viernes, 2 de noviembre de 2012

Japón investiga las sectas sucesoras de la Verdad Suprema

Un equipo de la agencia japonesa de Inteligencia inspeccionó ayer, 1 de noviembre, cerca de una treintena de sedes de las sectas “Aleph” y “Hikari no Wa", sucesoras de la extinguida Verdad Suprema, responsable de los atentados con gas sarín en Tokio en 1995 que costaron la vida a 13 personas. Lo cuenta la agencia Efe.
 
Los agentes irrumpieron en 21 instalaciones de “Aleph", nombre con el que se refundó Verdad Suprema para mantener sus actividades, y en otras ocho de “Hikari no Wa", un grupo escindido en 2007 de la primera, detalló la agencia local Kyodo. Los cerca de 30 emplazamientos están situados en 15 provincias niponas y ciudades como Kioto, Osaka, Nagano o Tokio, donde tuvo lugar el gran atentado de Verdad Suprema en 1995. El ataque se produjo cuando varios miembros de la secta esparcieron gas sarín en los vagones de cinco trenes del metro tokiota en plena hora punta de la mañana del 20 de marzo de aquel año, lo que causó 13 muertos y unos 6.300 intoxicados.
 
La agencia de Inteligencia por la Seguridad Pública nipona, encargada de las investigaciones y de recopilar y analizar información sobre las dos sectas, realizó la última inspección de este tipo y a gran escala en sus sedes en agosto de 2011. Esta nueva redada se produce después de que la policía lograra detener a principios de este año, y tras 17 años de búsqueda, a los últimos tres fugitivos de Verdad Suprema que quedaban en libertad después del fatal atentado.


A Verdad Suprema también se le atribuye el asesinato del abogado Tsutsumi Sakamoto, que trabajaba contra las actividades de la secta, y su familia, en 1989 en la ciudad de Yokohama, a pocos kilómetros de la capital nipona. Tanto el fundador de Verdad Suprema, Shoko Asahara, cuyo nombre real es Chizuo Matsumoto, como otros 12 miembros se encuentran en el corredor de la muerte en Japón, después de ser declarados culpables de diversos crímenes, entre ellos el ataque de Tokio.
 
El régimen de vigilancia estatal en Japón, revisado en enero de este año, permite a los inspectores de la agencia revisar instalaciones y obligar a las dos organizaciones a facilitar los nombres y direcciones de sus líderes durante los próximos tres años.Se cree que “Aleph” cuenta actualmente con cerca de 1.300 miembros repartidos en todo el archipiélago, mientras que “Hikari no Wa” cuenta con cerca de 200 miembros.
 

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