La palabra
malaya Amok, que significa “lanzarse furiosamente a la batalla”, es la
enfermedad que estarían padeciendo los habitantes de Raití, un síndrome ligado
a los factores culturales.
El
psiquiatra y catedrático Petronio Delgado explicó que esta conducta es típica
de grupos muy primitivos y muy cerrados y recordó que en el año 1991 ocurrió un
fenómeno similar.
“Éste es un
comportamiento de sociedades primitivas y culturas aisladas históricamente,
donde se hablan lenguas diferentes, viven de la caza y de la pesca y no tienen
el factor de aculturación, lo que hace que predomine lo mágico y lo
irracional”, expresó Delgado.
El síndrome
Amok
En
Psiquiatría, el síndrome Amok consiste en una súbita y espontánea eclosión de
rabia salvaje, que hace que la persona afectada corra locamente armada con un
cuchillo (que también puede ser un arma de fuego o una granada) y ataque, hiera
o mate indiscriminadamente a los hombres y animales que aparezcan a su paso,
hasta que el sujeto es inmovilizado o se suicida.
Esta definición
fue dada a conocer por el doctor Westermeyer en 1972, y según Delgado coincide
con el fenómeno que se está dando en Raití.
“Esto no es
nuevo en Nicaragua ni en el mundo, hay culturas de Asia e Indonesia que también
han tenido este tipo de conductas”, dijo.
De acuerdo
con el Tratado de Psiquiatría, escrito por el doctor Alfred M. Freedman y otros
autores, Westermeyer registra un promedio de diez víctimas en esta situación, y
este salvaje ataque homicida va precedido por lo general de un período de
preocupación, pesadumbre y depresión moderada. Tras el ataque, la persona queda
exhausta, con una amnesia completa y, eventualmente, acaba suicidándose,
situación que hasta la fecha no se ha dado en Raití.
Aunque el
trastorno se limita casi exclusivamente a los malayos hombres, también se ha
podido ver en Africa y en otras culturas tropicales, dicen especialistas en
psiquiatría.
No descarta
uso de sustancia
El doctor
Delgado no descartó la posibilidad que dentro de esta conducta esté el consumo
de algún tipo de sustancia como el floripón, una flor con efectos alucinógenos
que actúa como excitante del sistema nervioso central.
“En el norte
muchas madres le dan a los niños esa sustancia para calmarlos y hemos atendido
a varias personas con trastornos motores y desorden de conducta”, relató.
Tampoco
descartó que esa conducta sea una expresión de situaciones como el desamparo,
la pobreza y el abandono.
Respecto a
la agresividad que manifiestan estas personas, dijo que los seres humanos
tienen una violencia natural reprimida, como la misma sexualidad.
“Todos somos
violentos y sexuales desordenados, de repente han estado bien, por eso hay que
buscar las causas de cómo llegaron a eso”, indicó Delgado.
El
especialista dijo que antes de hacer un diagnóstico sobre las causas de estas
conductas, hay que investigar fundamentalmente los hábitos y las costumbres de
estas comunidades, porque se trata de un fenómeno antropológico-social más que
un problema de salud física o mental.
En este
sentido, expresó que los líderes naturales de la comunidad son las personas que
podrían contribuir para conocer el verdadero diagnóstico, porque en ellos las
personas depositan su confianza.
Las
autoridades del Ministerio de Salud registran 139 personas afectadas en Raití
por un caso aparente de “Grisi Sitknis” o histeria colectiva. Esto, según
Delgado, se puede explicar en lo que se denomina desde el punto de vista
sociológico el “efecto cascada”: conductas idénticas que comienzan a repetirse
o a “imitarse” en otros lugares.
Causas del
Amok
El Tratado
de Psiquiatría, de Freedman, señala que en los relatos épicos malayos del siglo
XV, los ataques de Amok eran entendidos como reacciones naturales a la
frustración, la provocación o la humillación.
La creencia
de una mágica posesión diabólica puede ser otro factor cultural que ha
contribuido al desarrollo del síndrome Amok entre los malayos, la misma
creencia de los enfermos de Raití.
Con la
llegada de la civilización y las administraciones occidentales, el síndrome
aparecía con más frecuencia en la gente que sufría una enfermedad física
crónica, trastornos gástricos y úlcera péptica.
La persona
afectada se mostraba a menudo melancólica unos días antes del ataque, y más
tarde alegaba que el demonio había entrado en él y no recordaba nada.
Estados
tóxicos agudos
A partir de
1920, el Amok pasó a ser una enfermedad muy rara, y en la actualidad los
ataques están asociados a estados tóxicos agudos, como el que se da en la
malaria y en otros cuadros febriles. Pero se manifiesta casi exclusivamente en
pacientes con trastornos mentales graves, ya sea psicosis crónica o estados de
confusión agudos debido a trastornos tóxicos del sistema nervioso central.
Otros
psiquiatras hablan de causas sociales como la pérdida de vergüenza, la edad
joven, la crisis en los papeles, la separación familiar, una pérdida reciente y
la intoxicación alcohólica.
Según
especialistas que han estudiado el fenómeno, el único tratamiento inmediato
consiste en la contención del paciente y su absoluto control físico.
Pero no sólo
el Amok es un síndrome psiquiátrico ligado a factores culturales: el koro, al
latah, el wihtigo, el piblokto (de aparición entre los esquimales) y el vudú,
son otras enfermedades asociadas a fenómenos de tipo cultural.
Entonces no tiene nada que ver con lo satanico es decir ¿un "ente" o espíritu le puede poseer el cuerpo y no puede ser controlado?
ResponderEliminarHasta el momento no solo se especula ya,que fuentes confiables explicaron que este sindrome pudo haber pasado geneticamente a lo largo de la historia, como es el caso de los vikingos berserkers y su decadencia
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