropía clínica. El artículo traza la evolución de esta
fascinante enfermedad y proporciona una descripción de síntomas, tratamientos y
teorías divergentes acerca de sus causas.
La licantropía actual, derivada de leyendas
antiguas en que los dioses se transformaban en animales, o de la noción de que
los humanos pueden transformarse físicamente en bestias lobunas después de la
exposición a la luna o por medio de rituales o hechizos, estaba mucho más de
moda durante el Medioevo y el comienzo de la Modernidad. Al parecer, durante la
Inquisición se dieron varios casos de esto, pero muchos terminaron bajo
circunstancias muy crueles en las manos de un verdugo.
Pero incluso durante los comienzos de la Edad
Media hay evidencia de que los doctores estaban tratándolo con una cura, en
lugar de como un hechizo demoníaco. La medicina de entonces recomendaba
“medidas dietéticas, drogas galénicas, baños calientes, purgación, vómito y
sangradura al punto del desmayo”, y muchos doctores lo etiquetaban como “un
tipo de melancolía” debido al exceso de bilis negra.
Blom encontró varios reportes detallados de
pacientes que incluso vivían en asilos mentales y sólo querían comer carne
cruda o podrida. Existen varias teorías que enumera el científico para
describir esta afección:
- En psicoanálisis, el delirio de lobo es vista como una suerte de “conflicto intrafísico no resoluto o trauma” que lleva a la “expresión de instintos id primitivos para “evitar los sentimientos de culpa”.
- Algunos psicólogos sospechan que tiene que ver con dificultad y confusión al ajustamiento en la pubertad (una transformación física que podría parecer de hombre lobo) que engendra “una expresión primitiva de urgencias sexuales y agresivas”.
- Otros expertos la ven como “un caso severo de despersonalización”, una perturbación psicológica mayor en que alguien entra a un estado “parecido al sueño” en el cual se observan a sí mismos como terceras personas.
- La más fascinante y extraña de todas las explicaciones para el fenómeno es de la historia evolutiva. Dado el declive relativo del hombre lobo en términos de caché cultural y ficcional, esto podría explicar por qué ha sobrevivido en tiempos más contemporáneos.
- Eisler (1969), al apuntar hacia ciertos paralelos con nuestros ancestros herbívoros, quienes, forzados a añadir carne a sus dietas, pudieron haber buscado imitar al lobo o invocar su espíritu al vestirse en pieles y pintar sus caras con marcas lupinas, ofrece una explicación evolutiva. […] Esta idea (o arquetipo, en referencia a Jung) ha sobrevivido hacia la mente humana moderna, donde yace dormido hasta que es despertado por circunstancias que ponen en riesgo la vida.
Como con las enfermedades psiquiátricas modernas,
usualmente el tratamiento para esto es un coctel de drogas psicotrópicas,
estabilizadores de humor, antipsicóticos, etcétera. Pero Blom cree que debe
existir una diferenciación de la alucinación de hombre lobo y otras
enfermedades mentales, ya que estos casos “justifican investigaciones somáticas
y auxiliares que dejan fuera cualquier patología orgánica subyacente”.
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