“Yo vivo en el inframundo. No le digo a la gente lo que tiene que hacer. Ellos saben lo que tienen que hacer. Y si no lo saben, no vienen a mí. Soy muy mezquino. Soy muy mal hombre. Sucio. Estoy en la plaza de toros. No juego. Disparo a la gente. Soy un forajido. Soy todo lo malo”. Así responde Charles Manson cuando se le pregunta hoy por los crímenes del caso Tate/La Bianca que en agosto de 1969 conmocionaron al mundo. Cuando se cumplen 40 años desde que fue condenado por aquellos crímenes, Manson, de 76 años, ha concedido a VANITY FAIR ESPAÑA desde la prisión de Corcoran, en California, su primera entrevista tras más de dos décadas de silencio. “La mala hierba nunca muere”, dice Charles Manson hablando en español.
La noches del 9 de agosto y 10 de agosto 1969 cuatro jóvenes con los que compartía comuna hippie en un rancho a las afueras de Los Ángeles asesinaron salvajemente a siete personas, entre ellas la actriz Sharon Tate, esposa del cineasta Roman Polanski y embarazada de ocho meses. Según se estableció durante el juicio, que duró nueve meses, Manson fue quien ordenó que se cometiesen aquellos crímenes, que pretendían espolear una guerra racial que el propio Manson habría vaticinado.
Recientemente, tras 42 años encerrado por aquellos crímenes, Manson se ha puesto por primera vez en manos de un abogado, el italiano Giovanni DiStefano, conocido por haber defendido previamente a Sadam Husein y a Slobodan Milosevic, para intentar reabrir su caso. DiStefano ha presentado en su nombre un recurso ante el Comité Interamericano de Derechos Humanos y ha enviado además una carta al presidente de Estados Unidos, Barack Obama, en la que le solicita la anulación de la condena por haberse vulnerado durante el juicio los derechos de Manson. Según alega, a Manson no se le permitió defenderse a sí mismo ni tampoco testificar ante un jurado al que consideran que el fiscal del caso manipuló creando una teoría sobre una conspiración que no existió.
“Creo que Obama es idiota por hacer lo que hace. No sé cómo le han podido engañar para meterse ahí. No se da cuenta de lo que le están haciendo. Están jugando con él”, asegura Manson a Vanity Fair cuando se le pregunta su opinión sobre el presidente, a quien considera “un esclavo de Wall Street”.
Manson, que fue condenado a muerte pero cuya pena fue conmutada por cadena perpetua tras la abolición de la pena capital en California, mantiene un gran número de seguidores y curiosos que continúan enviándole cartas a la cárcel, donde ha pasado 63 de los 76 años de su vida. Además se ha convertido durante estos años, para muchos de sus seguidores, en un referente del ecologismo gracias a su movimiento ATWA (air, trees, water and animals), que alerta de la destrucción del planeta por la contaminación.
“Todos somos mártires. El amor es un mártir. Por eso Cristo llama la atención. Por eso le crucificaron. Crucificamos a la gente y colgamos sus cuerpos en una cruz. Y nos llamamos después cristianos. Entonces, ¿quién es el mártir? ¿Quién destruye el amor o quien destruye al destructor? Es un círculo. Es bueno y malo. Sí, soy un mártir. Pero soy también una víctima. Y soy un ejecutor. Y una presa. Soy ambas cosas. Soy todo. No soy nada”, sentencia Manson. “Tarde o temprano la voluntad de Dios se impondrá sobre todos vosotros. Y a mí me condenasteis por ser la voluntad de Dios”.
La noches del 9 de agosto y 10 de agosto 1969 cuatro jóvenes con los que compartía comuna hippie en un rancho a las afueras de Los Ángeles asesinaron salvajemente a siete personas, entre ellas la actriz Sharon Tate, esposa del cineasta Roman Polanski y embarazada de ocho meses. Según se estableció durante el juicio, que duró nueve meses, Manson fue quien ordenó que se cometiesen aquellos crímenes, que pretendían espolear una guerra racial que el propio Manson habría vaticinado.
Recientemente, tras 42 años encerrado por aquellos crímenes, Manson se ha puesto por primera vez en manos de un abogado, el italiano Giovanni DiStefano, conocido por haber defendido previamente a Sadam Husein y a Slobodan Milosevic, para intentar reabrir su caso. DiStefano ha presentado en su nombre un recurso ante el Comité Interamericano de Derechos Humanos y ha enviado además una carta al presidente de Estados Unidos, Barack Obama, en la que le solicita la anulación de la condena por haberse vulnerado durante el juicio los derechos de Manson. Según alega, a Manson no se le permitió defenderse a sí mismo ni tampoco testificar ante un jurado al que consideran que el fiscal del caso manipuló creando una teoría sobre una conspiración que no existió.
“Creo que Obama es idiota por hacer lo que hace. No sé cómo le han podido engañar para meterse ahí. No se da cuenta de lo que le están haciendo. Están jugando con él”, asegura Manson a Vanity Fair cuando se le pregunta su opinión sobre el presidente, a quien considera “un esclavo de Wall Street”.
Manson, que fue condenado a muerte pero cuya pena fue conmutada por cadena perpetua tras la abolición de la pena capital en California, mantiene un gran número de seguidores y curiosos que continúan enviándole cartas a la cárcel, donde ha pasado 63 de los 76 años de su vida. Además se ha convertido durante estos años, para muchos de sus seguidores, en un referente del ecologismo gracias a su movimiento ATWA (air, trees, water and animals), que alerta de la destrucción del planeta por la contaminación.
“Todos somos mártires. El amor es un mártir. Por eso Cristo llama la atención. Por eso le crucificaron. Crucificamos a la gente y colgamos sus cuerpos en una cruz. Y nos llamamos después cristianos. Entonces, ¿quién es el mártir? ¿Quién destruye el amor o quien destruye al destructor? Es un círculo. Es bueno y malo. Sí, soy un mártir. Pero soy también una víctima. Y soy un ejecutor. Y una presa. Soy ambas cosas. Soy todo. No soy nada”, sentencia Manson. “Tarde o temprano la voluntad de Dios se impondrá sobre todos vosotros. Y a mí me condenasteis por ser la voluntad de Dios”.
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