El maestro Gundo repartía tarjetas en una boca del metro. En estas se presentaba como un “poderoso mago con enorme experiencia” y matizaba que la videncia “no es un oficio, es un don”.
No importaba cuál fuera la carga, este “gran curandero” podía con todo: “Problemas de amor, trabajo, suerte, negocio, fama, mal de ojo, problemas familiares o impotencia sexual”.
También aseguraba que podía llevar a cabo una “gran protección del mal” o el “regreso de la persona amada” con su “alta potencia de la magia”. Toda esta información en una tarjeta, que también incluía su número de teléfono.
En realidad este joven guineano de 25 años no tiene ningún conocimiento médico ni tampoco ninguna titulación reglada. Y, en declaraciones a este diario, ha asegurado que no es vidente y que su oficio es el de pintor.
A una mujer de 65 años, a quien captó en el metro repartiendo sus tarjetas, le contó la otra versión de sí mismo: la del maestro Gundo.
En cuando la sedujo, comenzó a contactarla a través de llamadas y mensajería instantánea para quedar y hacer rituales de curación.
El hombre decía a la mujer que no hablara con nadie al respecto, ya que de lo contrario los rituales no funcionarían.
El supuesto chamán también la amenazó diciéndole que la estaba vigilando y le borró del móvil los contactos de los hijos y las amigas.
Además, le dijo que no se tomara la medicación que necesitaba, a pesar de que tenía prescripción médica. El objetivo del estafador era desestabilizarla y alejarla de su familia y de esta manera convertirse en la única persona que la podía ayudar.
ACABÓ PIDIENDO DINERO
La víctima hizo varios pagos al sospechoso por un valor total de 32.000 euros, lo que provocó que se quedara sin dinero en la cuenta corriente. Para continuar pagando los servicios del supuesto sanador, la mujer pidió un crédito de 24.000 euros al banco, que le fue denegado, y también pidió 4.000 euros a una vecina.
Gracias a dos vecinos, los hijos se enteraron de lo que estaba pasando y denunciaron los hechos.
Precisamente, cuando estaban presentando la denuncia en la comisaría, pusieron en marcha el teléfono móvil de la madre para facilitar el número del sospechoso y recibieron varios mensajes. Los hijos contestaron haciéndose pasar por la víctima y quedaron con el estafador en el domicilio de la madre.
El individuo se dirigió al lugar de los hechos y, al no encontrar a nadie, se fue.
Los Mossos de la comisaría de Sant Martí le detuvieron el jueves, 28 de julio. En su domicilio, los agentes pudieron recuperar el dinero estafado. El detenido pasó el 30 de julio a disposición judicial y el juez decretó libertad con cargos.
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