EL ARCHIVO DEL CRIMEN se ha ocupado con frecuencia de las estafas y fraudes que, alentados por la crísis económica, han desarrollado el ingenio de quienes buscan lucrarse a través de nuevas formas de engaño. Desde el Skimming y las nuevas estafas bancarias (http://manuelcarballal.blogspot.com.es/2007/01/skimming-y-otras-estafas-con-targetas.html) a las nuevas formas de crimen organizado en los timos esotéricos (http://manuelcarballal.blogspot.com.es/2007/11/videntes-y-crimen-organizado-un-nuevo.html), pasando por las imnovadoras formas de engaños telefónicos (http://manuelcarballal.blogspot.com.es/2007/02/las-estafas-telefonicas.html) a los creativos timos de las civernovias (http://manuelcarballal.blogspot.com.es/2010/09/desde-rusia-con-spam-el-timo-de-las.html). Hoy, Alan Brain denuncia un nuevo tipo de charlatanes, que utilizan la pseudociencia y el pseudoescepticismo para lucrarse con la credulidad e ignorancia de los televidentes y cibernautas.
"Charlatán: Que habla mucho y sin sustancia. Embaucador. Persona que se dedica a la venta ambulante y anuncia a voces su mercancía". RAE.
Pseudoescépticos en España I: El regreso de Torquemada
Se autodenominan escépticos y han declarado una guerra sin cuartel contra los investigadores de fenómenos paranormales, a los que califican de charlatanes, estafadores, engañabobos y sinvergüenzas. Tienen páginas web, revistas y programas de radio y de televisión en los que libran lo que parece ser una guerra santa contra todo aquello que esté relacionado con lo paranormal. Son los Torquemada del siglo XXI, la policía de lo paranormal, los caballeros templarios de la ciencia. Eso, en el papel, y el papel aguanta todo, así que vamos con los hechos.
Lo cierto es que en las filas del movimiento escéptico español son más los insultos que las investigaciones, son más los oportunistas que los científicos, son más los que cobran que los altruistas y, sobre todo, son más los pseudoescépticos que los verdaderos escépticos.
Para un informe especial, publicado en el número 69 de la revista El Ojo Crítico, se investigó a los principales representantes de las diferentes organizaciones que componen lo que se conoce como el movimiento escéptico español. Esta investigación demostró que muchos de ellos son personas sin educación que prefieren la prepotencia del insulto al argumento, que no han realizado ninguna investigación paranormal y mucho menos científica, que rehúyen al debate, que cobran interesantes sumas de dinero por sus apariciones públicas, que han sido condenadas por la justicia bajo el cargo de difamación, que ejercen presión en las universidades españolas para que estas no acepten cursos o actividades relacionadas con lo paranormal y, lo más importante, que la mayoría de ellos no tiene ningún interés en llegar a la verdad.
El movimiento escéptico español no tiene nada de escéptico porque no busca la verdad. (Esta entrada se concentra en el movimiento escéptico español pero la realidad se repite, con diferentes matices, en muchos países). La única intención de estos pseudoescépticos o falsos escépticos es negar la existencia de cualquier fenómeno paranormal sin siquiera haberlo investigado y a través de esa negación erigirse como poseedores de la verdad absoluta. Ellos dicen que luchan contra la charlatanería y suena muy bonito, pero esa afirmación es falsa. Si contra algo luchan, es contra el avance natural de la ciencia y la investigación. Si los pseudoescepticos hubieran sido un movimiento fuerte en los tiempos de Galileo Galilei, probablemente, aún seguiríamos pensando que el Sol gira alrededor de la Tierra, que somos el centro del universo y que no existen otros planetas…
Empecemos engalanando esta página con las floridas frases de algunos de los más importantes representantes del movimiento escéptico español:
-“Jiménez del Oso y Benítez, auténticos sinvergüenzas”. (Luís A. Gámez, en el II Congreso de ARP, Sociedad para el Avance del Pensamiento Crítico) . Jimenez del Oso y J.J. Benítez son investigadores de fenómenos paranormales.)
-“Veremos que escriben estos hijos de puta en Espacio y Tiempo y Más Allá.” (Félix Ares de Blas a Mercedes Quintana, en el bar de Euroforum, refiriéndose a algunos participantes del curso sobre ovnis de la Universidad Complutense. 20 de agosto de 1992, 13:05)
-“El “invitado” de hoy es un chupapitos verdaderamente destacado.” (refiriéndose a la opción sexual del investigador Juan Miguel Martínez. Mauricio-José Schwarz en ERDLC, 16 de abril de 2004)
-“La ufología es la historia del mundo contada por un idiota, lleno de ruido y furia”. (Javier Armentia, director de ARP,1992)
-“(Manuel)Carballal es un hijo de puta”. (José Ma. Bello Diéguez, subdirector de El Escéptico, canal #escépticos, noviembre de 1997 refiriéndose a Manuel Carballal, director de El Ojo Crítico.)
-“Expondré las claves del éxito de mediums y adivinos…si carece de escrúpulos, la charla puede servir a cualquier miembro del público para aprender las artimañas básicas del gremio, abrir su propio negocio esotérico y ganarse la vida engañando a incautos, que son legión.” (Luis A. Gamez en su página web Magonia, entrada del 13 de Junio del 2012, comentando su sobre una de sus charlas.)
-“El testimonio de los pilotos (refiriéndose al fenómeno ovni) es equiparable al de una portera.” (Félix Ares de Blas, fundador de ARP.1992)
-“El conocido cuentista J.J. Benítez y otros investigadores ovni, correcaminos irracionalistas, son sólo un puñado de falsarios, perseguidores de hombrecitos verdes, engañabobos y bazofia ufológica que desean lucrarse a costa de los ‘objetos volantes neciamente imaginados’.” (Luis Alfonso Gámez, líder del Círculo Escéptico, 1985)
¡Qué clase! ¡Qué nivel! Chupapitos, idiotas, bazofia, engañabobos e hijos de puta son solo algunas de las calificaciones favoritas que emplean nuestros amigos pseudoescépticos para referirse a los investigadores de fenómenos paranormales o a quienes presentan hipótesis que no encajan en el marco teórico establecido por la ciencia.
¿Cuál es la diferencia entre un verdadero escéptico y un pseudoescéptico? ¿Qué significa ser un pseudoescéptico?
Imaginemos que usted tiene la suerte, o la desgracia, de ver a un platillo volador o de presenciar lo que parece ser un fenómeno paranormal. Luego de pensarlo, decide contarle el hecho a un investigador.
El investigador lo escucha y le otorga el beneficio de la duda. Ni acepta, ni niega. El investigador no emitirá un juicio sobre el caso sin haber realizado un análisis de la evidencia.
El ejemplo anterior ilustra perfectamente la verdadera definición de un escéptico. El verdadero escéptico no rechaza una afirmación, sino que duda de ella. Ahora veamos qué diría un pseudoescéptico frente al mismo caso.
Probablemente, el pseudoescéptico dirá que los ovnis son una mezcla de fenómenos naturales y alucinaciones colectivas y que la ufología es de idiotas y fanáticos. No importa lo que usted vio porque no es real. El pseudoescéptico no analizará ni evaluará la evidencia, solo negará la existencia del fenómeno.
Marcello Truzzi, uno de los fundadores de CSICOP (Comisión para la Investigación Científica de las Alegaciones Paranormales), fue quien popularizó el término “pseudoescéptico” para definir a los escépticos que emitían juicios negativos sin presentar ninguna prueba que sustentara sus alegatos:
“A lo largo de varios años, he condenado el mal uso del término “escéptico” para referirse a quienes cuestionan las afirmaciones sobre anomalías… dado que -en términos correctos- “escepticismo” se refiere más a la duda que a la negación -incredulidad en lugar de creencia-, los críticos que adoptan la posición negativa en vez de la agnóstica, pero siguen autodenominándose “escépticos”, son de hecho pseudoescépticos y, según creo, han ganado una falsa ventaja usurpando ese título.”
A los ojos de un pseudoescéptico todo está muy claro: si usted piensa que la meditación eleva el nivel espiritual, si usted piensa que el Tai Chi puede mejorar su nivel de vida, si piensa que hay vida después de la muerte, que los muertos se comunican con los vivos, que los extraterrestres nos visitan, que la física cuántica define las relaciones entre la mente y la materia, que el Qi Gong libera el flujo de las energías, que la homeopatía funciona, que los ovnis pertenecen a otra dimensión, que la telepatía existe, que los poltergeist son reales, que los abducidos están diciendo la verdad, que los sumerios tuvieron contacto con seres alienígenas, que las tormentas solares pueden producir experiencias místicas, que Puma Punku no fue hecho por los Tiahuanaco… etc., etc., etc., si usted cree o ha experimentado algo de lo mencionado, usted es un “magufo”. (Magufo es una palabra de carácter despectivo, acuñada por los pseudoescépticos, que nace de la mezcla de las palabras magia y ufo.)
Cuando un pseudoescéptico lo califica de magufo prácticamente lo está llamando idiota porque lo que se lee, entre líneas, es que usted no tiene la capacidad intelectual ni la inteligencia para diferenciar lo real de lo imaginario. No importa si usted ha ganado un premio Nobel, si usted tiene un máster en física nuclear o si ha investigado 3000 casos de ovnis, si usted cree que estos fenómenos tienen alguna validez es un magufo, un idiota, un tonto.
Ahora que empezamos a tener una idea más clara de lo que son los pseudoescépticos, tratemos de definirlos en detalle:
- A diferencia del autentico escéptico, que simplemente lo es, los pseudoescépticos proclaman a los cuatro vientos su escepticismo: se autocalifican de escépticos, pensadores críticos, defensores de la ciencia, la lógica y la racionalidad. Pero en realidad no son escépticos, ni siquiera de lo paranormal, ya que no dudan sino que afirman que lo paranormal no existe o que es simplemente una estupidez. Tampoco son escépticos de temas no paranormales. Las cualidades que proclaman como necesarias (dudar, analizar, examinar y racionalizar) jamás las utilizan con sus propias creencias, que coinciden siempre con lo establecido.
- Están obsesionados con lo paranormal. Los pseudoescépticos utilizan muchas horas de su tiempo leyendo, escribiendo y criticando lo paranormal, lo parapsicológico, lo psíquico, lo poco ortodoxo y, en general, todo lo que esté fuera de la ciencia ortodoxa.
- Usan un lenguaje emotivo y prejuicioso. Su vocabulario está lleno de términos como pseudocientífico, magufo, charlatán, fenómenos ‘para anormales’, etc. Su estrategia es la descalificación, el ataque personal o académico, la ridiculización y la difamación. Esto, con la finalidad de ridiculizar todo lo paranormal y predisponer al lector negativamente hacia el tema.
- Son fundamentalistas científicos que conceden a la ciencia el mismo status que a la religión. Para los pseudoescépticos, la ciencia es dueña de la verdad absoluta, la única vara para medir y el único camino al conocimiento. El pseudoescéptico no busca la verdad sino que defiende lo establecido. No duda, niega.
- Su argumentación, cuando se toman el trabajo de hacerla, es una suma de manipulaciones dialécticas y trucos retóricos, como calificar de falaz el razonamiento del opositor y utilizar falacias.
Podríamos imaginar que si estos personajes califican a los investigadores de lo paranormal de estafadores es porque han realizado alguna investigación, aunque sea en el pasado.
Por algo los estatutos del Círculo Escéptico dicen claramente:
“Nuestro compromiso será investigar de modo objetivo, siguiendo la metodología científica y la de las disciplinas humanísticas (…) sin aceptar ni descartar a priori explicación u opción alguna (…) Deseamos fomentar la conciencia reflexiva e inquisitiva (…) y dar pie a una sana corriente de opinión informada, creativa y escéptica ante el engaño, la manipulación y la difusión de creencias falsas.”
De nuevo, el papel lo aguanta todo.
Según la revista El Ojo Crítico, el MEO (Movimiento Escéptico Organizado) está inscrito en el Registro de Asociaciones del Ministerio del Interior de España desde el 12 de marzo de 1986. Con casi treinta años de trayectoria deberían de haber resuelto de forma científica cientos, por no decir miles, de casos.
La realidad es que los investigadores de El Ojo Crítico no fueron capaces de encontrar ninguna investigación realizada por el MEO.
Ante esta disyuntiva, el equipo de investigadores de El Ojo Crítico decidió hacer un seguimiento a los tres blogs de mayor influencia en el mundo pseudoescéptico español: el de Javier Armentia (Por la boca muere el pez), el de L. A. Gámez (Magonia) y el de M. Schwarz (El retorno de los charlatanes). Los investigadores analizaron todas las entradas publicadas entre el 1 de enero y el 21 de noviembre del 2011 en busca de investigaciones científicas o relacionadas a lo paranormal:
“No existe ni un solo caso supuestamente paranormal investigado, ni menos aún explicado, por ninguno de los máximos ideólogos del MEO. Observamos, sin embargo, numerosas entradas contra eventos universitarios o iniciativas culturales municipales que se atrevieron a incluir temas relacionados con el misterio, no autorizados u organizados por el MEO.” (El Ojo Crítico, No. 69)
Tres blogs pseudoescépticos, un año y ninguna investigación, o al menos explicación, de un caso paranormal.
Peor aún, El Ojo Crítico investigó a Luis A. Gamez, a Javier Armentia, y a Felíx Ares de Blas con el objetivo de hacer un listado de sus respectivas publicaciones científicas. Si tanto defienden a la ciencia deberían haber publicado alguna investigacion científica.
El resultado es que ninguno de estos tres personajes ha publicado nada relacionado con la ciencia. No han publicado ninguna investigación cientifica. Lo que sí han publicado son libros relacionados al estudio de lo paranormal…
Este es el problema de fondo de los pseudoescépticos. Ellos se han eximido de la necesidad de mostrar una prueba para sustentar sus hipótesís. Sostener que un fenomeno paranormal ha sido falsificado requiere una prueba, una evidencia que sustente esa afirmación. Marcello Truzzi, creador del termino “pseudo-esceptico” nos explica el problema:
“Los críticos que hacen afirmaciones negativas, pero que erróneamente se llaman “escépticos”, frecuentemente actúan como si no tuviesen absolutamente ninguna carga de prueba sobre ellos…. Una de las consecuencias de esta situación es que muchos críticos parecen creer que basta con presentar una argumentación fundada en la plausibilidad de su contra-afirmación, sin necesidad de presentar evidencias empíricas. Así, si en un experimento psi (parapsicológico) un individuo tuvo una oportunidad para cometer fraude, muchos críticos parecen asumir no sólo que probablemente lo hizo sino que debió hacerlo, sin importar la completa ausencia de evidencias de que él realmente lo hiciese y, en ocasiones, llegando incluso a ignorar la honesta reputación del individuo en cuestión…si un crítico afirma que tiene evidencias para una refutación, es decir, que tiene una hipótesis negativa… entonces está haciendo una afirmación y por lo tanto también debe lidiar con el peso de la prueba.”
Un detalle que puede pasar desapercibido pero que nos dice de la prepotencia y la intolerancia de algunos de estos personajes es que el blog de Luis A. Gamez (Magonia) y el blog de Mauricio Schwarz (El retorno de los charlatanes) no permiten escribir comentarios. Impresionante técnica para ahorrarse problemas y decir lo que les viene en gana. Libertad de opinión=cero.
Uno de los sonsonetes pseudoescépticos es decir que los charlatanes y estafadores del misterio le roban dinero a la gente cobrando ingentes sumas por dictar conferencias o cursos sobre estupideces.
A veces no es bueno escupir al cielo. El Ojo Crítico tuvo acceso a una serie de cartas de Félix Ares, fundador del MEO español y primer presidente de ARP (Sociedad para el Avance del Pensamiento Crítico). Algunas de estas cartas revelan las motivaciones y la filosofía del primer líder del MEO español.
- Carta del 20 de junio de 1992: “Habitualmente mis honorarios por conferencia son 250.000 pts. (si es internacional, algo más…).
- Carta del 24 de agosto de 1992: “Si alguna vez te piden a alguien que dé una conferencia sobre ovnis desde el punto de vista crítico, te ruego que te acuerdes de mí. Mi tarifa actual es la misma que Antonio Gala:600.000 pts. más gastos”.
No se puede negar que en el mundo de los fenómenos paranormales, como en cualquier ámbito del quehacer humano, existen estafadores y charlatanes. Sin embargo, también existen investigadores serios con estudios que merecen ser tomados en cuenta. El peligro es que los pseudoescépticos no son capaces de hacer esa diferencia porque, como hemos visto, no investigan, no analizan nada en profundidad y se dedican a negar por defecto cualquier teoría relacionada con lo paranormal que escape de los postulados de la ciencia.
Lo paradójico es que partir de la negación no nos lleva a ningún lado, no contribuye al avance de nada y, definitivamente, no es el camino para buscar la verdad.
Los pseudoescépticos sostienen que ellos tratan de alertar al de a pie de las estafas y manipulaciones de los charlatanes de lo paranormal, quienes solo buscan ganar dinero estafando a la gente. Suena muy bonito pero la evidencia no encaja con el móvil. NMG, un usuario del foro “ciencia abierta“, hace una interesante reflexión sobre las motivaciones pseudoescépticas:
“Ellos podrían argüir que su interés (en lo paranormal) es debido al daño que estas creencias producen en la sociedad, pero de ser así ¿por qué no usan ese humanitarismo y buena voluntad hacia sus semejantes examinando temas complejos y de importancia social como la forma de combatir la pobreza, la injusticia social, la corrupción, el analfabetismo, la exclusión social, la discriminación, el maltrato a la mujer, etc. que hacen más daño a la sociedad que las creencias paranormales? ¿Por qué solo critico lo paranormal, cuando su influencia en la población es relativamente insignificante en relación con los grandes problemas políticos, sociales, económicos y ambientales que amenazan al mundo, en especial a los más pobres e indefensos? Por otro lado, ¿por qué calificar de crédulo, ignorante, magufo, infantil, charlatán o pseudocientífico (y otros calificativos ofensivos y peyorativos) a todo el que crea en estos asuntos, si precisamente son a ellos a quienes quiero ayudar a salir de la oscuridad de la ignorancia? Es como si quisiera ayudar a mi hijo a estudiar llamándole estúpido, imbécil, retrasado mental, etc.”
Pese a todo lo expuesto en este artículo, los pseudoescépticos, escudados bajo el titulo apócrifo de defensores de la ciencia, han logrado ganar el apoyo de instituciones estatales y educativas, y tratan de presentarse como los dueños absolutos de la verdad. Esto no solo sucede en España sino en mayor o menor grado, en la mayoría de países del mundo.
Algunas conclusiones se desprenden de lo expuesto: los pseudoescepticos no tienen una real motivación por llegar a la verdad pues parten de la negación, los pseudoescepticos no ayudan al avance de la ciencia porque no critican sino niegan, los pseudoescepticos terminan pareciéndose a esos charlatanes contra los que dicen luchar y, por último, los pseudoescépticos no representan a la ciencia.
El objetivo común debería ser llegar a la verdad cueste lo que cueste. Evidentemente, la negación no es el camino. Puede que algunos fenómenos paranormales sean un fraude pero hay que probar que son un fraude no solo decirlo. Por otro lado, existen muchos fenómenos que aún permanecen en el terreno de lo inexplicable y que podrían otorgarnos la posibilidad de acceder a conocimientos que, por ahora, solo imaginamos.
Los Divulgadores creemos que ha llegado el momento de exponer a estos personajes que pretenden hacerse escuchar en base a la prepotencia y al insulto sistemático, y que tratan de forzar el curso natural de la ciencia.
Si usted siente que sus convicciones u opiniones son aquellas que los pseudoescépticos califican de idiotas o magufas, le sugiero que colabore compartiendo este artículo y exponiendo las prácticas de los pseudoescépticos.
En la siguiente entrega de esta serie veremos los juicios que han perdido los pseudoescépticos, sus técnicas de desprestigio y su influencia en las universidades españolas. (Continuará).
por Alan Brain
http://losdivulgadores.com/2012/06/pseudoescepticos-en-espana-i-el-regreso-de-torquemada/
Mas Información sobre el Movimiento Escéptico Organizado:
http://ojo-critico.blogspot.com.es/2011/11/dossier-meo-escepticos-y.html
http://ojo-critico.blogspot.com/2006/06/luis-alfonso-gamez-arp-y-el-fraude-de.html
http://tocando-el-arpa.blogspot.com/
http://zeteticismo.blogspot.com/
http://losescepticosvayatimo.blogspot.com/
http://www.dsalud.com/index.php?pagina=articulo&c=1576
http://cazadebunkers.wordpress.com/
http://www.planetabenitez.com/sentencia.htm
http://cienciabierta.mforos.com/1160044/6039022-pseudoescepticismo-patologia-pseudocientifica/
Lo único que puedo decir, basándome en mi experiencia investigando fenómenos paranormales y afirmaciones extraordinarias, es que uno gana más diciendo que lo sobrenatural existe que diciendo lo contrario.
ResponderEliminarY gana en todo sentido.
En muchas oportunidades, negar el esoterismo me ha costado insultos, amenazas, etc. No creo que reciban los cultores de los fenómenos misteriosos esta clase de amenazas, salvo por parte de, como dice el artículo, ciertos escépticos.
El resto, la gente, el vulgo, se ensaña con quien critica un postulado pseudocienfico porque no quiere que se vea arrebatada su esperanza de que los milagros ocurren.
Nadie quiere ser enfrentado al vacío, porque el vacío devora a quienes se enfrentan a él. Y la forma de combatirlo es buscando un sentido a la vida: de ahí que se alcen los escépticos.
A través de años de investigación, como digo, comprobé que las afirmaciones – y quienes las afirman – entre ellos podría dar nombres de personas famosas del mundo del misterio, divulgan lo paranormal por avidez comercial y económica.
No buscan la verdad, porque tampoco oyen cuando se les enseña una crítica.
Un ejemplo: en Las Hurdes investigué, guiado por una investigación de Iker hace muchos años, las afirmaciones que había vertido en su libro.
Estaba entusiasmado con poder corroborar con Félix, uno de sus informantes, todo lo referido a lo sobrenatural que se gestaba en tales lares.
La realidad fue más cruda: Félix me dijo que era todo un fraude, que habían sacado sus palabras fuera de contexto, que la gente se sentía herida en su orgullo por las cosas que contaban en aquel libro.
Otro ejemplo: con un investigador de lo paranormal en una charla informal en un almuerzo, hablando de su reciente libro (no voy a divulgar su nombre) me dijo que muchas de las cosas que escribió no habían sucedido exactamente así como las narraba.
Detalles valiosos que le pedía me explicara resultaron no ser ciertos.
De quien hablo es muy conocido en los círculos del misterio. Y por la amistad que mantengo con él no pienso decir por estos medios de quien hablo.
Total: ¿donde quedaba la verdad?, me dije a mi mismo.
(Sigo en otro comentario....)
(...continuación)
ResponderEliminarEntonces me di cuenta que es más valioso para el pueblo de España - donde se aceptan con mayor soltura los fenómenos sobrenaturales pues hay arraigada en la gente desde antaño una creencia mágica - que se divulgue el esoterismo y las creencias inverosímiles a que no se haga.
De alguna manera, me aislé de los investigadores paranormales, tengo pocas amistades entre ellos. Y también lo hice, por razones parecidas, de los escépticos ( o mejor dicho: ellos me aislaron por haber metido mis narices alguna vez en el misterio).
Los más famosos cultures del misterio no buscan la verdad, sino propagar una creencia sin evidencias. Les interesa llenar sus arcas de dinero que de hechos.
Quisiera creer que todavía existe gente interesada en responder estas grandes incertidumbres humanas. Que hay ahí afuera misteriosos poderes y seres increíbles. Que existen los poderes de la mente. Que no estamos solos. Que hay vida después de esta. Quisiera creer que existe un Dios. Que Dios puede estar ahí para apoyarnos.
Pero son sólo deseos caprichosos que revelan no sólo mi vulnerabilidad, sino mi negación a las evidencias propias que existen en la naturaleza y que contradicen dichas esperanzas. Y están ahí, para quien las busque.
Yo las encontré, y no me enorgullezco de ello, quizá todo lo contrario. No es lo que esperaba.
No se trata de creer en tal científico, o en tal escéptico, sino en buscar. Y buscando se encuentra cierta verdad. Repito: no la que uno quisiera encontrar, seamos claros, pero sí la que tiene peso en nuestra vida.
Para cerrar. La batalla entre quien cree y quien no cree me parece vanidosa y propia de dos reyes disputándose un trono.
El trono ya lo ganó la pseudociencia hace rato; desde aquel momento en que el ser humano se indagó para qué está en este planeta y, al no hallar respuestas, las inventó.
Quien diga que no es así, quien critique esto, contribuirá a poner de nuevo al ser humano ante la incertidumbre de lo desconocido. Y todos tememos lo desconocido.
Saludos
Increible. Ni siquiera conocía la existencia de estos golfos, y eso que soy vaska.
ResponderEliminarhttp://www.change.org/es/peticiones/a-todos-los-científicos-el-llamado-escépticismo-científico-es-una-pseudociencia
ResponderEliminarUno puede ganar más dinero diciendo que lo sobrenatural existe, pero SOLO si tiene éxito.
ResponderEliminarEso explicaría por qué sinverguenzas como Paco Mañez, que se han comido en ese mundillo lo que se comío Mahoma, se han cambiado de bando.
Según este 'artículo' los honrados son los paranormales que estafan a la gente.
ResponderEliminarLos que hacen creer a los ignorantes que tienen poderes, esos son los buenos.
Siempre ha sido rentable ese negocio.