jueves, 28 de marzo de 2013

NEUROCIENCIA Y CRIMEN: EL CEREBRO DEL DELINCUENTE


Los 96 reclusos forman en fila india. Es su último día en prisión, pero antes de salir a la calle tienen que pasar por una última prueba: el detector de futura criminalidad. De uno en uno entran en la sala donde los médicos les colocan una especie de casquete. Sentados frente a un ordenador, los todavía reos tienen que responder a preguntas y usar unos videojuegos. Parece un examen del carné de conducir. Pero no les vale haberse entrenado ni saberse las respuestas. Al otro lado del cristal, un monitor va procesando sus estímulos cerebrales. Al ver los resultados de uno de ellos en pantalla, el doctor Khiel lanza una mirada cómplice al alcaide: “Este”, apunta. No necesita decir más. El director de la cárcel se vuelve hacia su ayudante: “Toma nota. El recluso 4.567 quedará libre, pero con vigilancia especial. Antes de que pasen cuatro años lo volveremos a tener aquí”. No es una película. Y, si lo fuera, no sería muy original, porque Spielberg, en su adaptación del relato Minority report de Philip K. Dick (1956), ya usó un argumento similar. Pero si quisiéramos hacer una nueva versión de la película, la frase de que “cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia” no se podría usar. Más bien, para ser justos con los derechos de propiedad intelectual, en los títulos de crédito debería figurar otra que dijera: “Basada en una historia sacada de Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS) en su versión recogida por Science y Nature”. No es poca cosa como fuente de inspiración: se trata de tres de las publicaciones científicas más importantes del mundo.
Las bases reales de este supuesto guion se están escribiendo en estos momentos. Las pruebas de neuroimagen son una herramienta cargada de posibilidades entre los investigadores. En este caso se utilizaron para medir la probabilidad de reincidir de un grupo de convictos. Y en ciencia, ya se sabe, después del primer paso vienen los demás. Y la idea de predecir el comportamiento —más aún el criminal— por métodos científicos es tentadora. Ya lo intentó Cesare Lomboso en el siglo XIX, con su intento de identificar y clasificar a los delincuentes en particular o a las personas en general por su aspecto. La teoría, nunca comprobada, tuvo bastante éxito, y sus coletazos llegaron hasta Antonio Vallejo Nájera e incluso a Gregorio Marañón. El franquismo en España intentó usar algo similar para identificar a rojos y otros desafectos, con sentencias en las que “la mirada” o “el prognatismo” se asociaban a comportamientos perseguibles.

En este caso, se utilizó neuroimagen para ver qué pasaba en una diminuta porción del cerebro, el córtex del cíngulo anterior (CCA). En concreto, los investigadores de la ONG Mind Research Network de Albuquerque (Nuevo México) consiguieron el permiso para estudiar el cerebro de 96 hombres justo antes de salir de prisión. Los sometieron a una serie de preguntas y pruebas en las que tenían que poner en juego su sistema de toma de decisiones o inhibir sus respuestas más impulsivas. Con la resonancia magnética midieron la actividad del CCA de cada uno durante el proceso.

Esta fue solo la primera parte del ensayo. Aunque todos habían sido condenados y todos respondían a los mismos estímulos, la actividad del CCA era variable. En unos se detectaba el aumento propio de un funcionamiento acelerado; en otros, nada.

El experimento se completó con un seguimiento de la reincidencia de estos voluntarios durante cuatro años. Y el resultado llegó al cruzar los datos de aquella primera prueba de neuroimagen con su registro delictivo: aquellos que mostraban una menor actividad en el CCA tenían unas tasas de reingreso en prisión 2,6 veces mayor que los demás. Más aún: la proporción subía a 4,3 veces si se tomaban solo delitos no violentos. Y todo ello después de descartar el efecto en el futuro comportamiento de los investigados de factores como la adicción a sustancias.

El supuesto doctor Khiel de la historia (un nombre no tan ficticio porque Kent Khiel es el neurólogo de la ONG que ha dirigido el trabajo) tenía, por tanto, una base seria para advertir al alcaide del riesgo potencial de quienes iba a poner en libertad.

La tentación inmediata de esta historia sería hacer la prueba de la neuroimagen a todo el que vaya a dejar la cárcel. En función del resultado, ya se sabría a quién habría que poner especial vigilancia. Quizá, llegado al extremo, se podría pensar en no excarcelarlo. Aún más, siguiendo el giro que dio Spielberg a la historia, ni siquiera habría que esperar a que las personas delincan por primera vez: se les podría detener antes de que lo hicieran. Pero los propios autores del estudio descartan que esto pueda usarse tal cual. Con los pies en la tierra, Khiel, el neurólogo real que ha dirigido el trabajo, es categórico: “No es algo para aplicar ya”.

Sin embargo, el estudio no deja indiferente a los científicos. Miquel Bernardo, presidente de la Sociedad Española de Psiquiatría Biológica (SEPB), empieza por destacar la importancia de las publicaciones en las que se ha presentado. No es un guion destinado a consumo masivo y a ser disfrutado con un cubo de palomitas. Pero, en su papel de representante del mundo de la ciencia, a renglón seguido, advierte contra la traslación tal cual de los resultados de las técnicas de neuroimagen. Estas “han creado expectativas muy esperanzadoras y optimistas para la predicción y tratamiento de conductas y enfermedades mentales”, pero este entusiasmo “va por oleadas” y “ahora se está enfriando”, advierte, de una manera similar a lo que ocurrió con el Proyecto Genoma de hace más de 10 años, que causó una fiebre por identificar genes relacionados con todo, desde obesidad a autismo, y ahora mismo esas informaciones, valiosas sin duda, pasan ya desapercibidas.

Lo ideal, indica el experto, sería que se pudiera asociar un área del cerebro de manera unívoca a una conducta, pero el comportamiento humano es tan complejo que eso no es posible, por lo que todos estos estudios hay que tomarlos como “ayudas o pistas”, pero “nunca de manera definitiva”, dice Bernardo. “Lo que está claro es que en el cerebro está el sustrato de la conducta humana”. Con algo más de poesía, el neurocientífico colombiano Rodolfo Llinás decía en una entrevista concedida a este periódico en 2009 que “el alma está en el cerebro”.

Según este estudio, la variación en la actividad cerebral puede asociarse a la comisión de delitos pasados o futuros, pero la psicóloga forense Rocío Gómez Hermoso cree que tal y como este está diseñado el estudio no sirve para discriminar si la neuroimagen refleja una causa o un efecto. “Si es un efecto del comportamiento anterior, no serviría de nada”.

Lo que está detrás de estos intentos es la base de las disquisiciones sobre el comportamiento humano desde hace 30 siglos: si nacemos de una manera o nos hacemos. Se puede aplicar a prácticamente todo: inteligencia, orientación sexual, propensión a delinquir, bondad —el hombre como lobo para el hombre de Hobbes o el buen salvaje al que la sociedad corrompe de Rousseau— o la creatividad. Trasladado al lenguaje de hace medio siglo, es el debate entre genotipo, lo innato, y fenotipo, lo adquirido. Santiago Ramón y Cajal lo complicó todo más y lo llevó al mundo más científico al describir la plasticidad del cerebro: este determina lo que hacemos, pero cambia según lo que nos pasa.

Desde su desarrollo, la neuroimagen se ha usado para medir qué pasa en el cerebro en todo tipo de situaciones: al sentir hambre o ira, al estar sano o enfermo, al leer, al recordar, al conducir, y también en otras donde parece que el aparataje necesario (una especie de secador de pelo que es el encargado de medir qué partes del cerebro se activan —o no— en cada momento) es más complicado de aplicar, como al practicar sexo o arbitrar un partido de fútbol.

Obviamente, Khiel no había elegido estudiar el CCA al azar.Ya en pruebas más generales se había visto que el CCA, como indica en un artículo John Allman, del California Institute of Techonology (Caltec), era un área de “interfaz entre la emoción y el conocimiento”, con competencias sobre el “autocontrol emocional, la resolución de problemas, el reconocimiento de errores y una respuesta adaptativa a condiciones cambiantes en yuxtaposición con las emociones”. Por todo esto, no se ha estudiado todo el cerebro. La elección del área sobre la que se investigó, el CCA, es lógica. “Está relacionada con la impulsividad y el autocontrol”, resume Bernardo. “Una desregulación de este área significaría vulnerabilidad ante cierto tipo de conductas”, añade.

No es que los científicos tengan especial predilección por el CCA (aunque su riqueza potencial lo justificaría). Cada emoción y actividad se corresponde con una o varias zonas del cerebro, desde respirar a pensar en física cuántica. O, al menos, eso es lo que creemos. Y es que el sistema neurológico es, seguramente, el más desconocido del cuerpo humano. Su núcleo, encerrado por los fuertes huesos del cráneo, es el cerebro, el órgano más misterioso. Resulta casi imposible de manipular en vivo. Como si se le pudiera aplicar el principio de incertidumbre de Heisenberg, medirlo implicaría alterarlo. Y de ahí el auge de las técnicas de imagen, como la resonancia, que son las que más se acercan a ver cómo funcionan sus engranajes sin tener que entrar dentro de él.

Por eso, Bernardo cree que la lectura positiva que se puede sacar de este trabajo, más que lo “exótico” de sus planteamientos —el juego mental sobre el posible guion que saldría de la historia—, es que se avanza en dirección hacia unos “nuevos biomarcadores”. Si en otras enfermedades, como el cáncer, se buscan proteínas o células que indiquen lo que le pasa al paciente, en el caso de las enfermedades mentales las técnicas de imagen pueden ser un agente fundamental, “y no solo para predecir conductas, sino, más importante, para definir tratamientos”, añade el psiquiatra. “Tiene una utilidad funcional y estructural para validar diagnósticos, tratamientos y efectuar pronósticos”.

Centrada en el trabajo, Rocío Gómez Hermoso, psicóloga forense desde 1995, señala las debilidades que ve en el estudio. Aunque reconoce lo atractivo que puede resultar, “concluir algo de un trabajo tan incipiente es problemático”, afirma. Para la psicóloga de vigilancia penitenciaria, hay tres inconvenientes grandes en el artículo. “Son solo 96 personas, que son pocas, solo se las sigue durante cuatro años y falta comparar con el resultado que darían en la prueba personas que no hubieran estado en prisión”. “Tampoco sabemos la tipología exacta ni a violencia de sus delitos”. “De hecho, los propios autores reconocen que no saben cómo pueden influir otros elementos”, indica la psicóloga.

Contra los fuegos artificiales de una tecnología muy llamativa pero con resultados controvertidos, Gómez Hermoso ofrece la realidad del día a día de su trabajo. “Estamos haciendo un estudio con 150 personas que hemos evaluado, y hemos acertado —tanto para indicar que van a reincidir como que no— en el 96% de los casos”.

Para ello, Gómez Hermoso y su equipo han recurrido a la metodología tradicional: “Medir mediante entrevistas, la observación y las guías de valoración, básicamente la asunción de la autoría y su responsabilidad; analizar si existen o no rasgos psicopáticos”. Por eso, asegura: “Ni tenemos el equipamiento para hacer esas mediciones de neuroimagen, ni lo necesitamos”.

O, por lo menos, no lo necesita de momento.



 

 

martes, 26 de marzo de 2013

TALLE DE PERFILACION CRIMINAL EN SANTIAGO DE COMPOSTELA


El próximo 6 de abril el criminlolgo Félix Ríos Abreu, presidente de la Asociación Lasxhmi, impartirá un taller sobre la técnica del Perfilado Criminal en el Hotel Virxe da Cerca de Santiago de Compostela.
 
La jornada esta destinada a estudiantes universitarios de derecho, ciencias policiales, criminología, etc, asi como a policías, abogados, criminólogos...
 
Mas información: www.luchacontraelcrimen.com


LA REVISTA GRATUITA "EL OJO CRITICO" CUMPLE 20 AÑOS DE VIDA

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El affaire UMMO, el gurú Sai Baba, el origen viral del “OVNI gallego”, el Caso Daro, el mentalista Ricardo Schiaretti, el “cirujano psíqico” Andres Ballesteros, el cronovisor, las Piedras de Ica, los “aviones” del templo de Abydos, el “astronauta” de Fergana, las niñas del Camposanto, el mito de los OVNIs nazis, los “diablos” de Haití, el caso Billy Meier, el fraude de los “escépticos”, la desclasificación OVNI, el “milagro” de los caminantes sobre fuego, el OVNI de Petit-Rechain, los poderes “sobrenaturales” de los monjes Shaolin, las operaciones psicológicas del CESID con sectas o ufólogos, los drones de California, el caso Amaury Rivera, el falso OVNI de Félix Rodríguez de la Fuente… resulta difícil resumir los cientos de supuestos misterios y sucesos paranormales, que han sido resueltos a través de las páginas de EL OJO CRITICO.

1993-2013 20 años de investigación crítica
En 1993 había mucha actividad en el mundillo paranormal español. El grupo Aztlan, y su contacto, Genom, vivían su mejor momento. El sacerdote Francois Brune nos acercaba al mas allá de la muerte, con la TCI, y el Houbble al más allá del espacio, con la primera foto de un agujero negro. Ese mismo año el cirujano psíquico Stephen Turoff era procesado por intrusismo profesional y fallecía el “hermano Pedro”, uno de los médiums más influyentes del espiritismo español. Pero también Marcelo Truzzi, Richard Broughton y Stanley Krippner participaban por primera vez, que no por ultima, en un congreso español de parapsicología científica, y los OVNIs llegaban al Parlamento Europeo, tras el congreso ufólogico de Italia y la redacción del “informe Regge”.   

También en 2013 y mientras el Dr. Jiménez del Oso dirigía la revista Espacio y Tiempo, precursora de la actual Enigmas, en televisión su vacío era llenado por Andrés Aberasturi (Antena 3) y Felix Gracia (Tele5) quienes se repartían la audiencia del misterio. Pero fué Gracia quien consiguió sentar en el mismo plató este año, por primera y última vez, a J.J. Benitez y a Vicente Juan Ballester Olmos frente a frente, gracias, todo hay que decirlo, a las hábiles gestiones de Javier Sierra.

Andreas Faber Kaiser, único investigador al que EOC ha dedicado un número monográfico, se debatía entre la vida y la muerte (su artículo en el número 56 de Mas Alla es histórico), y J.J. Benítez publicaba “Materia Reservada” y “Mis enigmas favoritos”, que llevaban su forma de ufología al gran público. Al mismo tiempo Nacho Cabria publicaba, con la fundación Anomalía “Entre Ufólogos, Creyentes y Contactados”, destinado a otro perfil de amantes de la ufología.

Y en medio de todo eso, surge una nueva publicación. Un humilde boletín hecho artesanalmente, que compartía espacio con otros muchos fánzines similares editados en la época: “El Colegio Invisible”, de Javier Sierra; “La última hora”, de Iker Jiménez y Lorenzo Fernandez; “Frontera Científica”, de Ricardo Campo y Jose Gregorio González, o “Desclasificado”, del LACIP, entre otros. Hoy todos ellos, menos EOC, desaparecidos.

El numero 0 de EOC se abría con un artículo titulado “Medios de comunicación y misterio”, que era toda una declaración de intenciones. Las reflexiones del editor cuajaron en algunos colegas de otros países, hasta el punto de que el primer artículo de EOC era reproducido incluso por publicaciones internacionales, ferozmente escépticas, como “La nave de los locos” (número 3, pag. 11). A partir de ese momento, con mucha frecuencia escépticos y pseudoescépticos han reproducido una y otra vez informaciones publicadas en EOC, aunque prefiriendo omitir ante sus colegas el origen de dichas informaciones.

Entre creyentes y charlatanes: el punto de equilibrio
En ese mismo número 0, y según sus detractores, EOC desenterraba también el “hacha de guerra” al no limitar las críticas a sectas, videntes o vividores del misterio por un lado, o a los negativistas, pseudoescépticos y charlatanes de la pseudociencia por el otro. Sino que se atrevía a cuestionar a algunos de los divulgadores más famosos y mediáticos del momento, como Antonio José Ales. En aquel número 0 EOC denunciaba, con pruebas irrefutables, el fraude de los supuestos “tornillos” de un OVNI estrellado en el Sahara divulgado por Ales. Aquella primera crítica a uno de los más famosos divulgadores españoles del misterio, ya en su primer número,  marcó EOC como una publicación políticamente incorrecta y totalmente independiente.

A partir de entonces, y durante varios años, los primeros trabajos de EOC eran obviados en los círculos paranormales españoles, mientras publicaciones francesas, italianas, británicas o americanas reproducían o comentaban algunos de aquellos primeros reportajes. Fue lo que ocurrió con “Un origen sexual del fraude UMMO”, publicado en portada del número 1, y que fue comentado por diferentes revistas especializadas como Lumieres dans la nuit (Francia) o Giornale dei misteri (Italia) entre otros.

No todo es falso
Pero EOC no es una publicación contra lo paranormal. En sus páginas encontramos extensos informes sobre casos como el de Mónica Nieto o el de Nina Kulagina, sobre los incidentes OVNI protagonizados por pilotos españoles, sobre sucesos anómalos, etc, que no han encontrado una explicación convencional hasta la fecha. Quizás por esa razón, a principios de la segunda década del siglo XXI, EOC fue la publicación escogida por fuentes cercanas a la desclasificación OVNI para recibir cientos de documentos militares no desclasificados sobre OVNIs que nunca antes habían sido publicados. Fue el auténtico Ufoleaks español.

 EL OJO CRITICO es una revista gratuita que puede descargarse trimestralmente desde www.ojo-critico.blogspot.com y desde las mejores web sobre anomalías.

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domingo, 24 de marzo de 2013

SE PUBLICA "HAY OTROS MUNDOS... PERO ESTAN EN ESTE" (Prólogo de Manuel Carballal)

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Por primera vez en la historia, 40 investigadores y divulgadores, entre los que se encuentras abogados, preriodistas, geólogos, criminólogos, ingenieros de telecomunicaciones, astrofísicos, secretarios judiciales, arqueólogos, físicos, psicólogos, policías, médicos, historiadores, diplomáticos, etc., se han unido en un proyecto bibliográfico común, cuyos beneficios van integramente destinados a la ONG Médicos sin Fronteras.
 
Sectas destructivas, y sectas constructivas, pseudo-arqueologia y "misterios históricos", anomalías, fronteras de la ciencia, sociología de las creencias... son algunos de los temas afrontados por los autores de "Hay otros mundos... pero están en este". Un libro llamado a convertirse en un referente imprescindible en toda biblioteca.

PROLOGO

En 1930, tres años antes del ascenso de Hitler al poder, y dos antes de su exilio voluntario a EEUU,  Albert Einstein, que ya era una institución cultural en Berlín tras la obtención del Premio Nobel de física en 1921, escribió un pequeño artículo titulado “Lo que yo creo”. En él afirmaba: "La cosa más bella que podemos experimentar es lo misterioso. Es la fuente de toda verdad y ciencia. Aquel para quien esa emoción es ajena, aquel que ya no puede maravillarse y extasiarse ante el miedo, vale tanto como un muerto: sus ojos están cerrados... Saber que lo impenetrable para nosotros existe realmente, manifestándose como la prudencia máxima y la belleza más radiante que nuestras torpes capacidades pueden comprender tan solo en sus formas más primitivas... este conocimiento, este sentimiento, se encuentran en el centro de la verdad religiosidad. En ese sentido, y sólo en ese sentido, pertenezco a las filas de los hombres religiosos devotos".

El párrafo, al menos las dos primeras frases, han sido citadas en miles de ocasiones por quienes intentan buscar en el genial físico alemán, un argumento en pro de sus propias creencias religiosas. Vano intento. Durante toda su vida Einstein expresó en innumerables ocasiones su desinterés, rozando a veces el desprecio, por toda forma de religión organizada. En la carta escrita por Einstein al filósofo Eric Gutkind, el 3 de enero de 1954, subastada a finales de 2012, lo deja bien claro: “La palabra Dios para mí no es más que la expresión y producto de las debilidades humanas, la Biblia, una colección de honorables pero aún primitivas leyendas que sin embargo son bastante infantiles. Ninguna interpretación, sin importar cuán sutil sea, puede (para mí) cambiar esto...”.

Einstein, a pesar de ser judío, no creía en el Dios del Talmud y la Toráh, ni en el de la Biblia o el Corán. El mismo lo dejó muy claro: “Creo en el Dios de Spinoza que es idéntico al orden matemático del Universo”. Y su reivindicación del misterio, como “la cosa más hermosa que podemos experimentar… fuente de toda verdad y ciencia”, nada tiene de genialidad. Al contrario, es una obviedad. Mucho antes que él, el otro gran referente de la física, Isaac Newton sentenció: “Lo que sabemos es una gota de agua; lo que ignoramos es el océano”.

Nuestro conocimiento científico es exponencial. Cada año, cada decenio, cada siglo, sabemos mucho más que el anterior. El desarrollo tecnológico, las publicaciones especializadas, las bases de datos, cada año más numerosas, hacen que cada día los investigadores tengan más herramientas que sus predecesores, y nuestro conocimiento del universo y de la mente aumente exponencialmente. Nunca antes en la historia de la humanidad, habíamos estado tan cerca del conocimiento. Pero al mismo tiempo, paradogicamente, muchas de las cosas que hoy consideramos reales, serán refutadas por nuestros hijos y nietos. Como nosotros refutamos las creencias de nuestros padres y abuelos.

Hubo un tiempo en que la esfericidad de la tierra, la existencia de meteoritos, la evolución de las especies, la aplicación de la electricidad, la división del átomo, o la relatividad especial, se consideraron supersticiones pseudocientíficas. El dogma consensuado de la época, comprensible por el contexto cultural, científico y social del momento, satanizaban a quienes, como Newton, o Einstein, abogaban por ir más allá de lo conocido. Por indagar al otro lado de las fronteras del misterio.  Y es que, y por ello la cita de Einstein es una obviedad, nuestro saber científico, social, o cultural, solo puede avanzar cuando intrépidos aventureros se atreven a ir más allá de lo conocido. Lo que suele implicar el enfrentamiento con la ortodoxia, y la burla, la incomprensión, y el desprecio de los defensores del dogma de la época. Ya lo sentenció el controvertido escéptico, y después converso, Giovanni Papinni: “Hasta las ciencias más adelantadas están saturadas de misterios y de preguntas sin respuesta”.
Investigar lo desconocido
Siempre han existido pensadores inconformistas. Aventureros intrépidos. Curiosos inquietos y rebeldes, que no se han contentado con las respuestas convencionales, que les han tocado en suerte en su época y en su contexto cultural. Por mucho que irrite a sus biógrafos más políticamente correctos, Isaac Newton escribió más de un millón de palabras sobre astrología, alquimia y esoterismo, mientras revolucionaba nuestro conocimiento de la física y las matemáticas, para siempre.

Este libro está escrito por un selecto grupo de esos pensadores inconformistas, curiosos inquietos, y aventureros intrépidos, dispuestos a jugarse su tiempo y su dinero, por descubrir que se esconde más allá de los límites de lo conocido. Hombres y mujeres que, errados o no, intuyen que nuestro conocimiento del hombre y del universo todavía encierra demasiados interrogantes sin solución. ¿Existe vida inteligente en otros sistemas solares? Si es así, ¿es posible el contacto? ¿Acaso ya se ha producido? ¿Existe vida después de la muerte? ¿Posee el cerebro humano más de cinco sentidos?

Intentar responder a esas preguntas, careciendo de más recursos, laboratorios, fondos e instrumental -salvo algunas excepciones- que el entusiasmo, la lucidez y el empeño del investigador, resulta tan utópico como pretender descifrar el orden del universo, observando la caída de una manzana. De hecho es probable que nuestra generación no llegue a encontrar un respuesta irrefutable a ninguna de esas preguntas pero, ¡caray!, es tan estimulante intentarlo. Quizás no lleguemos nunca al final de este camino, pero aprenderemos tanto mientras lo recorremos…

Lo maravilloso de este utópico empeño, investigar lo desconocido, es que exige vocación interdisciplinar. El estudio de las anomalías, por definición, obliga al investigador a familiarizarse con la física, química, sociología, arqueología, astronomía, biología, acústica, aeronaútica, astronaútica, exobiología, meteorología, etc. ¿Puede existir una forma mayor de enriquecimiento intelectual? De hecho es probable que pocos campos de estudio fomenten tanto la concepción renacentista del conocimiento, como el estudio de las anomalías.

Ahora, entre tus manos, tienes el fruto del esfuerzo generoso y desinteresado de casi cuatro docenas de hombres y mujeres, que han dedicado su tiempo, esfuerzo y dinero en investigar diferentes anomalías de la ciencia. Y lo han hecho desde sus diferentes especialidades profesionales (sociólogos, astrofísicos, psicólogos, geólogos, teólogos, lingüistas, médicos, criminólogos, historiadores, juristas, periodistas,  etc).  
Misterios solidarios
Con frecuencia el estudio de las anomalías, los misterios del universo, la mente y la muerte, son utilizados con fines pseudo-religiosos. Cultos, credos y sectas de todo tipo, intentan argumentar sus dogmas de fe, con interpretaciones pseudo-religiosas de esos fenómenos anómalos. Sin embargo, quienes no creen en más espiritualidad que la social, reniegan de todo dogma estricto y ven en la solidaridad la expresión de esa mística humanista. El mismo Einstein lo definió así: "El comportamiento ético de un hombre debe basarse en la solidaridad, educación, y reglas sociales; ninguna base religiosa es necesaria. Sin embargo, el hombre estaría en un lugar pobre, si tuviese que estar restringido al miedo al castigo y a la esperanza de una recompensa después de la muerte".
Esta es la maravillosa paradoja. En estas páginas no encontrarás homilías, discursos ni propaganda pseudo-mística. No busques argumentos emocionales a prejuicios religiosos. Ni las firmas de gurús, guías o profetas espirituales. Normalmente quienes presumen, carecen.

Por el contrario, los autores de estos textos son, en gran parte, agnósticos, incluso ateos. La mayoría profundos escépticos, en el real sentido etimológico del término. Buscadores que dudan de las respuestas, y por ello continúan investigando. Y a diferencia de la mayoría de esos gurús, guías y profetas, no recibirán otra gratificación, por el esfuerzo, tiempo y dedicación que implican sus aportaciones a este libro, que la satisfacción de saberse parte de un proyecto común. Tal vez las páginas de esta obra no resuelvan todos los misterios que nos rodean, aunque te aseguramos que en muchos casos nos acercarán mucho más a la verdad de algunos de ellos. Pero en el peor de los casos contribuirán a que otras personas, menos favorecidas que nosotros, reciban una ayuda más necesaria que nunca. Y como decía Einstein,  sin “miedo al castigo” ni por “la esperanza de una recompensa después de la muerte". Quienes se dicen religiosos, místicos y espirituales, y algunos grandes divulgadores demasiado ocupados para utopías sociales, deberían tomar ejemplo.

Esta iniciativa, encabezada por David Cuevas y Carlos Fernández, sigue una forma de entender el misterio, que se inició en 1992, en el norte. Cuando un grupo de investigadores, inconformistas, decidieron que los discursos pseudo-espirituales que suelen aderezar los eventos paranormales, eran pura hipocresía si no se concretaban en una realidad social. Aquel primer congreso benéfico sobre fenómenos anómalos, celebrado en 1992 reunió, como este libro, a algunos de los nombres más relevantes del momento en el campo de las anomalías. Benítez, Argumosa, Blanco, Carrión, Sixto Paz… Todos aportaron al evento sus conocimientos, sin recibir ninguna gratificación económica a cambio. Algunos, como Benítez, incluso corrieron con los gastos de alojamiento y desplazamiento, para abaratar las costas a la organización. Todos donaron desinteresadamente su participación al primer congreso 100% benéfico sobre misterios. Todos salvo uno. Sixto Paz, el místico representante del movimiento contactista New Age fue el único que amortizó económicamente su participación. Paradojas de la espiritualidad.

Por fortuna aquel primer guante no cayó en el olvido, y fue recogido por otros investigadores y divulgadores, que creen en esa forma de espiritualidad social, y que tomaron el relevo. Otros eventos solidarios sobre anomalías se han celebrado desde entonces. Y personajes como David Ortega, Rafael Campillo, David Cuevas o Carlos Fernández, se ocuparon de mantener viva la llama de esa manera de entender el misterio, durante los últimos veinte años.

Más tarde algunas editoriales, como Corona Borealis o Minotauro, trasladaron la idea al mundo de los libros. Reuniendo en volúmenes relacionados con el misterio, a firmas de prestigio, que renunciaban –como en este libro- a todo derecho de autor, destinando los beneficios a organizaciones humanitarias como Médicos sin Fronteras o la Fundación Vicente Ferrer. Pero, sin ninguna duda, si alguna editorial ha ejemplarizado esta forma de entender la espiritualidad y el estudio de las anomalías, es Ediciones Cydonia. Este libro solo es el último ejemplo.
Mientras videntes, contactados, místicos, gurúes e iluminados llenan sus discursos mesiánicos y apocalípticos, sus cursos y meditaciones colectivas, sus “avistamientos previa cita” y sus retiros espirituales, de mensajes de paz y amor, un grupo de investigadores, más críticos que visionarios, hacen realidad esos mensajes. Willian Booth, el fundador del Ejército de Salvación dijo: “un estómago vacío no puede pensar en Dios”… ni en extraterrestres. Y aunque otro mundo es posible, nadie va a construirlo por nosotros. Ni espíritus, ni extraterrestres, ni hermandades blancas, ni ángeles, ni Dios…  Carlos Fernandez, y ediciones Cydonia lo comprendieron hace años, haciendo compatible la investigación más crítica y rigurosa de los fenómenos anómalos, con esa forma social de entender la espiritualidad. No hay otra.
Comienzas ahora un viaje fascinante, revelador y en ocasiones profundamente desmitificador, a través de los fenómenos más extraños, insólitos e inexplicados del misterio. Fenómenos aéreos no identificados, sucesos paranormales, cultos extraños, conspiraciones, anomalías históricas, fraudes pseudo-científicos… Un viaje a otros mundos, que como sentenció el poeta francés Eugène Grindel (Paul Eluard), están en este.

Manuel Carballal
Puedes comprar on line tu ejemplar, sin gastos de envio, en: http://www.edicionescydonia.com/hayotrosmundos/hayotrosmundos.html

Sumario, portada y primeras páginas: http://www.edicionescydonia.com/hayotrosmundos/hayotrosmundos.pdf

"Hay otros mundos... pero están en este"
Ediciones Cidonya.

Autores:
J.J. Benítez, Miguel Blanco, Jacques Vallée, Bruno Cardeñosa, Jesús Callejo, Manuel Carballal, Carlos Canales, Lorenzo Fernández, Fernando Rueda, Miguel Pedrero, Chris Aubeck, Francisco Contreras, Juan Ignacio Cuesta, Marcelino Requejo, José Miguel Parra, Juan Antonio Belmonte, José Antonio Caravaca, Víctor Martínez, Miguel Ángel Ruiz, Lourdes Gómez Martín, David Benito, Antonio Luís Moyano, Vicente París, Diego Cortijo, Carlos G. Fernández, Moisés Garrido, Yvan Figueiras, Beatriz Erlanz, David y Germán Tenorio, José Juan Montejo, Mikel Navarro, Óscar Iborra, Manuel Berrocal, Jaume Esteve, José Luís Ortiz, José Miguel Pérez Navarro, Anabela Cardoso, Juan José Sánchez-Oro y David Cuevas.
Coordinación: David Cuevas


martes, 19 de marzo de 2013

TERRORISTAS, ASESINOS Y VIOLADORES EN SERIE, QUE SALDRAN LIBRES SIN LA DOCTRINA PAROT



La anulación de la doctrina Parot tendría como efecto inmediato la excarcelación de 77 reclusos a quienes se les ha prolongado la condena gracias a esta interpretación del Tribunal Supremo. 

Entre los que quedarían en libertad figuran 54 miembros de ETA, siete terroristas de los Grapo, un condenado por su implicación en los GAL, un miembro del Ejército Guerrillero del Pueblo Gallego y 14 condenados por violaciones y asesinatos. Si el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) da la razón a la etarra Inés del Río, con 24 muertes en su historial, la salida de prisión de todos estos reclusos se producirá de forma casi automática. Estos son algunos de los más peligrosos delincuentes que se beneficiarán de un fallo del TEDH contrario a la doctrina Parot.
 
Inés del Río Prada. Histórica dirigente del Comando Madrid de ETA, fue condenada en 1989 a más de 3.200 años de cárcel por 24 asesinatos, tentativa en otros 107, tenencia ilícita de armas y explosivos y seis delitos de lesiones, entre otros. Sin embargo, el cómputo de los beneficios penitenciarios estuvo a punto de permitirle salir de prisión en 2008. Pero la aplicación de la doctrina Parot prorrogó la condena hasta 2017. Es la autora del recurso que puede acabar con esta interpretación del cálculo de penas. En estos momentos, su caso se ha convertido en la principal batalla de la izquierda abertzale. 

Domingo Troitiño Arranz. Miembro del comando Barcelona de ETA, está considerado uno de los guardianes de la ortodoxia de la banda. Entre otras acciones, fue el encargado de colocar el coche bomba del atentado de Hipercor, que causó 21 muertos. Y tras ese atentado, se fue de vacaciones a un cámping. Tras ser capturado en 1987, fue condenado a 1.118 años de prisión por 25 asesinatos, seis asesinatos frustrados, 28 delitos de lesiones, depósito de armas, tenencia de explosivos y falsificación de documentos, entre otros delitos.

José Antonio López Ruiz, alias Kubati. Otro de los históricos militantes de la banda terrorista ETA. Se encuentra en prisión desde 1989. Fue condenado a 1.210 años de cárcel por 21 asesinatos, 16 asesinatos frustrados, nueve delitos de detención ilegal y ocho delitos de lesiones, entre otros. Kubati también fue el encargado de acabar con la vida de la disidente etarra Yoyes. Nunca llegó al grado de dirigente dentro de la banda. Se lo considera un simple ejecutor de asesinatos, por su sangre fría y su determinación.

Juan Carlos Arruti Azpitarte, alias Paterra. En el historial de este etarra figuran asesinatos de guardias civiles, de un general retirado, de policías, contra una casa cuartel y hasta la muerte de un fotógrafo. En total, tras ser atrapado en 1989, fue condenado por 24 asesinatos y ocho asesinatos frustrados, otros diez delitos de detención ilegal y tres de estragos. Está considerado uno de los miembros del sector más duro de la banda, por lo que siempre ha estado en prisiones del sur de España. 

Miguel Ricart Tárrega. Es el único condenado por el dramático crimen de las niñas de Alcasser, Miriam, Toñi y Desiree. Su compinche, Antonio Anglés, nunca fue localizado por las autoridades españolas. Ricart fue condenado en 1997 a 186 años de prisión por los tres asesinatos y también por cuatro delitos continuados de violación, pero gracias al cómputo de los beneficios penitenciarios podía haber abandonado la cárcel en mayo de 2011. Finalmente, gracias a la doctrina Parot se prolongó su condena hasta 2023.

Guillermo Vázquez Bautista, alias ‘El Negro’. Miembro de los Grapo condenado a 257 años de prisión por seis asesinatos. Fue detenido en Madrid en 1990 junto a otros miembros de la organización cuando preparaban el secuestro de un empresario. Se le atribuyen numerosos atentados a cara descubierta. Se incorporó a la organización a través de amigos de presos.

Ismael Miquel Gutiérrez. Perteneciente a los GAL, era el jefe de un comando de esta organización criminal. Fue detenido en 1986, tras ordenar el asesinato de un presunto etarra que resultó ser una persona sin ninguna vinculación con la banda. Por estos hechos fue condenado a 65 años de cárcel por un delito de asesinato, otro contra la salud pública y también por los delitos de depósito de armas y militancia en grupo armado. 

Juan Manuel Valentín Tejero. Asesino y violador de la niña de nueve años Olga Sangrador. La secuestró una noche de verano de 1992 cuando la niña jugaba con sus amigos en las fiestas de su pueblo, Villalón de Campos (Valladolid). El crimen conmocionó a la sociedad española, por la frialdad del autor y lo despiadado de sus actos. Se le impuso una condena de 64 años de prisión por asesinato, rapto con violación y abusos sexuales deshonestos. Pero, a pesar de que ingresó en prisión en 1995, solicitó salir de la cárcel este mismo año, por haberse acogido a beneficios penitenciarios. La doctrina Parot lo impidió, prorrogando su estancia en prisión hasta 2025. 

Pedro Luis Gallego Fernández. Es uno de los violadores en serie más peligrosos de España. Se le apodó el violador del ascensor, porque abusaba de sus víctimas dentro de ellos. Además, acabó con la vida de la vallisoletana Marta Obregón y de la burgalesa Leticia Lebrato. Ingresó en prisión en 1993 para cumplir una condena de 273 años por las dos muertes y un total de 18 violaciones. En 2008 habría salido a la calle, pero la revisión del cómputo de penas lo mantuvo encerrado. Nunca ha llegado a estar reinsertado.

Pablo Manuel García Ribado. Se trata de otro de los violadores en serie con peor historial. Fue condenado en 1996 a 1.721 años de prisión por 82 violaciones cometidas en Madrid entre 1990 y 1993. Llegó a abusar de dos mujeres en una misma noche. Actuaba a cara descubierta y bien vestido. Muchas de sus víctimas eran mujeres de corta edad, que le facilitaban el acceso a los portales de los edificios pensando que era un vecino. Sólo le detuvo la Policía. El fin de la doctrina Parot también le dejará en libertad.      
 
Félix Vidal Anido. Conocido popularmente como el violador del estilete. Está condenado por las cinco violaciones consumadas y nueve frustradas, y hasta 56 delitos relacionados con abusos sexuales. Su objetivo eran especialmente mujeres de entre tres y catorce años, aunque también atacó a adolescentes y jóvenes de hasta 24 años. A dos niñas de tres años les obligó a hacerle tocamientos.
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Pedro Antonio Seco Martínez. Es conocido popularmente como el asesino en serie de Villarrobledo (Albacete). Fue condenado a 90 años de prisión en 1997 por tres asesinatos en serie entre 1991 y 1993. La primera de sus víctimas apareció con el cráneo aplastado por una piedra; y el segundo, apareció con múltiples cuchilladas por todo el cuerpo y el cráneo aplastado. Los tres cadáveres aparecieron con los brazos o piernas formando una cruz.

Joaquín Villalón Díez. Conocido policialmente como el asesino señorito. Fue condenado a 58 años y 10 meses de prisión. Casado con una mujer lesbiana que le obligada a pintarse y vestirse de mujer, dejó embarazada a su amante, a la que estranguló y descuartizó, abandonando su cadáver en un monte. Posteriormente, acabó con la vida de dos transexuales. Uno de ellos fue encontrado en el baño de su casa con una cadena atada al tórax, después de que le prendiera fuego. El otro, recibió primero una paliza y aprovechando que había perdido el conocimiento fue ahogado en la bañera.

Jesús Vela Martínez y Manuel Lorenzo Vázquez. Estos dos policías nacionales, con numerosos expedientes abiertos por la Brigada de Asuntos Internos, asesinaron en 1994 en Nigrán (Pontevedra) al empresario del sector de la piedra David Fernández Grande, a su mujer, a su hija y a una empleada del hogar después de secuestrarlos y obtener un rescate de 120.000 euros. Dos hijos del industrial sobrevivieron al crimen. La Audiencia Provincial de Pontevedra condenó a cada uno de los dos agentes a 220 años de prisión. La doctrina Parot les mantendría entre rejas al menos hasta 2024.

LA LISTA COMPLETA


Miembros de ETA
Juan Francisco Gómez López. Condenado a 48 años por atentados.
Juan Manuel Piriz López. 61 años por asesinato y atentado.
Domingo Troitiño Arranz. 1.118 años por 22 asesinatos, tres atentados con muerte y seis asesinatos frustrados.
Joseba K. Artola Ibarreche. 262 años por dos asesinatos, atentado con muerte y asesinatos frustrados.
Pedro María Rezábal Zurutuza. 189 años por asesinato frustrado y atentado.
Antonio Alza Hernández. 69 años por tenencia de armas y depósito de explosivos.
Juan Antonio Urquizu Ormazábal. 41 años por asesinato.
Luis María Azcargorta Belategui. 38 años por atentado con muerte y asesinato frustrado.
Juan María Gabirondo Agote. 124 años por asesinato, atentado con muerte, explosivos y depósito de armas.
José Antonio López Ruiz. 1.210 años por 13 asesinatos, 16 atentados frustrados y ocho atentados con muerte.
Francisco J. Lujambio Galdeano. 54 años por dos atentados con muerte.
José Ángel Viguri Camino. 59 años por atentado con muerte y un asesinato frustrado.
Miguel Turrientes Ramírez. 55 años por asesinato y tenencia de explosivos.
Pedro Juan Odriozola Aguirre. 162 años por atentado con muerte, asesinato frustrado y tenencia de explosivos.
Inmaculada Pacho Martín. 549 años por cuatro atentados con muerte, dos asesinatos, seis asesinatos frustrados y 48 delitos de lesiones.
Ignacio Fernández de Larrinoa. 178 años por dos asesinatos, un asesinato frustrado y atentado con muerte.
Ignacio Orotegui Ochandorena. 206 años por asesinato, asesinato frustrado, atentado y detención ilegal.
Joseba Zugadi García. 68 años por atentado con muerte y depósito de armas.
Santos Berganza Cendegui. 60 años por tres tentativas de asesinato.
Inés del Río Prada. 3.828 años por 19 asesinatos, 107 asesinatos frustrados, cinco atentados con muerte, tenencia ilícita de armas y explosivos.
Juan José Legorburu Guerediaga. 746 años por 8 asesinatos, 21 asesinatos frustrados y seis atentados con muerte.
José R. Martínez de la Fuente. 241 años por tres asesinatos, dos atentados con muerte y asesinato frustrado.
Inmaculada Noble Goicoechea. 397 años por dos atentados con muerte y dos asesinatos.
Jesús Díaz de Heredia. 45 años por atentado con muerte.
Juan Carlos Arruti Azpitarte. 1.285 años por 14 asesinatos, diez atentados con muerte, ocho asesinatos frustrados y diez detenciones ilegales.
José Féliz Zabarte Jainaga. 262 años por cuatro atentados con muerte, tres asesinatos y un homicidio.
Joaquín Uraín Larrañaga. 421 años por tres asesinatos, 11 asesinatos frustrados y un atentado con muerte.
Bautista Barandalla Iriarte. 75 años por asesinato, tentativa de asesinato y depósito de armas.
Luis María Lizarralde Izaguirre. 74 años por dos asesinatos.
Miren Sagastume Arrieta. 267 años por asesinato y dos atentados con muerte.
Nicolás FranciscoRodríguez. 114 años por dos asesinatos.
Javier Martínez Izaguirre. 744 años por seis asesinatos y siete atentados con muerte.
José Ignacio Urdiain Ciriza. 492 años por asesinato y dos atentados con muerte.
Miren Onaindia Susaeta. 68 años por asesinato y atentado con muerte.
Pedro María Solana Arrondo. 128 años por atentado frustrado y siete delitos de terrorismo.
Elías Fernández Castañares. 288 años por dos asesinatos, un asesinato frustrado, cuatro atentados y un atentado con muerte.
Ignacio Erro Zazu. 947 años por cuatro asesinatos, 22 asesinatos frustrados y seis atentados con muerte.
Joaquín Sancho Biurrun. 183 años por dos asesinatos, dos asesinatos frustrados, atentado y tres detenciones ilegales.
Josefa Uzkudun Echenagusia. 73 años por atentado, depósitos de armas, explosivos y dos delitos de terrorismo.
José Arizmendi Oyarzábal. 595 años por asesinato, tres asesinatos frustrados, atentado y tres delitos de terrorismo.
Jesús María Mendinueta Flores. 584 años por dos atentados con muerte y 11 asesinatos frustrados.
José I. Echeverría Pascual. 336 años por cuatro asesinatos y tres atentados con muerte.
Javier Goldaraz Aldaya. 341 años por 11 asesinatos frustrados y atentado con muerte.
Iñigo Acaiturri Irazábal. 60 años por asesinato Iñaki Recarte Ibarra. 357 años por cuatro asesinatos y tres asesinatos frustrados.
Gotzone López de Luzuriaga. 177 años por atentado con muerte, dos asesinatos y un asesinato frustrado.
Fernado del Olmo Vega. 688 años por tres asesinatos, seis atentados con resultado de muerte y seis asesinatos frustrados.
Juan Ignacio Delgado Goñi. 128 años por tentativa de asesinato, ocho delitos de terrorismo, tenencia de armas y explosivos.
Ramón Uribe Navarro. 91 años de cárcel por terrorismo y atentado.
Juan José Zubieta Zubeldia. 1.851 años por 8 asesinatos y dos atentados con muerte.
Juan Lorenzo Lasa Michelena, alias «Txikierdi». 374 años por 6 asesinatos y 4 atentados con muerte.
Isidro Garalde Bedialuneta. 169 años por tres asesinatos y atentado.
Jon Koldo Aguinagalde Urresterazu. 67 años por asesinato.
Raúl Ibáñez Díez. 65 años por atentado.

Miembros de GRAPO
Jesús Cela Seoane. Condenado a 73 años por dos delitos de terrorismo y asesinato.
Concepción González Rodríguez. 61 años por robo con rehenes.
Encarnación León Lara. 98 años por asesinato y atentado con muerte.
Olga Oliveira Alonso. 97 años por atentado con muerte.
Jaime Simón Quintela. 163 años por asesinato.
Guillermo Vázquez Bautista. 257 años por dos delitos de terrorismo y 4 de atentado con muerte.
María Jesús Romero Vega. 75 años por dos asesinatos y dos atentados con muerte.

Miembros de EJÉRCITO GUERRILLERO DEL PUEBLO GALLEGO
Josefa Rodríguez Porca. 83 años por atentado con muerte.

Miembros de GAL
Ismael Miquel Gutiérrez. 65 años por atentado.

ASESINOS Y VIOLADORES
Juan Manuel Valentín Tejero. 64 años por asesinato y violación.
Pedro Luis Gallego Fernández. 273 años por dos asesinatos y diez violaciones.
Pablo Manuel García Ribado. 1.721 años por 77 violaciones.
Manuel Lorenzo Vázquez. 220 años por cuatro asesinatos.
Jesús Vela Martínez. 220 años por cuatro asesinatos.
Miguel Ricart Tárrega. Condenado a 186 años por tres asesinatos y 3 violaciones.
Abel de Jesús Vásquez García. 50 años por asesinato.
Joaquín Villalón Díez. 52 años por asesinato y homicidio.
Pedro Antonio Seco Martínez. 90 años por tres asesinatos.
Habit Diop Seydi. 38 años por dos violaciones.
Arturo Abal Iglesias. 96 años por seis violaciones.
* Se han incluido los delitos más graves, pero en casi todos los casos la lista por la que fueron condenados es mucho más extensa.