«Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con disfraces de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos o higos de los abrojos? Así, todo árbol bueno da frutos buenos, pero el árbol malo da frutos malos. Un árbol bueno no puede producir frutos malos, ni un árbol malo producir frutos buenos. Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y arrojado al fuego. Así que por sus frutos los reconoceréis.
Mateo 7,15-20
A
pesar de la ingente bibliografía existente, del activismo militante de
centenares de asociaciones de lucha contra ellas, de miles de ensayos,
estudios e informes académicos y policiales, todavía no existe consenso
en la etimología de la palabra secta. Muchos etimólogos sugieren que
proviene del verbo latín sequi ‘seguir a alguien’, que se aplicaba a las escuelas de filosofía (de donde viene sectátor y sectatorios: adherente, seguidor). Pero otros atribuyen su origen a la palabra sectus, participio del verbo secare ‘cortar’, ‘desgarrar’, proveniente del indoeuropeo sekw- ‘seguir’, ‘acompañar’, al igual que seguir, consecuencia, obsequio. El sociólogo alemán Max Weber (1864-1920) fue quien utilizó por primera vez la palabra secta
en oposición a Iglesia y desde entonces, en la Europa judeocristiana el
término secta se convirtió en sinónimo de herejía. Tanto en el caso de
cisma, o de la negación o cuestionamiento de algún dogma católico,
protestante o anglicano, los herejes eran denominados despectivamente
sectarios. Ese uso tendencioso de un sustantivo, convertido en
calificativo, fue adoptado, con el paso del tiempo, por todo tipo de
organizaciones eclesiásticas o laicas, para definir a “la competencia”.
Si nosotros estamos en la Verdad, quienes atentan, cuestionan o refutan
dicha Verdad, son sectarios.
Por
esa razón, y a pesar de que desde un punto de vista académico el
término secta se emplea para todo grupo cismático nacido en el seno de
una religión organizada, lo cierto es que a nivel popular la palabra
secta encierra un claro componente peyorativo y despectivo. Por esa
razón, a finales del siglo XX, los analistas y estudiosos del fenómeno
de las sectas popularizaron un eufemismo menos tendencioso para
referirse a su objeto de estudio: Nuevos Movimientos Religiosos.
Las fechas del fin del mundo
Durante
siglos el fenómeno de las sectas se circunscribía a la periferia de las
religiones dominantes. En la historia del cristianismo, el hinduismo,
el islam, el budismo, el judaísmo o cualquier otra religión
preponderante en su contexto social, encontramos cientos de ejemplos de
herejías definidas como sectas. Pero durante finales del siglo XIX y
principios del XX, el mestizaje religioso ocasionado por las colonias
europeas en Asia o África, enriqueció notablemente el fenómeno de las
sectas, creando nuevos movimientos, como la Teosofía de Madame
Blavatsky, el espiritismo de Allan Kardek, el ocultismo, etc, en los que
se mezclaban conceptos tradicionalmente cristianos, con elementos del
hinduismo o el budismo, del chamanismo, el animismo o la magia
greco-romana. A mediados del siglo XX ese sincretismo esotérico
religioso terminaría por generar el fenómeno social denominado New Age,
del que se nutren la inmensa mayoría de las sectas actuales.
Tenemos poca memoria histórica, pero fechas “apocalípticas” como diciembre de 2012 (la supuesta profecía maya), como ocurrió antes con el cambio de milenio (diciembre de 1999), y antes con el año 1988, 1982, 1919, 1914, etc, inevitablemente producen un incremento en la proliferación de grupos sectarios, más o menos peligrosos, de corte apocalíptico y milenarista. Grupos cuyo integrismo religioso o esotérico, ha desatado en los últimos años episodios tan dramáticos como los suicidios colectivos de La Iglesia del Pueblo en la Guyana o la Heaven Gate en Estados Unidos; pero también atentados masivos, como el de la Iglesia de la Verdad Suprema en el metro de Tokio; enfrentamientos armados en con la policía, como la Iglesia de los Davidianos de Wacco; o combinaciones de crímenes y suicidios, como en el caso de la Orden del Templo Solar, en Canadá, Francia y Suiza.
Estos actos tan espeluznantes son producto de una fe ciega en creencias esotéricas o religiosas fanatizadas. Existe una desbordante bibliografía y ciber-información sobre las llamadas sectas destructivas, pero existen otros grupos, de creencias no menos radicales, pero que han enfocado el cambio de milenio desde una perspectiva radicalmente opuesta. El cuerpo doctrinal, y el fondo ideológico de estos dos tipos de grupos, es básicamente el mismo, sin embargo su enfoque sobre las profecías y el futuro es contrapuesto. No se trata ya de que además de las llamada sectas destructivas, existan también las sectas constructivas. Quisiera ir un poco más allá. Es que, incluso dentro de las catalogadas como sectas destructivas, existen también actividades absolutamente constructivas y esperanzadoras. Para estos grupos, el año 2012, como lo fue el 2001, no era el año del fin del mundo, sino todo lo contrario. Es el año del principio del mundo. El principio de una nueva era de armonía, solidaridad y prosperidad entre los hombres.
Probablemente nada diferenció el 2012 de ningún otro año del calendario grecoromano, que teniendo en cuenta su desfase histórico ya se produjo hace un lustro. Además, miles de millones de hinduistas, musulmanes, budistas, taoístas, etc, que siguen otros calendarios, viven en su cronología muy lejos del año 2012, a pesar de que la vanidad judeocristiana occidental se empeñe en pretender que su unidad de medida del tiempo debe afectar a toda la humanidad, mayoritariamente no cristiana. Pero aún así, sería extraordinariamente interesante analizar, desde un punto de vista sociológico, antropológico y psicológico, la ansiedad que producen esas profecías apocalípticas en los creyentes en ellas. Y no menos interesante sería analizar ese afán suicida, y autodestructivo, de los colectivos religiosos que proclaman apasionadamente el inminente fin del mundo. Y es que, aunque dichos grupos afirmen que sus anuncios apocalípticos pretenden alertar al hombre contra su comportamiento con la ecología, el ecosistema, etc., en realidad en todos ellos subyace un inconsciente y apasionado deseo de que tales profecías apocalípticas se cumplan. Aunque sólo sea para poder gritar a los cuatro vientos: ¡Os lo advertí! ¡Yo estoy en la Verdad y no quisisteis escucharme...!
Las sectas constructivas
Estudiosos
de los NMR, criminólogos, periodistas, desprogramadores sectarios,
analistas policiales, etc, nos obsequian estos días con torrentes de
artículos, reportajes y programas especializados, alertando del riesgo
de las creencias irracionales que proliferan en las sectas destructivas…
sin embargo nadie se ocupa del fenómeno inverso, evidentemente menos
comercial. El uso socialmente constructivo que otros grupos similares
hacen exactamente de las mismas creencias irracionales e indemostrables.
El
26 de marzo de 1997 fueron hallados los cadáveres de 39 entusiastas
creyentes en el contacto OVNI. Los seguidores de Marshall Applewhite
decidieron ser consecuentes hasta el final con su mensaje apocalíptico, y
convencidos de que tras el cometa Hale Bopp llegaba la nave alienígena
que rescataría sus espíritus del inminente fin de la Tierra, se quitaron
la vida para viajar, espiritualmente, al mundo de sus guías
alienígenas. ( http://manuelcarballal.blogspot.com.es/2012/03/heavens-gate-hoy-se-cumple-el-15.html)
Con la misma pasión con que los suicidas de Heaven Gate creían en la vida extraterrestre y en el origen alienígena de los OVNIs, millones de personas en todo el planeta creen en esas mismas cosas. Uno de os grupos de contacto OVNI menos conocido por los “expertos”, y que compartía las mismas creencias ufolátricas que Heaven Gate son los componentes de Humanidad Solar, un colectivo de contacto formado por ex-miembros de la Misión Rama (grupo fundado en Perú por los hermanos Sixto y Carlos Paz), y del Centro de Estudios Fraternidad Cósmica (Fundado en Italia por Eugenio Siragusa).
Pero
los componentes de Humanidad Solar jamás pensaron que el suicidio
colectivo fuese la mejor manera de ejecutar los mensajes espirituales
que sus "antenas" (los receptores de los comunicados, supuestamente
extraterrestres, a través de la telepatía) recibían en sus textos
psicográficos o vasográficos. Dichos mensajes, en esencia, no se
diferenciaban demasiado de los recibidos por los componentes de Heaven
Gate. En ambos se planteaba una historia del planeta, colonizado por
extraterrestres, más o menos similar. En ambos se hacia una revisión de
los textos bíblicos parecida, convirtiendo en naves alienígenas todos
los fenómenos celestes, místicos o astronómicos descritos por los
hagiógrafos, y haciendo a los ángeles de ayer extraterrestres de hoy.
También son muy similares sus advertencias contra la contaminación
atmosférica, la energía nuclear, la carrera armamentística, el deterioro
de la capa de ozono, etc... Entonces, ¿qué es lo que diferencia tanto a
grupos de culto OVNI como Heaven Gate y Humanidad Solar?
Mientras
Heaven Gate decidió que la mejor alternativa para afrontar el supuesto
Apocalipsis era desencarnar, y viajar a la nave oculta en la cola de
cometa Hale-Bop, los miembros de Humanidad Solar decidieron ejecutar
inmediatamente el consejo que se repite, hasta la saciedad, en todos los
mensajes espirituales de todos los grupos religiosos o esotéricos del
mundo: Ama. Y de esta forma, los componentes de Humanidad Solar dejaron
de dedicar su tiempo a garabatear mensajes psicográficos en un trozo de
papel, y fundaron un alberge para toxicómanos y delincuentes en las
afueras de la ciudad de La Coruña. Durante años cientos de vagabundos,
indigentes, y personas sin hogar, se han beneficiado el trabajo
voluntario de un puñado de contactados, que encontraron en los mensajes
extraterrestres la misma semilla para ejercer una espiritualidad social,
que otros descubrieron en la mística, en la religión, en la filosofía, o
simplemente en la necesidad de sentirse útiles.
Continúan
siendo tan fervorosamente creyentes en la realidad extraterrestre, como
cuando recibieron su primera comunicación telepática. Asisten todavía,
de vez en cuando, a los avistamientos previa cita establecidos por sus
"guías del espacio". Pero ya no dedican su tiempo libre a las conjeturas
vacías, a los mensajes hipócritas, ni a garabatear miles de
psicografías, denunciando la deforestación de los bosques, que deben ser
talados para fabricar el papel en el que reciben sus psicografías… sino
que practican una espiritualidad social en permanente acción.
Espiritualidad en acción
Los
componentes de ADRA son cristianos protestantes pertenecientes a la
Iglesia Adventista del Séptimo Día. El origen histórico de sus creencias
es el exactamente el mismo que el de los Davidianos de Wacco,
seguidores de David Koresh. El
19 de abril de 1993 69 adultos y 17 menores, seguidores incondicionales
del adventista David Koresh, encontraron la muerte en el rancho Monte
Carmelo, en un fatal enfrentamiento con la policía norteamericana.
En
el cuerpo doctrinal de su teología, de tipo protestante, se encuentran
los mismos dogmas y principios fundamentales que aceptaban ciegamente
los seguidores de Koresh. Sin embargo los miembros adventistas de ADRA
no almacenan armas para defenderse de las hordas del Diablo -en quien
creen a pies juntillas- en el supuesto Apocalipsis que se avecina; dogma
que también aceptan. Por el contrario, ADRA sustituye las armas por
medicamentos; las bombas
por juguetes; los chalecos antibalas por cajas de mantas... ADRA es una
de las pocas organizaciones no gubernamentales (ONGs) que trabaja con
los orfanatos de disminuídos psíquicos de Rumanía, en los que se apilan
miles de niños abandonados a su suerte, para los que el Apocalipsis
llegó ya hace años, y que quien esto escribe ha tenido la oportunidad de
visitar, dando testimonio del increíble trabajo social de esta secta
cristiana en el país de Drácula.
Mientras
los adventistas-davidianos de Wacco se mataban a tiros con los agentes
de la ATF y el FBI, los adventistas de ADRA repartían comida, juguetes y
medicinas entre los niños rumanos menos afortunados. Cierto es, no
obstante, que a su ayuda económica a esos niños acompaña una formación
religiosa dentro de los límites del credo de los Adventistas del Séptimo
Día, pero sin duda, si esos pequeños no fuesen curados de sus
enfermedades o alimentados por ADRA, no podrían crecer en el
protestantismo, ni en ninguna otra filosofía. Simplemente habrían muerto
de hambre, de frío o a causa de cualquiera de las enfermedades que
diezma la población infantil en la tierra de Vlad Tepes.
Siloistas en Haití
Su
nombre aparece en todos los catálogos de grupos destructivos, a que son
tan aficionados los "expertos" en sectas. Han sido conocidos como
"Movimiento Siloista", "La Comunidad", "Los Verdes", etc, y ahora se
presentan como el llamado "Partido Humanista".
Sus actividades barriales son seguidas atentamente por los inspectores de policía dedicados a la investigación de las llamadas sectas destructivas. Sus anuncios en la prensa local, o sus agentes de captación, hábilmente distribuidos por las calles más importantes de todas las capitales españolas, han sido desenmascarados sistemáticamente por los medios de comunicación. Sus periódicos de barrio, que mueven un lucrativo negocio a base de la publicidad de pequeños anunciantes, también han sido denunciados en la prensa y TV en diferentes ocasiones, y los líderes de sus iniciativas políticas, que aspiran a alcanzar algún escaño en el congreso, han sabido encajar la acusación de sectarios y fanáticos, proclamada constantemente por los demás partidos políticos. El Partido Humanista ha sabido soportar el estigma de ser catalogado como una secta destructiva en todos los listados, oficiales y oficiosos, confeccionados en España por los "expertos". Las creencias esotéricas de la mayoría de sus miembros no difiere demasiado de las creencias esotéricas de los seguidores de La Verdad Suprema. El carisma, la personalidad, la facilidad de palabra y el conocimiento psicológico de Silo, no es muy diferente del de Shoko Ashara. Sin embargo sus seguidores respectivos han enfocado las profecías apocalípticas desde una perspectiva radicalmente distinta.
Mientras,
el 20 de marzo de 1995, los cinco componentes de un grupo de
voluntarios fanáticos de La Verdad Suprema colocaban cargas de gas Sarim -el
mismo que se utilizó en las cámaras de gas nazis-, en algunas
estaciones del metro de Tokio, otro grupo de voluntarios del Partido
Humanista repartía medicamentos, ropa y alimento en el agujero más
inmundo del continente latinoamericano, y tal vez uno de los focos de
mayor miseria del planeta. De hecho el lugar más siniestro, pobre e
infame que ha visitado, el autor de estas líneas. Y es que son
voluntarios del Partido Humanista los que colaboran, como ONG, en City
Solei, el barrio de mayor miseria y pobreza de Puerto Príncipe, capital
de Haití, el país más pobre de América y el segundo más pobre del mundo.
¿Redime esa acción humanitaria al Partido Humanista de las presuntas manipulaciones de adeptos, sectarismo y lucro de que es acusado por los "expertos" en sectas destructivas? No seré yo quien lo juzgue. Eso merecería otro análisis. Pero si demuestra que el mismo grupo de creencias, la misma base filosófica o teológica, ante el fin del mundo, puede ser enfocada desde perspectivas diferentes. Y demuestra también que no existen los grupos o las sectas intrínsecamente "malos" o "intrínsecamente" buenos. A pesar de la cita evangélica, un mal árbol puede dar buenos frutos, y un buen árbol puede dar frutos malos...
Cuando el mal árbol da frutos buenos
El
hombre es un animal religioso por naturaleza, y más si dicha
religiosidad ha sido impuesta por toda forma de poder durante toda la
historia. Por tanto resulta inevitable que la inmensa mayoría de los
humanos tengan creencias de algún tipo. El
hombre también es un animal social, por ello es inevitable que la
inmensa mayoría de la humanidad viva, piense y crea en grupo. Pero en
todos los grupos existen individuos, lo suficientemente lúcidos, como
para darse cuenta de que la espiritualidad, originada en las creencias
religiosas, no es un tesoro físico que se pueda monopolizar. Y que
hablar de amor y solidaridad, no sirve de nada si no haces amor y
solidaridad. Mientras, en pleno 2012, milicias
budistas integristas continúan masacrando a miles de musulmanes en
Birmania, y miles de monjes budistas invierten sus vidas en practicar
una espiritualidad egoísta y sosegada, invirtiendo horas y horas en
meditar sobre lo inefable, otros deciden pasar a la acción.
Frashan
Run fue policía en las conflictivas calles de Bangkok durante casi toda
su vida. Hasta que, su lucha diaria contra el demonio de las drogas, le
hizo descubrir su inquietud religiosa. El ex policía terminó
convirtiéndose en uno de los miles de monjes budistas de Tailandia, pero
sus intensas meditaciones sobre la reencarnación, el mundo de Maya y la
iluminación de Sidharta Gautama no conseguían llenar su necesidad de
sentirse útil. Necesitaba hacer algo más espiritualmente tangible. Y hoy
miles de toxicómanos tailandeses se desintoxican en los centros de
terapia contra la adicción a la heroína que el monje ex policía fundó en
las afueras de Bangkok. Mientras las denuncias por abusos sexuales en
la iglesia católica se almacenaban en los archivos del Vaticano,
mientras los sacerdotes castrenses continuaban bendiciendo las tropas y
sus armas, y mientras Papas audaces, como Juan Pablo II pedían perdón
por errores históricos como la Santa Inquisición, la condena de Galileo,
o la ambigüedad católica con el régimen nazi, muchos sacerdotes
católicos llegaban a la conclusión de que el mensaje social de Jesús de
Nazaret, se le quedaba grande incluso a la Iglesia.
Vicente
Ferrer Moncho se afilió al Partido Obrero de Unificación Marxista,
siendo apenas un adolescente. Y siguiendo sus convicciones, con 16 años
combatió en la Guerra Civil española, siendo capturado, tras la caída
del frente de Cataluña, y condenado por las autoridades franquistas a un
campo de concentración en Betanzos (La Coruña). Después
de la guerra descubrió que las armas no eran el mejor lenguaje para
expresar sus inquietudes y en 1944 ingresó en la Compañía de Jesús. En
1952 el ya sacerdote jesuita Vicente Ferrer llegó a la India por primera
vez, y allí se encontró con la atroz realidad social de un país cruel y
masacrado por sus propias creencias, que sin embargo en Occidente se
considera como el máximo exponente de la espiritualidad. Vicente Ferrer
no hizo ni una sola conversión al catolicismo. Consideró que lo que
necesitaban aquellas personas, saturadas de creencias, no era más
alimento espiritual, sino físico. Y concentró sus esfuerzos en los
proyectos sociales para la alimentación, alfabetización, etc. En 1970
abandonó la Compañía de Jesús, desencantado con la política vaticana, y
aunque siempre fue un cristiano devoto, aprendió que emplear la fe para
mover montañas es un esfuerzo inútil. Resulta mucho más productivo
utilizarla para mover la solidaridad hacia quienes más la necesitan.
A
sólo unos metros de su principal proyecto social en Bangalore, sur de
la India, Sathya Sai Baba, considerado la última encarnación de Dios en
la tierra por más de 11 millones de creyentes, prefería invertir su
tiempo, y su mágica habilidad para crear ilusiones, en obrar supuestos
prodigios sobrenaturales que entusiasmaban a sus seguidores. Sobre todo a
los occidentales. Vicente Ferrer nunca sintió la curiosidad de visitar
el Ashram del Hombre-Dios en Puttaparty. El había encontrado a Dios en
los más necesitados, y no le quedaba mucho tiempo para otros juegos de
manos y milagros. (Parte 1): http://manuelcarballal.blogspot.com.es/2011/07/sai-baba-analis-de-la-vida-y-muerte-del_10.html) ((Parte 2: http://manuelcarballal.blogspot.com.es/2011/07/sai-baba-analis-de-la-vida-y-muerte-del.html)
Creencias ordinarias y hombres extraordinarios
El
capuchino Nemesio Fernández Villa probablemente sintió las mismas
inquietudes que Vicente Ferrer, pero los capuchinos no tienen misiones
en la India. Aún así, el padre Villa, nacido en León en 1929 y ordenado
capuchino en 1954, llegó a la conclusión de que el mismo
trabajo generoso y altruista que miles de misioneros católicos,
protestantes o musulmanes, desarrollan en África, Asia o América,
también podía realizarse sin salir de España. En todos los rincones del
mundo existe alguien que necesita ayuda.
Destinado
en La Coruña, en 1967, descubrió en el poblado marginal de O Portiño,
que no hacía falta irse a lugares remotos, ni a países lejanos, para
encontrar una oportunidad de sentirse útil. Durante años concentró sus
esfuerzos, no en la evangelización, sino en el trabajo social con los
jóvenes más desfavorecidos. Huérfanos, abandonados, delincuentes
juveniles, toxicómanos adolescentes… El 3 de octubre de 1976 consiguió
materializar su proyecto “espiritual” más ambicioso: La ciudad de los
muchachos Agarimo (que significa cariño en gallego). Sus centros escuela
crearon un precedente que después otros muchos siguieron. Para
materializar aquel sueño social, no contó con la ayuda de políticos, de
los bancos, ni de la Santa Sede. Y, cuando los fondos nos llegaban, y la
desesperación comenzaba a hacer mella en su fe cristiana, no dudó en
jugarse el tipo, metiéndose dentro de una jaula con varios leones,
durante la visita de un circo a La Coruña, para desde allí rogar ayudas
para los jóvenes marginales de la ciudad. Aquella foto del cura rodeado
de leones dio la vuelta al mundo…
No
es casualidad que, cuando en 1992 se organizó el primer evento benéfico
sobre ufología, parapsicología y anomalías en España, y que contó con
la participación de personajes como
Germán de Argumosa, Sixto Paz, Miguel Blanco, Gabriel Carrión y J. J.
Benítez, entre otros, todos los fondos recaudados fuesen destinados a la
Ciudad de los muchachos Agarimo, del padre Villa. (http://ojo-critico.blogspot.com.es/2011/03/i-semana-solidaria-del-misterio-te.html)
Sin
duda, hasta Allan Kardec se removería en su tumba al comprobar que, en
la actualidad, la médium espiritista más famosa del mundo es la
británica Anne Germain. El espiritismo es una doctrina que cuenta con
millones de seguidores en todo el mundo. Solo en Brasil se estima que
existen 10 millones de espiritistas. Muchos médiums, al igual que muchos
predicadores protestantes, monjes budistas, curas católicos, imanes
musulmanes, rabinos judíos o yoguis hindúes han utilizado las creencias
espirituales de sus semejantes para enriquecerse. No es ningún secreto
que Anne Germain se ha convertido en una mujer millonaria gracias a sus
espectáculos públicos o televisivos. ( http://www.ivoox.com/dl-36-nos-infiltramos-mas-alla-de-audios-mp3_rf_493886_1.html)
Sin
embargo el revolucionario médium brasileño Luiz Antonio Gasparetto
consiguió mantener a cientos de huérfanos en Sao Paulo gracias al centro
“Os Caminheiros”, que se sustentaba exclusivamente de los ingresos
económicos que este sorprendente médium, uno de los más asombrosos
personajes que ha tenido la oportunidad de conocer quien esto escribe,
obtenía con la venta de sus cuadros, supuestamente realizados en estado
mediúmnico. Exactamente lo mismo podría decirse de José Medrano, otro
médium brasileño psicopictórico que mantiene un orfanato, exclusivamente
con los ingresos obtenidos de sus actuaciones y cuadros, supuestamente
paranormales.
La espiritualidad es social, o no es.
Somos
lo que creemos. A lo largo de toda la historia de la humanidad, las
creencias religiosas han condicionado nuestra forma de entender lo que
es o no es moral, ético e incluso delictivo. Las creencias en lo
sobrenatural, no importa cuáles sean, son cuestionables mientras no
dejen de ser solo eso, creencias. Pero también son dignas de todo
respeto, en tanto en cuanto no infieran en la libertad de los demás.
Para
la mayoría de quienes profesan una forma de religión, lógicamente, sus
creencias son las correctas, y las de los demás son falsas. Para los
ateos, obviamente, todas son falacias.
Podemos
continuar estudiando, refutando, e incluso alertando contra las
creencias religiosas o sobrenaturales. Podemos continuar escribiendo
informes, análisis y ensayos, sobre los riesgos y peligros de las
sectas, pero es difícil que consigamos comprender la esencia del
fenómeno sectario si no comprendemos a las personas que lo protagonizan.
Y es que, en palabras del conocido experto Pepe Rodríguez, lo mejor de
la sociedad, las personas más altruistas, solidarias y generosas, con
frecuencia son las que encontramos dentro de las sectas.
Por
supuesto también existen muchos agnósticos y ateos que sienten la misma
vocación social. Quien esto escribe ha tenido la oportunidad de conocer
a muchos voluntarios de diferentes ONGs en África, Asia o América
Latina, que no profesaban ningún tipo de creencia espiritual concreta. Y
sin duda su dedicación social es tan o más meritoria que la de un
creyente. Pero la paradoja de esta reflexión es que, si analizamos los
mensajes de todas las religiones, de todas las corrientes esotéricas,
contactistas, espirituales o místicas, la conclusión es la misma. Todas
dicen lo mismo: ama a tus semejantes y haz el bien.
Quién
sabe, tal vez la inmensa mayoría de la humanidad, que cree en algún
tipo de trascendencia, en alguna forma de divinidad, en la vida tras la
muerte, los extraterrestres, los espíritus o las apariciones, tenga
razón, y exista alguna forma de premio o castigo en función de nuestros
actos durante la vida. Si es así, y los agnósticos estamos equivocados,
sin duda la solidaridad que han demostrado todos los personajes
enunciados anteriormente, les harán merecedores en la otra vida, de un
merecido premio por su dedicación a los más necesitados. Y estoy seguro
de que, fuese cual fuese la religión verdadera, un médium, un contactado
OVNI, un monje budista, un ex misionero católico o un pastor
protestante, como los citados en este texto, merecerán por igual su
pasaporte al cielo.
Pero
es probable que no exista nada tras la muerte, que jamás hayamos
recibido la visita de seres extraterrestres, y que ni Buda, Mahoma o
Jesús, se hayan manifestado jamás a ninguno de los profetas que dicen
hablar en su nombre. Incluso así, el trabajo social, continúa siendo la
mejor forma de espiritualidad. Porque no existe una forma más real, más
práctica y más consecuente de espiritualidad, que ayudar a quien lo
necesita. Es una forma egoísta de sentirte útil en el más acá. Y lo
mejor es que no es necesario esperar a otra vida para sentirte
recompensado.
Manuel Carballal
Extraído de “Hay otros mundos…
pero están en este”
(Ediciones Cydonia, 2013)