Según el libro del Apocalipsis de San Juan, al final de los tiempos Jesús regresará a la tierra para juzgar a los justos y pecadores en el día del fin de los tiempos. A lo largo de los últimos 2000 años muchos personajes han utilizado la profecía de la Segunda Venida de Cristo para autoproclamarse encarnación de Dios en la tierra, lo que ya se ha convertido en un lucrativo negocio. Un fenómeno que continúa produciéndose y, lo que es más sorprendente, no solo dentro del cristianismo.
Pasear por la ciudad vieja de Jerusalén produce una sensación especial, tanto al creyente como al agnóstico. Para el segundo, aquellas viejas piedras que abrazan la infinidad de iglesias, mezquitas y sinagogas que salpican la ciudad, custodian pedazos de historia fundamentales para el actual mapa geopolítico de occidente. Pero para los primeros en aquellas pequeñas calles peatonales pisaron, o pisarán en breve, los pies descalzos de Dios.
Repartida entre barrios cristianos, judíos y musulmanes, la ciudad de Jerusalén, sin embargo, mantiene en todos ellos la esperanza de que un día no muy lejano, el Mesías regresará a aquellas angostas callejuelas. Porque si algo tienen en común judaísmo, cristianismo e Islam, es la profecía de un inminente retorno del salvador de la humanidad. Prueba de ello es que, en diciembre de 1999, la policía israelí se vio obligada a desplegar un operativo especial por toda la ciudad, ante el temor a suicidios colectivos, atentados o crisis histéricas, en el inminente cambio de milenio. Especialmente en torno a algunos puntos “calientes” de la historia bíblica, como la ciudad antigua de Jerusalén, o la iglesia de la Natividad en Belén, donde supuestamente nació Jesús en su Primera Venida, y donde muchos individuos fanatizados por la angustia del milenio, esperaban su retorno.
El efecto 2000 se expresó especialmente en el radicalismo de numerosas sectas mesiánicas y milenaristas, tanto cristianas como judías o musulmanas, que esperaban la llegada del Mesías, y el inminente fin de los tiempos, el 31 de diciembre de ese año 99.
Los archivos policiales de medio mundo, por desgracia, conservan en sus archivos informes sobre suicidios colectivos en torno al cambio de milenio, tal y como ocurrió a la llegada del año mil. Parece que la cultura de Internet, el teléfono móvil, y la carrera espacial no hace menguar la angustia que la fe irracional puede desatar en los seres humanos. Pero el año 2000 llegó, y el fin del mundo solo se produjo para aquellos que, por temor al sus propios miedos, decidieron acabar con su vida antes del 1 de enero de ese año. Y una vez más Jesús no acudió a la cita.
Cristo vuelve pronto… pero se retrasa
Las primeras comunidades cristianas esperaban el retorno de Jesús en aquella misma generación. La profecía del retorno nunca se interpretó como un acontecimiento que hubiese que aguardar mil o dos mil años. De hecho, el texto bíblico parece bastante claro en cuando a la inmediatez del retorno de Cristo. Para todos los contemporáneos de Jesús, esa era la generación que viviría su retorno:
“...y están escritas para amonestarnos a nosotros, a quienes han alcanzado los fines de los siglos”. 1 Corintios 10: 11.
“Porque el señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos para siempre con el Señor.” 1 Tesalonicenses 4:16 y 17.
“La revelación de Jesucristo, que Dios le dio, para manifestar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto... Bienaventurado los que leen, y los que oyen las palabras de esta profecía, y guardan las cosas en ella escritas; porque el tiempo está cerca.” Apocalipsis 1: 1-3
“...para mostrar las cosas que deben suceder pronto. ¡He aquí, vengo pronto!” Apocalipsis 22: 6 & 7:
“De cierto os digo que hay algunos de los que están aquí, que no gustarán de la muerte, hasta que hallan visto al Hijo del Hombre viniendo en su reino.” Mateo 16: 28
“Entonces verán al Hijo del Hombre que vendrá en una nube con poder y gran gloria… De cierto os digo que no pasará de esta generación hasta que todo esto acontezca.” Lucas 21: 27 y 32
“Entonces aparecerá la señal del Hijo del Hombre en el cielo... De cierto os digo que no pasará esta generación hasta que todo esto acontezca.” Mateo 24: 30 y 31
“Entonces verán al Hijo del Hombre, que vendrá en las nubes....”: “De cierto os digo que no pasará está generación hasta que todo esto acontezca.” Marcos 13: 26 y30
Sin embargo la generación contemporánea de Jesús no presenció ninguna señal en el cielo, ni tampoco el retorno del Hijo del Hombre. Y desde entonces, millones de seres humanos han mantenido viva la esperanza. Una esperanza aprovechada por algunos desaprensivos para lucrarse gracias a la fe de otros. Sobretodo partiendo de la base de que existen tantas interpretaciones en torno a la fecha de la Segunda Venida, como interpretes hay de esta profecía.
Un negocio llamado Mesías
Lejos de existir una versión homogénea de lo que será, o fue, la Segunda Venida de Cristo, el cristianismo tiene tanta interpretaciones de esa profecía bíblica, como sectas, cultos y religiones que se autodenominan cristianos. Católicos, adventistas, evangélicos, Testigos de Jehová, Iglesia Ortodoxa, cuáqueros, mormones, pentecostales, anglicanos, y un largísimo etc., ofrecen a sus respectivos seguidores, interpretaciones muy dispares de lo que será el retorno del Mesías.
En el seno de la mestiza comunidad inmigrante que poblaba los Estados Unidos de mediados del siglo XIX, frustrados por la miseria y la marginación, surgió un visionario llamado Guillermo Miller, quien interpretando el libro de Daniel profetizó el retorno de Cristo y el Fin del Mundo para el año 1843. Al llegar esa fecha y no ocurrir nada, Millar trasladó el Apocalipsis para el 21 de marzo de 1844. Cristo tampoco acudió a la cita, así que volvió a emplazar la profecía para el 18 de abril de 1844 y después para el 22 de octubre de 1844. Pese a los continuos fracasos proféticos, la iglesia Adventista del Séptimo Día, originada en aquella comunidad emigrante de Millar, continúa esperando el fin de los tiempos. Una de las últimas citas con la segunda venida, protagonizada por devotos de este culto, fue el pequeño Apocalipsis que David Koresh, fundador de una secta; los davidianos, escindida de los adventistas, protagonizó en Wacco en 1993.
Algo muy similar ocurre con los Testigos de Jehová, que llevan anunciando un inminente Apocalipsis y el retorno de Jesús desde 1914. Una y otra vez las fechas de la profecía eran evidenciadas como falsas, pero eso solo servía para que tan solo las mentes más criticas y razonables abandonasen el culto, desencantados por las falsas profecías. Aun así, la radical interpretación del Apocalipsis que ya esta a las puertas, el retorno de Cristo que esta ya a puntito de llegar, y los 144.000 elegidos que serán los únicos salvados de ese fin del mundo, sigue siendo el principal reclamo de los Testigos de Jehová.
En América Latina este fenómeno se ha disparado de forma incontenible en los últimos años del siglo XX. La crisis de fe que diezma las filas del catolicismo latinoamericano ha sido aprovechada por numerosos grupos evangélicos para reclutar a todos esos cristianos desencantados con el catolicismo. Hasta el punto que muchos de esos pastores protestantes, como José Luís de Jesús Miranda, William Soto Santiago o Luís Antonio Soto Romero no tienen pudor en presentarse como la encarnación de Jesús en su Segunda Venida, para anunciar un inminente Apocalipsis en estos tiempos. Y todos y cada uno de ellos cuentan con cientos de miles de seguidores.
Lo mismo se podría aplicar a grupos pentecostales, mormones, sectas evangélicas, cenáculos marianos, y hasta extremistas ortodoxos… Prácticamente todos los pastores protestantes, videntes marianos, y visionarios apocalípticos de una u otra forma de cristianismo, han interpretado el cambio de siglo, la primera o la segunda guerra mundial, la crisis de los misiles de Cuba, el deterioro de la capa de ozono, la guerra del golfo, el cambio climático, la peste negra en la Europa medieval, la bomba atómica, o el 11-S, entre otros acontecimientos históricos, como la ultima trompeta del inminente fin del mundo y la Segunda Venida. Pero, hasta ahora, todos se equivocaron.
La Segunda Venida de Cristo en otras religiones
Para los miles de turistas occidentales que visitan la hermosa mezquita omeya de Damasco (en Siria), sus hermosos minaretes son solo un elemento arquitectónico, blanco de sus cámaras fotográficas. Y con la ignorancia que nos caracteriza a los turistas occidentales, pasan de largo sin prestar mayor atención al minarete… . Porque lo que todos ignoran es que, según la tradición musulmana, justo ahí se producirá el retorno de Jesús de Nazaret a la tierra.
Lejos de los brotes islamófobos que desde el 11-S se han multiplicado por mil en todo el planeta, y que presentan a los musulmanes como los enemigos más feroces de la cultura judeocristiana, la verdad es justo la contraria. A pesar del desprecio con que judíos y cristianos tratamos la figura de Mahoma, los musulmanes no solo consideran a Moises, Abraham, Jesús de Nazaret y otros personajes de la Biblia y el Talmud, como auténticos y divinos profetas, sino que aparecen en el Corán una y otra vez, como personajes protagonistas en la revelación del Islam. Mahoma no solo no despreció nunca a Jesús y a los profetas del judaísmo (Antiguo Testamento), sino que en todo momento reivindica su auténtica misión divina. Pero en el caso del Jesús el protagonismo es mucho mayor, ya que, según el Corán, la Segunda Venida de Jesus a la tierra, en el final de los tiempos, es un dogma de fe tan fundamental como lo es en el cristianismo.
En el judaísmo lo que musulmanes o cristianos califican como Segunda Venida, en realidad será una Primera Venida, ya que los judíos no aceptan la divinidad de Jesús, pero esperan la llegada del Mesías con el mismo fervor con que otros esperan su retorno. Síntomas y profecías del Mesías judío y del retornos de Cristo coinciden fundamentalmente. De ahí que para los observadores ecuménicos y los teólogos más liberales, las tres religiones del Libro anuncian, con distintos matices teológicos, un mismo acontecimiento futuro e inminente.
Los mismo ocurre con religiones ajenas al Libro. Para más de mil millones de hinduistas, el Señor Visnhu, una de las encarnaciones de Dios, ya ha asumido nueve avatares, y se espera la llegada del décimo: Kalki, para liderar el final del Kali Yuga (era de las tinieblas), y el paso a un nuevo mundo de amor y pureza. Como el Jesús mesiánico anunciado en la Segunda Venida, Kalki llegara blandiendo su brillante espada, a lomos de un caballo blanco para juzgar a justos y pecadores.
También los budistas esperan una nueva encarnación del Buda. Al igual que Siddartha Gautama lideró toda una era con su iluminación, un nuevo Buda, que para muchos ya se habría encarnado en un hombre contemporáneo nuestro, dirigirá los designios de la humanidad en un inminente cambio de era.
Y lo mismo puede aplicarse a una cantidad incalculable de sectas esotéricas, cultos paganos, grupos de contacto OVNI, etc. Todos, en el fondo, mantenemos la esperanza de un Mesías, un líder espiritual que nos consuele en los momentos de aflicción, y nos dirija hacia un mundo mejor. Una idea asentada en los arquetipos de lo inconsciente colectivo, que es esencialmente compartida por todos los seres humanos, sin distinción de raza, credo o nacionalidad.
Igual que la profecía de un Apocalipsis, un fin de los tiempos, se presenta en la literatura bíblica, en los textos vedas, en el Corán y en la mayoría de libros sagrados de todas las culturas. Para los críticos esos anuncios apocalípticos, que se renuevan año tras año, no son más que fruto de un alarmismo gratuito o, en el peor de los casos, la justificación de algunos pícaros para mantener sus lucrativos negocios pseudoespirituales. Sin embargo, lo preocupante es que eses advertencias sobre los cataclismos que se avecinan, no se limitan a un puñado de individuos delirantes con mas o menos trastornos religiosos, sino que, por primera vez en la historia, las alarmas medioambientales de la comunidad científica, los riesgos de confrontaciones militares internacionales, la amenaza del terrorismo, la feroz crisis energética que se avecina, y otras muchas señales de alarma provenientes de organismos tan agnósticos como las Naciones Unidas, la Organización Mundial de la Salud, etc, coinciden con ese oscuro futuro que nos auguran los visionarios religiosos.
Yo soy Cristo… ¡Y yo también!
Es sabido por todos los hipnoterapeutas, que en alguna ocasión han realizado regresiones hipnóticas a supuestas vidas pasadas, que el 99% de los sujetos sometidos a tan cuestionable técnica siempre recuerdan haber sido en otra vida un personaje famoso: Napoleón, Juana de Arco, Alejandro Magno, Claopatra, Tutankamon… Sin embargo probablemente Jesús de Nazaret, y sus contemporáneos, es el que se lleva la palma. Y no solo eso. La delirante fantasía de considerarse un Cristo reencarnado, no solo es justificable por el fervor, la devoción o la fe del hipnotizado. Otros muchos supuestos Cristos reencarnados manifiestan su “segunda venida” a la Tierra, con la desfachatez del pícaro que intentan justificar su pretendida autoridad moral, para liderar tal o cual culto pseudoreligioso. Por eso tantas sectas presentan a su fundador como la “verdadera” encarnación de Jesús de Nazaret, en su segunda venida. Estos son solo algunos ejemplos.
Pasear por la ciudad vieja de Jerusalén produce una sensación especial, tanto al creyente como al agnóstico. Para el segundo, aquellas viejas piedras que abrazan la infinidad de iglesias, mezquitas y sinagogas que salpican la ciudad, custodian pedazos de historia fundamentales para el actual mapa geopolítico de occidente. Pero para los primeros en aquellas pequeñas calles peatonales pisaron, o pisarán en breve, los pies descalzos de Dios.
Repartida entre barrios cristianos, judíos y musulmanes, la ciudad de Jerusalén, sin embargo, mantiene en todos ellos la esperanza de que un día no muy lejano, el Mesías regresará a aquellas angostas callejuelas. Porque si algo tienen en común judaísmo, cristianismo e Islam, es la profecía de un inminente retorno del salvador de la humanidad. Prueba de ello es que, en diciembre de 1999, la policía israelí se vio obligada a desplegar un operativo especial por toda la ciudad, ante el temor a suicidios colectivos, atentados o crisis histéricas, en el inminente cambio de milenio. Especialmente en torno a algunos puntos “calientes” de la historia bíblica, como la ciudad antigua de Jerusalén, o la iglesia de la Natividad en Belén, donde supuestamente nació Jesús en su Primera Venida, y donde muchos individuos fanatizados por la angustia del milenio, esperaban su retorno.
El efecto 2000 se expresó especialmente en el radicalismo de numerosas sectas mesiánicas y milenaristas, tanto cristianas como judías o musulmanas, que esperaban la llegada del Mesías, y el inminente fin de los tiempos, el 31 de diciembre de ese año 99.
Los archivos policiales de medio mundo, por desgracia, conservan en sus archivos informes sobre suicidios colectivos en torno al cambio de milenio, tal y como ocurrió a la llegada del año mil. Parece que la cultura de Internet, el teléfono móvil, y la carrera espacial no hace menguar la angustia que la fe irracional puede desatar en los seres humanos. Pero el año 2000 llegó, y el fin del mundo solo se produjo para aquellos que, por temor al sus propios miedos, decidieron acabar con su vida antes del 1 de enero de ese año. Y una vez más Jesús no acudió a la cita.
Cristo vuelve pronto… pero se retrasa
Las primeras comunidades cristianas esperaban el retorno de Jesús en aquella misma generación. La profecía del retorno nunca se interpretó como un acontecimiento que hubiese que aguardar mil o dos mil años. De hecho, el texto bíblico parece bastante claro en cuando a la inmediatez del retorno de Cristo. Para todos los contemporáneos de Jesús, esa era la generación que viviría su retorno:
“...y están escritas para amonestarnos a nosotros, a quienes han alcanzado los fines de los siglos”. 1 Corintios 10: 11.
“Porque el señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos para siempre con el Señor.” 1 Tesalonicenses 4:16 y 17.
“La revelación de Jesucristo, que Dios le dio, para manifestar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto... Bienaventurado los que leen, y los que oyen las palabras de esta profecía, y guardan las cosas en ella escritas; porque el tiempo está cerca.” Apocalipsis 1: 1-3
“...para mostrar las cosas que deben suceder pronto. ¡He aquí, vengo pronto!” Apocalipsis 22: 6 & 7:
“De cierto os digo que hay algunos de los que están aquí, que no gustarán de la muerte, hasta que hallan visto al Hijo del Hombre viniendo en su reino.” Mateo 16: 28
“Entonces verán al Hijo del Hombre que vendrá en una nube con poder y gran gloria… De cierto os digo que no pasará de esta generación hasta que todo esto acontezca.” Lucas 21: 27 y 32
“Entonces aparecerá la señal del Hijo del Hombre en el cielo... De cierto os digo que no pasará esta generación hasta que todo esto acontezca.” Mateo 24: 30 y 31
“Entonces verán al Hijo del Hombre, que vendrá en las nubes....”: “De cierto os digo que no pasará está generación hasta que todo esto acontezca.” Marcos 13: 26 y30
Sin embargo la generación contemporánea de Jesús no presenció ninguna señal en el cielo, ni tampoco el retorno del Hijo del Hombre. Y desde entonces, millones de seres humanos han mantenido viva la esperanza. Una esperanza aprovechada por algunos desaprensivos para lucrarse gracias a la fe de otros. Sobretodo partiendo de la base de que existen tantas interpretaciones en torno a la fecha de la Segunda Venida, como interpretes hay de esta profecía.
Un negocio llamado Mesías
Lejos de existir una versión homogénea de lo que será, o fue, la Segunda Venida de Cristo, el cristianismo tiene tanta interpretaciones de esa profecía bíblica, como sectas, cultos y religiones que se autodenominan cristianos. Católicos, adventistas, evangélicos, Testigos de Jehová, Iglesia Ortodoxa, cuáqueros, mormones, pentecostales, anglicanos, y un largísimo etc., ofrecen a sus respectivos seguidores, interpretaciones muy dispares de lo que será el retorno del Mesías.
En el seno de la mestiza comunidad inmigrante que poblaba los Estados Unidos de mediados del siglo XIX, frustrados por la miseria y la marginación, surgió un visionario llamado Guillermo Miller, quien interpretando el libro de Daniel profetizó el retorno de Cristo y el Fin del Mundo para el año 1843. Al llegar esa fecha y no ocurrir nada, Millar trasladó el Apocalipsis para el 21 de marzo de 1844. Cristo tampoco acudió a la cita, así que volvió a emplazar la profecía para el 18 de abril de 1844 y después para el 22 de octubre de 1844. Pese a los continuos fracasos proféticos, la iglesia Adventista del Séptimo Día, originada en aquella comunidad emigrante de Millar, continúa esperando el fin de los tiempos. Una de las últimas citas con la segunda venida, protagonizada por devotos de este culto, fue el pequeño Apocalipsis que David Koresh, fundador de una secta; los davidianos, escindida de los adventistas, protagonizó en Wacco en 1993.
Algo muy similar ocurre con los Testigos de Jehová, que llevan anunciando un inminente Apocalipsis y el retorno de Jesús desde 1914. Una y otra vez las fechas de la profecía eran evidenciadas como falsas, pero eso solo servía para que tan solo las mentes más criticas y razonables abandonasen el culto, desencantados por las falsas profecías. Aun así, la radical interpretación del Apocalipsis que ya esta a las puertas, el retorno de Cristo que esta ya a puntito de llegar, y los 144.000 elegidos que serán los únicos salvados de ese fin del mundo, sigue siendo el principal reclamo de los Testigos de Jehová.
En América Latina este fenómeno se ha disparado de forma incontenible en los últimos años del siglo XX. La crisis de fe que diezma las filas del catolicismo latinoamericano ha sido aprovechada por numerosos grupos evangélicos para reclutar a todos esos cristianos desencantados con el catolicismo. Hasta el punto que muchos de esos pastores protestantes, como José Luís de Jesús Miranda, William Soto Santiago o Luís Antonio Soto Romero no tienen pudor en presentarse como la encarnación de Jesús en su Segunda Venida, para anunciar un inminente Apocalipsis en estos tiempos. Y todos y cada uno de ellos cuentan con cientos de miles de seguidores.
Lo mismo se podría aplicar a grupos pentecostales, mormones, sectas evangélicas, cenáculos marianos, y hasta extremistas ortodoxos… Prácticamente todos los pastores protestantes, videntes marianos, y visionarios apocalípticos de una u otra forma de cristianismo, han interpretado el cambio de siglo, la primera o la segunda guerra mundial, la crisis de los misiles de Cuba, el deterioro de la capa de ozono, la guerra del golfo, el cambio climático, la peste negra en la Europa medieval, la bomba atómica, o el 11-S, entre otros acontecimientos históricos, como la ultima trompeta del inminente fin del mundo y la Segunda Venida. Pero, hasta ahora, todos se equivocaron.
La Segunda Venida de Cristo en otras religiones
Para los miles de turistas occidentales que visitan la hermosa mezquita omeya de Damasco (en Siria), sus hermosos minaretes son solo un elemento arquitectónico, blanco de sus cámaras fotográficas. Y con la ignorancia que nos caracteriza a los turistas occidentales, pasan de largo sin prestar mayor atención al minarete… . Porque lo que todos ignoran es que, según la tradición musulmana, justo ahí se producirá el retorno de Jesús de Nazaret a la tierra.
Lejos de los brotes islamófobos que desde el 11-S se han multiplicado por mil en todo el planeta, y que presentan a los musulmanes como los enemigos más feroces de la cultura judeocristiana, la verdad es justo la contraria. A pesar del desprecio con que judíos y cristianos tratamos la figura de Mahoma, los musulmanes no solo consideran a Moises, Abraham, Jesús de Nazaret y otros personajes de la Biblia y el Talmud, como auténticos y divinos profetas, sino que aparecen en el Corán una y otra vez, como personajes protagonistas en la revelación del Islam. Mahoma no solo no despreció nunca a Jesús y a los profetas del judaísmo (Antiguo Testamento), sino que en todo momento reivindica su auténtica misión divina. Pero en el caso del Jesús el protagonismo es mucho mayor, ya que, según el Corán, la Segunda Venida de Jesus a la tierra, en el final de los tiempos, es un dogma de fe tan fundamental como lo es en el cristianismo.
En el judaísmo lo que musulmanes o cristianos califican como Segunda Venida, en realidad será una Primera Venida, ya que los judíos no aceptan la divinidad de Jesús, pero esperan la llegada del Mesías con el mismo fervor con que otros esperan su retorno. Síntomas y profecías del Mesías judío y del retornos de Cristo coinciden fundamentalmente. De ahí que para los observadores ecuménicos y los teólogos más liberales, las tres religiones del Libro anuncian, con distintos matices teológicos, un mismo acontecimiento futuro e inminente.
Los mismo ocurre con religiones ajenas al Libro. Para más de mil millones de hinduistas, el Señor Visnhu, una de las encarnaciones de Dios, ya ha asumido nueve avatares, y se espera la llegada del décimo: Kalki, para liderar el final del Kali Yuga (era de las tinieblas), y el paso a un nuevo mundo de amor y pureza. Como el Jesús mesiánico anunciado en la Segunda Venida, Kalki llegara blandiendo su brillante espada, a lomos de un caballo blanco para juzgar a justos y pecadores.
También los budistas esperan una nueva encarnación del Buda. Al igual que Siddartha Gautama lideró toda una era con su iluminación, un nuevo Buda, que para muchos ya se habría encarnado en un hombre contemporáneo nuestro, dirigirá los designios de la humanidad en un inminente cambio de era.
Y lo mismo puede aplicarse a una cantidad incalculable de sectas esotéricas, cultos paganos, grupos de contacto OVNI, etc. Todos, en el fondo, mantenemos la esperanza de un Mesías, un líder espiritual que nos consuele en los momentos de aflicción, y nos dirija hacia un mundo mejor. Una idea asentada en los arquetipos de lo inconsciente colectivo, que es esencialmente compartida por todos los seres humanos, sin distinción de raza, credo o nacionalidad.
Igual que la profecía de un Apocalipsis, un fin de los tiempos, se presenta en la literatura bíblica, en los textos vedas, en el Corán y en la mayoría de libros sagrados de todas las culturas. Para los críticos esos anuncios apocalípticos, que se renuevan año tras año, no son más que fruto de un alarmismo gratuito o, en el peor de los casos, la justificación de algunos pícaros para mantener sus lucrativos negocios pseudoespirituales. Sin embargo, lo preocupante es que eses advertencias sobre los cataclismos que se avecinan, no se limitan a un puñado de individuos delirantes con mas o menos trastornos religiosos, sino que, por primera vez en la historia, las alarmas medioambientales de la comunidad científica, los riesgos de confrontaciones militares internacionales, la amenaza del terrorismo, la feroz crisis energética que se avecina, y otras muchas señales de alarma provenientes de organismos tan agnósticos como las Naciones Unidas, la Organización Mundial de la Salud, etc, coinciden con ese oscuro futuro que nos auguran los visionarios religiosos.
Yo soy Cristo… ¡Y yo también!
Es sabido por todos los hipnoterapeutas, que en alguna ocasión han realizado regresiones hipnóticas a supuestas vidas pasadas, que el 99% de los sujetos sometidos a tan cuestionable técnica siempre recuerdan haber sido en otra vida un personaje famoso: Napoleón, Juana de Arco, Alejandro Magno, Claopatra, Tutankamon… Sin embargo probablemente Jesús de Nazaret, y sus contemporáneos, es el que se lleva la palma. Y no solo eso. La delirante fantasía de considerarse un Cristo reencarnado, no solo es justificable por el fervor, la devoción o la fe del hipnotizado. Otros muchos supuestos Cristos reencarnados manifiestan su “segunda venida” a la Tierra, con la desfachatez del pícaro que intentan justificar su pretendida autoridad moral, para liderar tal o cual culto pseudoreligioso. Por eso tantas sectas presentan a su fundador como la “verdadera” encarnación de Jesús de Nazaret, en su segunda venida. Estos son solo algunos ejemplos.
Haile Selassie: Mucho antes de que Bob Marley popularizase la cultura rastafari con su música reeagie, Dios había vuelto a encarnarse en la tierra. O al menos eso creían los rastafaris originales, que luego emigrarían a Jamaica. Nacido en 1892, el ultimo emperador de Etiopia fue reconocido como el nuevo Mesias por más de un millón de rastafaris, que todavía lo veneran como tal. En abril de 1966 visitó Jamaica, siendo reconocido como Dios en la tierra por el mismo Marley, que se convirtió en uno de sus principales apóstoles y publicistas.
Sung Yung Moon: Lider indiscutible del Movimiento Moon, una de las sectas religiosas mas poderosas del mundo. Según el señor Moon, en la mañana del día de Pascua de 1936, Dios se le apareció para pedirle: “que continuase con la obra que él mismo había comenzado sobre la tierra hacía dos mil años, que lograse el establecimiento del Reino de Dios que aportase la paz a la humanidad”. Moon fundó la Iglesia para la Unificación del Cristianismo Universal, que cuenta con cientos de miles de seguidores en todo el mundo. Hace unos años el obispo católico Enmanuel Milingo protagonizó un escandaló internacional, al dejar la iglesia católica para ingresar en la organización de Moon. Aunque finalmente volvió al Vaticano.
Sung Yung Moon: Lider indiscutible del Movimiento Moon, una de las sectas religiosas mas poderosas del mundo. Según el señor Moon, en la mañana del día de Pascua de 1936, Dios se le apareció para pedirle: “que continuase con la obra que él mismo había comenzado sobre la tierra hacía dos mil años, que lograse el establecimiento del Reino de Dios que aportase la paz a la humanidad”. Moon fundó la Iglesia para la Unificación del Cristianismo Universal, que cuenta con cientos de miles de seguidores en todo el mundo. Hace unos años el obispo católico Enmanuel Milingo protagonizó un escandaló internacional, al dejar la iglesia católica para ingresar en la organización de Moon. Aunque finalmente volvió al Vaticano.
David Koresh: De nombre real Vernon Wayne Howell, fue un destacado miembro de la comunidad adventista y un estudioso compulsivo de la Biblia que casi se sabía de memoria. Tras declararse encarnación de Cristo en su Segunda Venida, fundó la iglesia de los Davidianos, escindiéndose de los Adventistas, y protagonizando un enfrentamiento armado con la ATF y el FBI norteamericano, al encerrarse en su rancho de Wacco tras anunciar la llegada del fin del mundo. Fruto de ese enfrentamiento fue una matanza que se saldó con 69 adultos y 17 menores muertos, todos calcinados. Koresh entre ellos.
José Luís de Jesús Miranda: este pastor protestante portorriqueño no tiene pudor en afirmar: “Advertí en la Biblia que venía como ladrón en la noche y llegué como ladrón en la noche, éste no avisa, así que las iglesias católica y evangélica jamás pueden identificar a Jesucristo en su venida porque ellas utilizan un falso evangelio, el cual predicaron los apóstoles que es un evangelio judaizante”, expresó categóricamente”. Propietario de una enorme fortuna, aprovecha sus programas de radio y televisión para reclutar en América Latina a todos los desencantados del catolicismo atrayéndolos a su culto como nuevo Mesías. Sigue exactamente la misma formula que otros pastores evangélicos latinoamericanos como William Soto Santiago o Luís Antonio Soto Romero que también aseguran ser la verdadera encarnación del auténtico Jesucristo.
Maitreya: Benjamín Creme lleva años recorriendo los foros esotéricos de todo el mundo anunciando la inminente segunda venida de Cristo, que llega, que llega pero no termina de llegar, en medio de gran clamor universal. Según Creme Cristo se habría encarnado en un hombre de color, que hace años habría realizado su primera aparición publica en Kenya, y que hora viviría de incógnito en Londres esperando el momento de su reaparición publica. Una reaparición que Creme viene anunciando año tras año desde hace más de tres lustros.
En una ocasión, un psiquiatra buen amigo que realizaba sus practicas en el hospital psiquiátrico de Conxo (Santiago de Compostela), me comentaba que en dicho hospital trataban a tres sujetos, con un delirio religioso serio, que les hacía creerse reencarnación de Jesucristo. Según mi amigo el Dr. debían tener un cuidado extremo en mantenerlos separados, porque cuando coincidían en el patio, o en algún pabellón del hospital, se enzarzaban en feroces peleas para tratar de demostrar cual era mas Jesús que los demás… Y es que los abundantes Cristos reencarnados que pueblan el universo de las sectas y cultos religiosos no se llevan mucho mejor que aquellos enfermos del psiquiátrico de Conxo.
Manuel Carballal
manuelcarballal.blogspot.com
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